miércoles, 31 de diciembre de 2014

2014, go home!

Puede que sea un poco megalómano PERO. Este año ha sido tan difícil que no me salían #14cosas como para hacer una lista. Se me ocurrió revisar los post del año, a ver, y va y tampoco: casi no he hablado de algunas de las cosas que más me han pre/ocupan y que van a seguir pre/ocupándome en 2015.

Qué cosas...

Sin embargo, esta revisión sí me ha recordado algunas cosas que no me gustaría olvidar y, aunque no soy muy de listas, aquí va lo más importante para mí de este año:

En enero, Sinior ihggg me regaló a Chrissy y un nombre, El efecto Gordipé, que es uno de los que más me gustan. Seguro que vuelve. 


En febrero empezó el principio del fin, aunque hace long, long time ago que se gestaba.

En marzo, este cuerpo grande y rotundo que me sostiene se fue a girar desnudo por la vieja Europa, colgado en paredes que nunca veré y en sitios que quizás nunca tendré la oportunidad de conocer. Aún no sé cómo me siento respecto a eso.

En abril, lo que pensaba que era el fin ya había empezado. Y me lancé como una loca a buscar... no tengo claro qué buscaba, la verdad, #noviodeverdad queda un poco corto. Aborté la misión porque era todo muy raro. Y porque no estaba yo preparada y receptiva, algo que, al parecer, todo el mundo sabía menos yo. 

En mayo tuve una tarde de esas de epifanía, de esas que te das cuenta de repente de algo que has tenido delante todo el tiempo. Y me sentí afortunada por la suerte que tengo, por tener a mi alrededor algunas personas personas que me quieren. 

En junio tenía un monazo que me moría. Que me quería morir, vaya. Y no hacía más que pensar en un cepillo de dientes que ya no estaba. Y me quería morir.

En julio lloré mucho. Mucho. Pero también reí mucho. Mucho. Espero seguir llorando y riendo mucho con él, aunque esté tan lejos y sea tan inaccesible casi todo el tiempo.

En agosto tuve la suerte de volver a mi paraíso personal. Es un sitio muy normal, nada sofisticado ni nada. Pero es mi paraíso. Y soy absolutamente feliz allí. 

En septiembre tuve el primer gatillazo ausente de mi vida, y tuvo que pasar durante el sexo con otra persona. Yo estaba, pero no estaba. Y me dio qué pensar.

En octubre desee muy fuerte la muerte o, en su defecto, la desaparición instantánea, de algunas personas a las que se supone que debería querer pero que no. Ya veremos el karma que opina de esto.
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En noviembre me avergoncé tanto de mí misma que espero haber recapacitado y aprendido muchas cosas.

En diciembre hemos tenido las #14cosas. Ha sido muy bonito: un montón de personas han querido compartir con la blogosfera las cosas bonitas que han tenido en su vida en 2014. ¿Es bonito o no? Pues sí. Recordadme que agradezca mucho a todos su participación. 

Así, por resumir, aunque ha habido cosas muy chulas, ha sido un año de mierda. O así lo recordaré yo, como todos los años pares.

Espero que el 2015 sea algo mejor, o mucho mejor, especialmente para las personas que lo merecen.

Feliz Año Nuevo.

martes, 30 de diciembre de 2014

Quince propósitos

  1. Acabar dosmilquince con #noviodeverdad.
  2. Cumplir los plazos. Y las promesas.
  3. Desaparecer a Aquiles. Del todo.
  4. Descubrir qué quiero ser de más mayor.
  5. Conseguir entrar en el vestido de Jocomomola favorito de todos los tiempos en verano.
  6. Escribir todos los días.
  7. Escuchar más.
  8. Hablar menos.
  9. Mantener el orden en el hogar. Y en la vida.
  10. No comprar más zapatos. Ni ropa. Ni nada que no necesite de verdat.
  11. Quitarme un poco de Facebook y Tuiter.
  12. Seguir haciendo terapia.
  13. Tomar todos esos cafés y cervezas que se prometen y siempre se aplazan..
  14. Viajar sola.
  15. Volver a cantar.

miércoles, 24 de diciembre de 2014

Cosas que he aprendido

Si pudiera pedir tres deseos, el primero sería tener la capacidad de aprender de todo, sin estreses ni sobrecargas. Saber cosas, saber cosas porque sí, saber cómo funcionan las cosas, es de lo que más me gusta de la vida. Y este año que se acaba he aprendido muchas cosas sobre muchísimas cosas.

Había hecho una lista muy extensa, porque he tenido que aprender mucho, sobre todo en el trabajo, pero sospecho que a largo plazo sólo van a importarme unas cuantas.

Por ejemplo, he aprendido mucho sobre los egos. Los egos de personas inconscientes de su mediocridad, de su normalidad. Los egos de los señores con la crisis de la mediana edad materializados en un cargo, por ridículo que sea. El absolutismo trasnochado y casposo de esos egos. El machipirulismo de esos egos. La imbecilidad de esos egos. Cómo pasar de esos egos como de comer mierda. El colapso de esos egos. La cosa negra entre los dientes de los egos.

