miércoles, 12 de octubre de 2022

Sin nada que esconder

CAPÍTULO 1

Tengo un ligue * que no acabo de dilucidar si es de incógnito o no porque manda señales contradictorias: tan pronto cenamos en una terraza en la calle y paseamos de la manita por el centro del pueblo porque "no tenemos nada que esconder" como pasamos semanas sin saber del otro.

Todo muy normal, as usually.


CAPÍTULO 2

Con una relación tan complicada mantenida en el ekonomato durante años, cuando nos reencontramos pensé que la mudanza a #nuevohogar complicaba la situación: su familia, la mía y yo vivimos en un radio de unos 500 metros, por no hablar de los amigos comunes de la infancia.

Él jura y perjura que no le importa, que "no tenemos nada que esconder".

 

CAPÍTULO 3

Ahora a veces se queda a dormir porque vive en Mordor, ya no tiene a nadie que le fiscalice en casa y se va por la mañana, como si todo fuera normal. 

A mí me la pela porque "total, no tenemos nada que esconder".

 

CAPÍTULO 4 

Hoy se ha levantado pronto.

Al salir del baño ha cogido sus cosas y se ha ido con prisas, sin desayunar, mientras yo preparaba mi desayuno y arreglaba un poco la casa y eso y empezaba a organizar mentalmente lo que tenía que hacer durante el día.

Ya ha dejado de preocuparme si le ven al salir o no, o si alguien reconoce su moto aparcada bajo de mi casa, "no tenemos nada que esconder".

 

EPÍLOGO

 Dramatización based on a true story:


* Quien dice un ligue dice Aquiles, yo qué sé, las cosas pasan. Otra vez.

martes, 2 de agosto de 2022

Bikinis

Recuerdo el día que me atreví a ponerme un bikini siendo ya una señora adulta. Junio 2009.

Uno de mis amigos decidió celebrar su cumpleaños en un parque acuático y allá que me fui con mi bikini blanco y negro de Benetton. 

Recuerdo también que cogí un bañador, consciente de que era muy probable que cambiara de opinión. No sé por qué no lo hice.

Me aferré a la idea de exponerme en bikini por primera vez delante de mi panda y de miles de personas en el parque acuático.

Creo que entonces no fui consciente de por qué lo hice y ahora sí.

Fue una especie de "a todas estas personas no les importa una mierda qué llevo puesto, están disfrutando cada una de su movida, voy a dejar de preocuparme por ellas y a disfrutar yo también".

Llevé el bikini todo el día. Y todas las veces que voy a la playa o la piscina a partir de entonces.

A mi madre no le gustaba y me decía todas las veces que debería llevar bañador. A mi padre no le gusta y me lo recuerda cada vez que llevo uno puesto. A la madre de mi amiga Begoña le da vergüenza que lleve bikini cuando voy a su piscina y el hermano de mi bestie me llamó foca hace sólo dos veranos. Cincuenta años tenía el señor.

Pero llevo bikini todas las veces.

Porque el bañador no disimula, ni oculta ni engaña, ni para mí ni para los demás. En bañador sigo estando igual de gorda, para mí y para los demás. No tiene sentido.

El bikini es verano, playa, piscina, libertad. Y eso es lo que quiero para mis vacaciones.

Eso y sentirme bien por habitar este cuerpo.

martes, 19 de julio de 2022

Solidaridad gamer

Algunas/os ya sabéis que soy gamer en diferido retransmitida en directo, esto es, juego con true gamers que a veces retransmiten sus partidas en Twitch.

Animal__Doc es uno de los fijos que retransmiten, pero no por ganarse el pan con el twitcherismo, que él ya tiene su trabajo y sus cosas, sino por los jajas. Lo que pasa es que como la panda que le sigue se lo pasa tan rebien con él pues, chica, las personas se vienen muy arriba, se suscriben y pasan "cosas".

