miércoles, 12 de octubre de 2022

Sin nada que esconder

CAPÍTULO 1

Tengo un ligue * que no acabo de dilucidar si es de incógnito o no porque manda señales contradictorias: tan pronto cenamos en una terraza en la calle y paseamos de la manita por el centro del pueblo porque "no tenemos nada que esconder" como pasamos semanas sin saber del otro.

Todo muy normal, as usually.


CAPÍTULO 2

Con una relación tan complicada mantenida en el ekonomato durante años, cuando nos reencontramos pensé que la mudanza a #nuevohogar complicaba la situación: su familia, la mía y yo vivimos en un radio de unos 500 metros, por no hablar de los amigos comunes de la infancia.

Él jura y perjura que no le importa, que "no tenemos nada que esconder".

 

CAPÍTULO 3

Ahora a veces se queda a dormir porque vive en Mordor, ya no tiene a nadie que le fiscalice en casa y se va por la mañana, como si todo fuera normal. 

A mí me la pela porque "total, no tenemos nada que esconder".

 

CAPÍTULO 4 

Hoy se ha levantado pronto.

Al salir del baño ha cogido sus cosas y se ha ido con prisas, sin desayunar, mientras yo preparaba mi desayuno y arreglaba un poco la casa y eso y empezaba a organizar mentalmente lo que tenía que hacer durante el día.

Ya ha dejado de preocuparme si le ven al salir o no, o si alguien reconoce su moto aparcada bajo de mi casa, "no tenemos nada que esconder".

 

EPÍLOGO

 Dramatización based on a true story:


* Quien dice un ligue dice Aquiles, yo qué sé, las cosas pasan. Otra vez.