lunes, 22 de junio de 2020

Desescalando

Cuando empezó el confinamiento pensé: mira qué bien. Voy a tener tiempo para pensar, para escribir más, para leer, para acabar cosas de casa para las que nunca tengo tiempo...

Supongo que no sorprende a nadie que no haya sido así.

He pasado la mitad del tiempo trabajando para cobrar lo mismo, y el resto ha estado dividido entre hacer vídeollamadas, dormir y llorar.

Not surprised.

Ahora empieza la desescalada.

¿Estoy desescalando bien? Claramente, NO.

Me llegan mensajes para quedar, para salir, para socializar, para follar... Y me da yuyu todo. Ahora resulta que no quiero salir, que tengo la sensación de estar arriesgando la vida, de ser irresponsable y casquivana.

TÓCATE LOS COJONES, MARILOLI.

Sé que, de alguna manera y con el tiempo, todo volverá a ser más o menos normal. Sé que se me irá pasando el recelo y que, antes o después, volveré a echarme a las calles, porque no me va a quedar otro remedio. Antes o después voy a tener que normalizar lo de quedar, salir, socializar, follar...

Pero a mí el confinamiento me ha dejado tocada, por muchas razones, y estoy viendo que me va a costar lo que no está escrito recuperar una vida que sienta mía.

martes, 12 de mayo de 2020

Gordi no se aclara

- (...) y... bueno, a Gordi mejor se lo explicas tú porque la pobre no se aclara muy bien con estas cosas.
Hoy he tenido la oportunidad de escuchar lo que otra persona dice de mí cuando no estoy delante.
En un grupo de trabajo, hace unas semanas que pensaba que me estaban puenteando, que alguien tergiversaba y ocultaba información. 

Había cosas que no salían, se quedaban bloqueadas en algún correo hasta que yo pegaba un golpe en la mesa y volvía a empezar poniendo en copia a tó quisque, y exigiendo que, por favor, las respuestas también se compartieran, porque se perdía información, mi trabajo dependía de que la información fluyera correctamente.

No soy muy lista pero, claramente, ella tampoco. A los tres correos ya sabía quién era la culpable.


Esta mañana se ha destapao el pastel. Después de una ronda de conversaciones de a uno, he propuesto una reunión on line.

Y todos hemos escuchado varios audios en los que esa persona dice, explícitamente, entre otras cosas:
- Que no sé usar una excel.
- Que se me da mal la informática.
- Que me niego a hacer las cosas que me piden.
- Que no estoy preparada para hacer el trabajo que me han encargado.


Más allá del mal rollo y el pudor que produce escuchar lo que otra persona ha dicho dice de mi al sentirse segura porque no estaba, estos mensajes..., en fin, después de varios años los demás saben en qué punto nos encontramos cada una.

Sin embargo, sí me da para recordarme algunas cosas que no se me tienen que olvidar:
- Nunca, NUNCA, voy a enviar un audio hablando de otra persona.
- Tengo que pegar golpes en la mesa más a menudo.
- PERO QUÉ GELIPOLLAS PUEDEN LLEGAR A SER ALGUNAS PERSONAS, JODER.

jueves, 30 de abril de 2020

No quiero levantarme


A mí el plan de desconfinamiento no me ha impactado, sigo viendo todo lo que me importa muy lejos. Veo lejos volver a reunirme normalmente con las personas a las que quiero; ir a recoger a mi sobrino; trabajar de manera normal; ir de compras sin preocupaciones; salir de copas y a bailar; ir al cine de verano, a la playa, a no hacer nada a una piscina...

Además, en general, no estoy llevando especialmente bien el confinamiento, y desde hace unos días han dejado de funcionar las cosas que me ponían contenta y se me está haciendo todo más mucho difícil.

Difícil en plan no tengo ninguna razón para levantarme, da igual si me levanto o no, chica, pa qué vas a levantarte, no quiero levantarme.

Pero me levanto. No sé por qué, me levanto.

Me ducho, desayuno, me arreglo el pelo, me maquillo, me visto como si fuera a salir a la calle y me siento a trabajar. O delante del ordenador, a hacer como si estuviera trabajando.