Dramatización de la maravillosa panda del canal viendo un streaming de Doc

El caso es que Doc no acababa de sentirse cómodo del todo con esto de los dineros y se le ha ocurrido una idea estupenda: donar el dinero de las suscripciones de julio y agosto, y todo lo que pueda recaudar a la familia de Eva, una niña de Talavera de la Reina que tiene una enfermedad rara sin diagnosticar y necesita dinero para comprar una Ortesis Dinámica Sensorial (ODS), una herramienta diseñada para ayudar a mejorar la calidad de sus habilidades físicas y el control postural.

Doc lo cuenta mucho mejor en este vídeo: 

 

Toooootal, que sería estupendo que demostráramos lo que somos: una comunidad estupenda, un poco friki pero estupenda y solidaria, que es capaz de unirse por una buena causa, además de por las risas y los sustos. ¿Te imaginas la cara de esa familia cuando reciba un cheque de una panda de gente de Internec y de gamers para ayudar a mejorar la calidad de vida de su hija? Yo sí y por eso voy a apoyar la idea de Doc y te pido que nos eches una manita como buenamente puedas. 

Aunque podría decir que la cantidad no importa (y sabemos que no es así, que sí importa) cualquier aportación es bienvenida.

La forma más sencilla es pinchar en este enlace y donar lo que buenamente puedas. ¿Te parece raro? No te preocupes, es una extensión de Twitch y es segura.

Tienes toda la información sobre la situación de Eva y la campaña Sigue nadando, Eva que ha iniciado su familia en este enlace y en su página de Facebook.

Demostremos que los frikis de la Internec somos solidarios y la mar de reboniques.

¡Gracias de antebrazo!


Actualización 24/08/2022

Falta una semana para seguir apoyando este proyecto. ¡No perdamos las ganas!


viernes, 17 de junio de 2022

Alegrías idiotas

Hace unos meses empezó a estropearse la buenísima relación que tenía con un cliente.

Después de asi 4 años de trabajo en total sintonía, de superar el estrés de la pandemia, de incluso llorar toghether por las dificultades y problemas de los dos últimos años, al parecer le sentó mal un comentario, la situación se enredó y la relación empeoró hasta el punto que fui yo quien renunió al trabajo (que suponía un porcentaje importante de mi facturación anual) porque no quería algo así para mi vida.

Supongo que tenemos perspectivas diferentes de cómo acabó todo, la mía es que al final me mintió y fue una persona muy mezquina y cruel conmigo.

Al principio lo pasé mal, sinceramente, me sentí traicionada. Siempre habíamos hablado con total transparencia y parece que yo era la única que pensaba seguir haciéndolo. Estuve un par de meses tocada de moral: no sirvo pa esto, soy lo peor, me lo merezco... you know.

Ya han pasado cinco meses y, chica, la vida sigue y ya estoy en el punto en el que me he liberado. Lo de "estamos en contacto", por supuesto, ni de coña. Con nadie del equipo. Hemos desaparecido.

Pero hete aquí que con las cosas de los algoritmos de las redes sociales a veces veo publicaciones que le afectan. Y me he enterado que está pagando a otro proveedor el doble de lo que me pagaba a mí (que me parece fenomenal y lo disfruten con salud) y que la oposición le está dando de hostias hasta en el carnet de identidad por este tema desde que empezó. Lo están utilizando de ejemplo para sacar más mierda. Que yo sé que no es mierda y lo están tergiversando pero ¿cómo lo está viendo el pueblo? Efectivamente, como UNA, GRANDE Y LIBRE MIERDA DE DIMENSIONES BÍBLICAS.

Y tengo sentimientos encontrados porque, a pesar de que sé que es la mejor opción, desde el punto de vista de la gestión municipal, no puedo sino alegrarme MUCHO de que le esté yendo tan mal, y que la decisión que tomó conmigo tenga algo que ver. A ver si lo del karma...

Es una alegría idiota, de niñata, pero la llevo encima toda esta semana infernal y, si sigue así, aparecerá de vez en cuando, seguro, cuando vea algo publicado por ahí. Y ni siquiera me siento mal.



miércoles, 11 de mayo de 2022

Lo de ir de compras

Sólo las gordas de toda la vida somos realmente conscientes de cuánto ha cambiado lo de "ir de compras" en los ultimos 20 años.