Quizás lo que tenga más consecuencias sea el mesudalapollismo extremo. He aprendido mucho y muy fuerte, y con una dosis de inconsciencia excesivamente alta, a que cosas que otros dicen que son muy importantes a mí me resbalen. He aprendido, aún no sé a riesgo de qué, exactamente, a que me la pele hasta un extremo redentor, decepcionar o no a alguien. A veces lo noto, físicamente. Noto como una línea casi transparente hecha de letras mayúsculas que se contonean al son de una canción invisible entra por el oído izquierdo, se desliza, sigilosa, por las curvas del celebro, y sale, tranquila, impertérrita, por el oído derecho, exactamente igual que había entrado. Sin consecuencias. Sin estragos. Y no me gusta.

Y luego he aprendido a morir de desamor. Porque de amor, como ya sabemos no se muere uno NUNCA.

¿Tú que has aprendido este año?

martes, 23 de diciembre de 2014

No ni no ni no ná no trabal

Una de mis canciones más favoritas del año era esta:



Me gusta la melodía, el ritmo, me da buen rollo y me gusta cómo canta esta cordera. En definitiva, me gusta. Es música. La música te gusta o no, por diferentes razones que no tienes por qué razonar, y a mí esta canción me gusta. 

Ahí estaba yo el otro día, la mar de contenta, tarareando la canción no ni no ni no ná, ni no ná, no trabal, no ni no ni no ná, ni no ná, no trabal... cuando va y la amiga de una amiga me dice: qué mal gusto de canción, que no te lo tomes a mal pero es que es apología de la obesidad y eso me parece que...

Como no me había parado a escuchar la letra y, en realidad, a las tantas de la noche y con unas cervezas me sudaba un poco el coñME DABA IGUAL lo que decía la letra ni discutí ni nada, me di la vuelta y yo a lo mío ni no ná ni no ná no trabal...

Al día siguiente esta chica (a partir de ahora conocida entre las amigas como f*ck*ng skinny bitch of h*ll, la pobre) va y me manda este post. Resulta que se conoce que hay personas que se han sentido ofendidas porque la Megan ridiculiza a las delgadas y ha desaprovechado la oportunidad de hacer una canción inclusiva para las gordas y por eso la señorita del vídeo se siente en la obligación de hacer una versión cambiando unas cosas para que no sea todo tan de skinny bitches. y lo políticamente correcto ocupe el sitio que le corresponde en el universo del pop. 

Supongo que si la canción hubiera pasado sin pena ni gloria directamente a los recopilatorios de gasolineras a nadie se le habría ocurrido hacer esta gelipollez pero, eh, ha sido un hitazo, no va a beneficiarse sólo ella de la eterna lucha gorda vs. unas cuantas de flacas. 

Que yo igual me equivoco pero si vas a intentar combatir una canción pop en tonos pastel con una Joanbaezada a contraluz con mugs en el alféizar, PEÍNATE COMO DIOS MANDA, POR EL AMOR DE DIOS. Y quítate las perlas.



Bonus track:

Las mejores versiones son siempre las de Jimmy Fallon y The Roots con los Classroom Instruments.





NOTA: Recordadme que os cuente algún día lo que me parece la letra de verdad, no se me vaya a olvidar.

lunes, 22 de diciembre de 2014

La lotería

Leo estos días muchas cosas que haría le gente si le tocara la lotería y me pregunto qué haría yo. Compro muy poca, la justa que me pasa por delante en el despacho, por evitar el rollo ese del "Y si...", por evitar haberla tenido en la mano y haberla dejado pasar. De hecho, nunca he comprado lotería en una administración. Y nunca compro en otro momento del año.

Quizás por eso me pregunto sólo estos días qué haría yo si me tocara la lotería.

Y me doy cuenta de que debo ser bastante aburrida, porque no deseo hacer grandes viajes o dar la vuelta al mundo, ni comprar cosas lujosas, ni nada de eso. Pienso en qué desearía cambiar y resulta que el dinero no pinta nada. Las cosas que más feliz me harían no puedo solucionarlas con más dinero. Ni yo, ni nadie. Quizás podría poner parches de vez en cuando, pero no dependen de la pasta. 

El dinero no detiene el tiempo, ni para mí ni para nadie. No hace que los rencores ni los reproches desaparezcan por arte de magia. No cura, a menudo ni siquiera sirve para que otros te curen, porque hay cosas que no tiene solución. No sirve para comprar amor, ni cariño, ni nada. Bueno, como mucho, quizás pueda comprar compañía, pero poco más.

Aún así, sí, me gustaría que me tocara la lotería, sólo por el placer de dejar el trabajo y darme tiempo sin angustias para plantearme qué hacer el resto de mi vida. 

¿Qué harías tú?

Mucha suerte.

Y salud. Que no falte.