lunes, 19 de enero de 2015

El bodorrio

El año pasado perdí a una amiga porque no fui a su boda. 

Bueno, supongo que la he perdido porque no ha vuelto a cogerme el teléfono, ni me ha contestado a ningún whatsapp ni se ha puesto en contacto conmigo. Y supongo que ha sido por lo de la boda porque el día que le dije que no iba a ir fue la última vez que hablé con ella.

Entiendo que se sintiera decepcionada porque no quise compartir un día muy importante en su vida. Y puede que le sentara especialmente mal que no fuera ninguna del grupo de amigas, eso también lo entiendo.

Desde entonces las amigas hemos hablado varias veces de lo que pasó: por qué no fuimos, cómo lo explicó cada una... todo eso. Al parecer, aunque todas entendemos su enfado y/o decepción, en conjunto pensamos que ella también debería entender las razones, todas, y que no debería haber dejado de querernos. En particular, yo he dejado de querer por menos, me parece razonable que no quiera saber nada más de nosotras. Me jode, pero me parece razonable.

El caso es que después de las chorrocientas vueltas que le hemos dado al tema, va y otra amiga del mismo grupo me invita a su boda. Que no le sentará mal si no voy, pero que vaya. Que entendería que no quisiera ir, pero que vaya. Que le gustaría que lo viera como una fiesta divertida, pero que le doy tu teléfono a mi hermana para que te meta en el grupo que organiza la despedida de soltera.

Y yo me cago en tó lo que se menea.

Sabe que le quiero, que le deseo que sea muy feliz, que lo pase muy bien y que salga todo muy bien pero no quiero ir a la boda y, desde luego, no quiero saber nada de la despedida de soltera, Y va a obligarme a decírselo.

Voy a tener que decir, una vez más, que entiendo que uno monta un bodorrio para compartirlo con amigos y seres queridos, que si estos no van, pues no es bodorrio y vaya mierda. Pero no quiero ir. Entre otras cosas porque, a pesar de lo comprensiva que soy, no entiendo que alguien quiera montar un bodorrio así, en general.

Deseadme suerte.






martes, 13 de enero de 2015

Dieta en grupo

Desde que estoy en este trabajo he engordado unas tres tallas. Todo lo que perdí en la operación "Gordipé, sílfide y mártir".

Siempre he tenido un trabajo de despacho pero nunca había sido tan sedentario Si a eso sumamos mi incorporación al HÒRROR coincidió con dejarme la dieta, pues ahí lo tienen: chorrocientos kilos.

Justo ahora que estoy quedándome delgadísima gracias a los disgustos, resulta que mis compañeras están muy preocupadas porque se han puesto como focas embarazadas de cuatrillizos. Que no es que lo digan ellas y yo les diga "no, mujer, qué va, exageras". No. Tienen razón. Se están poniendo de superbuen ver. 

Así que, convoyadas en nuestra desgracia y con la mierda esta de los propósitos de año nuevo, nos hemos puesto a dieta en grupo. Es como hacer dieta en solitario pero jodiéndonos cada una con nuestras manías.

Una está haciendo lo de los puntos y se empeña en decir que puede comer de todo lo que quiera menos dulces, cebolla, fritos y sin combinar las cosas. Que digo yo, que "todo lo que quiera" igual tiene otro significado que desconozco en Albacete porque en mi pueblo, si la gordóloga te dice "puedes comer de todo lo que quieras", tú vas y te pones fina de clocretas. Pues no. Ella, pudiendo comer todo lo que quiera, hoy se ha hecho una bolsa de lechugas, un paquetito de esos de pechuga de pavo y media bolsa de cartón blanco redondito de ese. Joder, quiere todo fatal.

Otra está haciendo su dieta disociada de siempre, y almuerza media barra de pan integral con jamón, tomate y aceitito de olivita una cosa bien. Que, a ver, disociada-disociada yo no la veo pero, oye, que ella dice que sí, y se trinca unos almuerzos de picapedrero que cáguense en dos tiempos.

La otra, la pobre, almuerza a media mañana un kilo de mandarinas, un yogur y un colacao, come un tupper de lentejas con chorizo light y luego merienda dos o trescientas barritas energéticas, que tienen pocas calorías.

.Que yo calculo que antes del verano soy la delgada de la empresa. Al tiempo.

jueves, 8 de enero de 2015

Los límites del humor

Una panda de pirados ha matado a doce personas en Charlie Hebdo, una revista francesa satírica amenaza por integristas islámicos por haber satirizado a Mahoma.

Desolados por la masacre, un porrón de internautas se han plantado el avatar de Je suis Charlie, como muestra de solidaridad con las víctimas. Que estas personas hayan muerto por ridiculizar los símbolos de una religión es inaceptable, y quieren dejarlo bien claro. No hay que permitir que la libertad de expresión se pliegue a las exigencias de algunos. De eso, ni hablar.

Muchas de estas personas, que ahora reclaman la libertad de expresión para esta revista, sus dibujantes y guionistas, son los primeros que se echan las manos a la cabeza cuando leen tuits o bromas sobre otras tragedias. Muchas de estas personas han hecho un poquito de paripé, me temo.