Por resumir la experiencia, hace 20 años si llevabas más de una 44 tenías que comprar lo que te cupiera en El Corte Inglés, a precio de lágrima de unicornio recolectada un 42 de septubre. O, si tenías MUCHA suerte, conocías alguna boutique de barrio que tenía "cosas" un poco más "modernas", eso sí, a precio de pelo de cojón de unicornio tornasolado.

Desde entonces la vida y el sector de la moda han cambiado mucho o, más bien, han ido de un lao a otro, de forma casi caprichosa y, aunque hemos pasado de tener a no tener marcas de tallas grandes a precio asequible y de la modernor al alcancede la mano, ir de compras es un poco más satisfactorio para las gordas porque PODEMOS ELEGIR.

Y a mí esto me ha convertido en una exquisita quejona que viene aquí a dejar su queja de drama del primer mundo, porque poder elegir ES UNA TRAMPA MORTAL.

¿Por qué?

Pues porque ahora hay un montón de oferta pero, no nos engañemos, lo de las tallas sigue siendo un misterio insondable, y lo mismo llevo una que tres más de la misma marca. Y para acertar con una marca nueva tengo que hacer tres o cuatro pedidos, y ni así.

Porque este es otro tema: que tengamos tallas de gorda no quiere decir que podamos ir a comprar ropas de gorda a una tienda, tenemos que pedirla on line, no vaya a ser que se nos vea pasear por una tienda que no es para gordas.

Y, a ver, ahora hay un montón de tiendas con sección de tallas grandes, que a lo mejor no debería quejarme porque, oyes, PUEDO ELEGIR.

O no.

Resulta que ahora mismo tengo en mi hogar 12 vestidos de varias marcas y varias tallas, 700 euros menos en mi cuenta y CERO atuendos disponibles para una movida a la que me gustaría ir guapa como la madre que me parió y a lo mejor no va a ser posible porque, OJOCUIDAO, tengo que devolver todos los vestidos porque me vienen grandes.

En la primera tanda pedí la que pensaba que era mi talla porque es la que más llevo.

En la segunda tanda miré las tablas de tallas y pedí la que pensaba que era mi talla según las tablas.

En la tercera tanda pedí un poco a boleo y he recibido tallas diferentes a las que pedí. Ni así he acertao.

¿Qué he aprendido de esta experiencia?

ASOS, PUEDES COMERME EL COÑO EN TRES TIEMPOS, QUE TE COMPRE OTRA.


lunes, 21 de marzo de 2022

Esa cosa con plumas (reloaded)

La Petul me ha recordado hoy una cosa:


Me ha recordado que la esperanza es esa cosa con plumas con mil caras que no muere nunca.

A veces se mezcla con el pelo cuando hay viento y te va dando golpecitos suaves en la cara, con la insistencia justa para que no la olvides, pero tampoco te asuste. Porque recibir un golpe fuerte más que esperanzador, no nos engañemos, asusta. Y te tiene ahí, en vilo...

Otras veces se disfraza de etiqueta de ropa nueva. La tienes tan presente durante todo el día que cuando llegas a casa te has cansado de ella y sólo quieres que desaparezca porque, ¿sabes? ni esas bragas te hacen el culo más prieto ni la esperanza es suficiente para satisfacerte.

Y otras, la mayoría de las veces, la esperanza se contonea, esponja sus plumas, alza el vuelo y te guía, como un flautista de Hamelin cualquiera, a lo que fue un lugar feliz. Y tú vas contenta, confiada, porque ya conoces el camino.

Hasta que te das cuenta de que ya no es un lugar tan feliz. O lo recordabas mal. O, simplemente, ahora querrías estar en otro sitio.

Y es entonces cuando te das cuenta de la hostia con la mano abierta y mueves fuerte la cabeza para sacudirte las plumas de la cabeza y quitarte la melodía del corazón, blasmefando por lo bajo para que la jodida cosa con plumas se vaya con la música a otra parte.