jueves, 2 de marzo de 2017

El [otro] cuestionario de Proust

Yo iba a hacer algo presuntamente chulo con el cuestionario de Proust, para ver si era verdad que se llegaba a conocer en profundidad a una persona cuando va y recuerdo vagamente que ya lo había hecho.

En estas estaba, con el yo que sé de si lo había hecho o lo había soñao, cuando me paro a pensar en las cosas que hacen que yo piense que conozco bien a alguien. Que, soy consciente, es bastante difícil.

No pienso en su color favorito, ni en su autor más preferido, su héroe admirado o en qué país le gustaría vivir. Son cuestiones menores que se pueden saber de cualquiera pegando la oreja a sus conversaciones en el bus, que me lo ha dicho una amiga. Esas cosas dan más o menos igual.

Para mí lo importante, lo que hace que piense en si conozco o no a alguien, lo que hace que quiera a una persona cerca o en otro hemisferio, es si confío en ella, si pondría la mano en el fuego afirmando que no me haría daño voluntariamente, sólo para joderme la vida.

Porque una se puede equivocar con el pintor favorito, que no pasa nada si guardas el ticket, pero si tienes dudas sobre si alguien sería capaz de dañarte a propósito... la duda es un universo negro entre dos personas que impide conocer ni un poquito al otro. Esa duda es un universo de putadas voladoras, nunca estarás seguro de si alguna te va a dar de lleno, nunca podrás confiar en el otro, nunca sabrás de qué es capaz.

Y es que los universos son muy grandes.


viernes, 17 de febrero de 2017

En la primera cita

 ...
-  y que sólo un idiota puede no disfrutar de la naturaleza.
- ¿Me estás llamando idiota, en la primera cita?
- No... a ver, mujer, quiero decir... que no sabes lo que te pierdes si te niegas a estar en contacto con la naturaleza...
- ¿Me estás diciendo que no he ido al monte y por eso no sé lo que me pierdo en la primera cita?
- No, A VER, no me malinterpretes... Es que no me lo puedo creer. A todo el mundo le gusta la naturaleza. ¡Joder, la gente normal paga por hacer cosas en la naturaleza!
- ¿Me estás diciendo que no soy normal, en la primera cita?
- ¡Que no! Sólo digo que por no querer ir al monte te pierdes uno de los grandes placeres de la vida.
- ¿Me estas diciendo que no sé lo que me da placer, en la primera cita? Porque yo sé perfectamente las cosas que son para mí grandes placeres de la vida, y te aseguro que andar por el monte no es una de ellas.

No acabo de entender por qué no funcionan mis citas, la verdad.

miércoles, 15 de febrero de 2017

Perdidos: la crítica definitiva



Perdidos-Lost* es una serie de televisión coral, un poco vintage, ya. Es la historia de los supervivientes de un accidente de avión en una isla presuntamente desierta, y de un montón de personas más. Que, mira, para ser una isla desierta hay que ver la de gente que va y viene. Que a mí me preguntan qué me llevaría a la isla "desierta" de Perdidos y respondo que un autobús.

Perdidos mola porque pasan muchas cosas inexplicables que parecen muy importantes pero que luego, meh. Como un gigatrón. Fíjate si pasan cosas inexplicables que de vez en cuando un personaje tiene que ponerse a explicar lo que viene pasando desde unos capítulos así, en modo resumen. Que tú piensas "ahora, joder, ahora voy a enterarme" y no, pero mientras van y vienen, te entretienen.

Como decía, en Perdidos pasan muchas cosas inexplicables, por ejemplo:

ATENCIÓN SPOILERS

- En la temporada 5 Sawyer se arregla la piñata EN LA ISLA.
- Todos saben hacer de todo, que igual descifran un misterio de energías electromagnéticas, que aciertan un blanco a siete kilómetros, que extirpan un apéndice, que descifran la teoría de cuerdas.
- Todo el mundo miente. Todo el rato. Sin parar.
- Acaba la serie y están todos gordos como ceporricos EN UNA PUTA ISLA DESIERTA.
- No se explica bien CASI NADA y acaba dándote igual.
- Los muertos aparecen y desaparecen como las lagunas del Ruidera.
- Jack Shephard es el hombre que mejor llora del mundo.


- Sawyer es LA SEXIDAD hasta el final.



Recomendación

Sí, rotundo. En Perdidos lo importante es el camino. No importa si te pierdes seis o siete veces en cada capítulo, si tienes que volver p'atrás cada cuatro capítulos, si tienes la sensación de que cada drama es más idiota que el anterior, si quedan un millón de cosas sin sentido por explicar. Perdidos es un gran Macguffin y no deberías perdért... que te la recomiendo.

Porque lo importante es el camino que se hace al andar, y en Perdidos, otra cosa no, pero andan mogollón.

* Esto es muy de la Fle XD

martes, 14 de febrero de 2017

Hilo mental

Yo iba a escribir un post sobre el amor y San Valentín, lo frustrante y lo triste y lo amargante y lo desazonador que es querer a alguien que no te quiere como desearías que te quisiera, de lo angustioso que es tener la sensación de que no va a haber más amor en tu vida y que te des una pena de morir y que se pueden ir a la mierda los buenrollistas de hija, pero qué exagerada eres, y todas esas mierdas, mientras escucho mi lista de desamor profundo, que es de ponerse a llorar desde antes de pinchar, porque yo lo valgo.

Y entonces he visto esta foto aquí:

Robert McGee. 1890. Scalped by the Sioux as a child and survived.
Un señor que se llamaba Robert McGee. Que, chica, mira, qué casualidad. Sin querer he empezado a tararear una de mis canciones favoritas, preguntándome en segundo plano si serían la misma persona. No creo, ¿no? O igual sí, y Janis conocía la historia. Vete a saber...

La música sonaba y yo iba pasando de página en página, leyendo cosas de sioux y del lejano oeste hasta que PATAPOUM, escucho que tu piel me hace llorar y me pregunto si todas las pieles hacen llorar o las que tienen cicatrices como las de Robert hacen llorar más, porque sabes que las cicatrices son fruto de una herida, y las heridas duelen, y a nadie le gusta que la persona a la que quiere le duelan cosas, y una cicatriz así tiene que doler mogollón, y entonces ¿las pieles con ciatrices hacen llorar más?

Y me he dado cuenta de que estaba tocando mi cicatriz, preguntándome en segundo plano si habría hecho llorar a alguien alguna vez, que yo no me había dado cuenta pero, oyes, igual sí, aunque a nadie más que a mí, eso seguro. 

Y entonces ha empezado el sonido de la Gibson y en vez de llorar a mares se me ha ido la cabeza a la elegancia de Julie London en blanco y negro, que da mucho más empaque pero que, incluso así, nada que ver con las mamarrachas de los Grammy, que vete a saber quién les pone el estilismo y que incluso teniendo en cuenta el paso del tiempo y la presunta evolución de la especie y el progreso y eso, van de mamarrachas.

Y en eso estaba cuando una notificación de Tinder me ha recordado que mañana he quedado, y que se me había olvidado el amor, el desamor y San Valentín porque, al final, la vida sigue,

sábado, 4 de febrero de 2017

Feliz cumpleaños, bicho

A veces la vida te sonríe y tienes la suerte de encontrar una persona perfecta para quererla mucho, mucho tiempo. Lo sabes desde el principio. No sabes qué os deparará el destino, pero sí sabes que la quieres porque quieres, y que vas a querer compartir cosas con ella.

Hoy es su cumpleaños, y sólo puedo desearle que cumpla muchos más para seguir teniendo suerte y seguir compartiendo cosas con ella.

Te quiero, compañera.