¿Cómo quedamos? ¿Queremos que se pueda bromear sobre cualquier cosa porque si no no hay libertad de expresión, o no? Porque reclamar libertad de expresión para unos sí y para otros no está feo. Creo.

¿Tenemos claro ahora que lo que llamamos los límites del humor lo marca claramente si lo que se dice es un delito tipificado, o qué? 
Artículo 19
Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.
Artículo 29
2. En el ejercicio de sus derechos y en el disfrute de sus libertades, toda persona estará solamente sujeta a las limitaciones establecidas por la ley con el único fin de asegurar el reconocimiento y el respeto de los derechos y libertades de los demás, y de satisfacer las justas exigencias de la moral, del orden público y del bienestar general en una sociedad democrática.
3. Estos derechos y libertades no podrán en ningún caso ser ejercidos en oposición a los propósitos y principios de las Naciones Unidas.
Para evitar la mierda esa de la absolutización de todo, aunque pienso que hay mucho gelipollas que se suma al primer carro que ve pasar por su TL para parecer guayón, no defiendo lo contrario, ni mucho menos. Así, en frío, sin que me toque en la piel el asesinato de estas personas, porque no les conocía, lo siento mucho. Seguramente no merecían morir así, casi nadie merece morir así. Y espero que quienes les han matado, los que defienden esa mierda de causa, los que lo han jaleado y todo eso, mueran comidos por gusanos desde dentro, lentamente, con mucho dolor. 

miércoles, 7 de enero de 2015

Los regalos de reyes

Hace unos días, durante las vacaciones de Navidad, salí un día con una amigas para un aperitivo y apoyarnos mutuamente en la compra de regalos navideños. A lo tonto a lo tonto, el aperitivo se convirtió en comida, luego en birras, luego en picar algo y, a la que nos dimos cuenta, estábamos de fiesta hasta las chorrocientas.

Y olvidé una bolsa en el coche que me trajo a casa. 

LA BOLSA CON LOS REGALOS DE REYES DE LOS NIÑOS.

Como ya tenía resuelto el tema de los regalos me relajé. Completamente. 

Contra todo pronóstico, casi dos semanas antes del día de reyes lo tenía todo solucionado y no tenía que volver a pensar en ello. Todos los regalos estaban empaquetados y perfectamente identificados. Estaba orgullosa de mí misma, muy orgullosa.

Estos últimos días, mientras paseaba por el centro, veía a las personas corretear nerviosas de un lado a otro, buscando cosas en las tiendas, y yo sonreía, maliciosa, creída, crecida, pensando "¡JA! pobres gelipollas, uno compra los regalos de reyes CON TIEMPO". Y esa sensación de triunfo infinito al hablar con mi madre y decirle "No te preocupes, mamá, los regalos ya están empaquetados. Ya los llevo yo el día de reyes".

Ayer por la mañana me levanté, salí a desayunar con mi hermano, hice unas tareas del hogar, me arreglé para ir a comer a casa de mis padres con los regalos de reyes de mis sobrin¡¡¡LOS PUTOS REGALOS DE MIS SOBRINOS!!!

De repente, mi vida pasó ante mí como una película a cámara lenta, y el pause se detuvo, exactamente, en el momento en el que la bolsa de Imaginarium gigante se quedaba en el maletero del coche. Mira que rebobiné veces: la puta bolsa siempre se quedaba en el maletero del coche, nunca llegó a mi casa.

Una llamada telefónica sirvió para confirmar lo que ya sabía: sí, la bolsa está en el maletero. No, nosotros tampoco nos hemos dado cuenta hasta ahora. Sí, volvemos a Valencia EL DOMINGO.

Maravilloso: los regalos de reyes de mi familia a los niños en una bolsa en el maletero de un coche a 400 km. de distancia.

El horror. 

El acabóse.

POBRES NIÑOS.

LOS NIÑOS.

Nunca podré agradecer suficiente al karma que la Fnac e Imaginarium tengan una tienda abierta todos los días del año en la estación del AVE.

lunes, 5 de enero de 2015

El año nuevo

En realidad, para mí el año el año empieza mañana. 

Cuando no estoy trabajando tengo la sensación de que el tiempo no pasa, de que estoy en un limbo feliz de birritas, paseos, conversaciones, sofá y mantita, calcetines con silicona, cafeses interminables y siestas a cualquier hora. 

Cuando no tengo que ir a trabajar me desperezo en la cama un ratito, me hago un zumo de naranja, me embadurno de cremas hidratantes y salgo a la calle tranquila. Aunque tenga prisa, da igual. Me paro en el patio y miro la calle, porque sé que no hay amenazas escondidas. Salgo sin miedo.

La última noche de vacaciones es siempre tensa: temo no despertarme, por el jetlag vacacional. Sé que voy a dormir poco y mal, que va a costarme conciliar el suelo, despertaré muchas veces y tendré pesadillas.

En esta ocasión intento llevarlo mejor porque sé que me espera una noticia que, a priori, es positiva. Sin embargo, cualquier cambio es una bomba en un entorno hostil per se, y nunca se sabe. bueno, lo sabré mañana, así que esta noche será un infierno.

Mañana tengo que ir a trabajar otra vez y ya tengo miedo.