Y estoy pensando todo el rato en que quiero volver a la cama a apagar el celebro y dormir.

Y temo que llegue el día en el que, cuando piense no quiero levantarme ese pensamiento pueda más que la rutina, la responsabilidad y las ganas de mantenerme más o menos cuerda y me quede en la cama hasta que el cuerpo aguante, por si es un momento de no turning back.

¿Soy la única que está enloqueciendo con esta mierda?


jueves, 23 de abril de 2020

I book on Mondays (II)

Soy un Ignatius sin bigote, una Ana de Mendoza con dos ojos, un Obélix urbano, una Jo March sin pololos, un Teleny sin talento, una Lady sin abanico, una Puck entretenida, un Heathcliff afable, una Livia muy Augusta, un Usher indigente, una Candy realista, un Garp extrovertido, un Poirot despistado, una Dolores independizada, un batauto esclavizao, un Alatriste contento, un Cyrano enloquecido, una Carrie popular, un Lucius sin destino, una Esther adolescente, un Atticus descreído, una Dulcinea turgente, una Mary sin cocina, un Euchrid con las uñas pintadas, un Harry sin magia, una Scarlett sin esperanza, un Tintín con canas, un zombie enamorado, una Catherine que espera, un Quintanar de pro, una Mina disidente, un Patrick sin locura, una Alicia acobardada, una Kwie-Ian de ojos verdes, una Teresa consciente, una Bridget descocada, un Owen malabarista, unas veces Dick y otras Perry, una Justine escocida, un Juan reconvertido, una superheroína sin poderes, un Vito misericorde, una Buttercup sin corona, un Mortadelo sin gafas, una Momo insomne.

Soy los cinco, la zorra que subió al nogal, que tan alta vida espera, va a toda vela, crió un caracol, viajó a la luna, visitó el centro de la Tierra, limpió la sangre, mató una ballena, pintó una cerca, mató a un payaso, construyó un castillo, jugó a las tabas, cocinó a un señor, domó a un dragón, folló con un monje, comió chocolate, ató a sus amantes, escupió al espejo, destruyó una catedral, conquistó el fondo del mar, pescó en un río, murió quemada, descubrió el misterio, fue a misa, se aburrió en la Iglesia, engañó a su amado, durmió con un fantasma, voló sobre el nido del cuco, corrió tras la sombra del viento y se quedó con una mano que no era la suya.






viernes, 17 de abril de 2020

#CocinaparaIdiotas IV: Edamame al bol

Para dos comidas.


Tiempo de preparación:
- Unos 10 minutos: 5 de cocción y 5 para que hierva el agua y releas 12 o 13 veces las 4 líneas de instrucciones de preparación.
 

¿Qué necesitas para esta receta?

- Una bolsa de edamame congelada de Mercaseñora.
- Una olla.
- Agua.
- Sal. 
- Espumadera o colador, con lo que te apañes mejor.
- Recipiente accesorio para tirar las vainas.

Antes de ponerte el delantal

- Compra una bolsa de edamame congelado en Mercaseñora.

Con el delantal puesto

1. Llena la olla de agua, ponle un pellizco gordo de sal y pon a calentar. La sal no sé a qué viene, porque los bichos estos van dentro de la vaina Y LA VAINA NO SE COME pero lo pone en la bolsa.
2. Cuando el agua haga burbujas y oigas un chisporroteo es que hierve, es entonces cuando tienes que poner dentro de la olla la cantidad de edamame que vayas a comer (con el agua chisporroteante). 
3. Pon una alarma en el móvil. Cinco minutos pasan MUY rápido si te pones a fregar o vas a hacer pis con el móvil y no queremos que a la vuelta te encuentres con puré calcinado de edamame.
4. Cuando suene la alarma saca lo que hay dentro de la olla y ponlo en un recipiente. A mí me gustan los bols pero en un plato vale igual.
5. Abre las vainas y come LO DE DENTRO, lo que parece un guisantito siamés.

Et voila!

¡Edamame al bol! 



Y recuerda.