jueves, 30 de marzo de 2023

Sobre la tristeza

La tristeza es un temazo.

Yo he sido triste. Y he estado triste, tristísima. Mucho tiempo y muy profundamente.

Y luego no. Y otra vez. 

He ido y vuelto de la tristeza muchas veces, y lo que te rondaré.

He sido triste de solemnidad, de llorar cada minuto del día y no poder dormir por la noche por estar llorando.

He estado triste con y sin razón aparente, por motivos evidentes y compartidos y por pájaras personales que nadie más comprendía.

He estado tan, tan triste, que se me olvidó que podía estar de otra manera.

He sufrido el no estés triste, anímate, el tiempo lo cura todo, esto pasará... los he sufrido todos, muchas veces.

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La tristeza es como un tanque de privación sensorial rodeado por un foso con cocodrilos y valla eléctrica. Permite la entrada, únicamente, a pensamientos y palabras de refuerzo, y ataca con el lanzallamas cualquier comentario que no le dore la píldora. A la tristeza no le gusta que nadie le lleve la contraria. Si no la toreas, se extingue.

La tristeza es egoísta y poco empática. Te deja tan en la mierda que no puedes permitirte el lujo de pensar en las demás personas. 

Crees que sí, pero no. Lo ocupa todo y no deja sitio ni ganas para pensar en los demás.

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Entiendo la tristeza profunda. Esa que baila a tu alrededor tu canción favorita mientras te mantiene inmóvil atada a la cama.

Entiendo volverse una persona huraña, porque una de las habilidades de la tristeza es poner un velito oscuro y maloliente a todo para que el mal humor campe a sus anchas.

Entiendo llegar a pensar que ya es para siempre, que no hay cambio posible, que la tristeza va a ser nuestra novia hasta la muerte, en una orgía de lágrimas en la que también se quitan las bragas la soledad, la desidia y el rencor.

Entiendo que el dolor que provoca tristeza sea responsable, también, de la autocompasión y el vampirismo emocional.

Lo entiendo, en serio, lo entiendo*.

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Por eso, porque entiendo la tristeza, porque soy consciente de que tengo que estar atenta siempre a la nube negra a punto de estallar que me sigue a todas partes y me recluirá en el tanque sine die, te digo: mira a tu tristeza a la cara y dile que se ha acabao, que ya no puedes más, que quieres que se retire cuando le toca, que no cabéis todo el tiempo en el mismo sitio.

Y, si no puedes o no sabes, busca ayuda profesional para que no se coma tu vida.


 

 


* Recuerda, si no, cómo se llamaba el blog...

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