domingo, 18 de abril de 2021

¿Te sentías diferente?

Ya he contado alguna vez que me sentí muy sola e incomprendida hasta ser bien mayor, ya casi en la treintena.

Ahora sé que es normal, cosa de la edad, supongo, y del tipo de relaciones y confianzas que se construyen en la adolescencia pero entonces, cuando me dolía y me mataba por dentro, no lo sabía.

Ahora sé que cada cual llevaría lo suyo, pero entonces estaba segura de que nadie llevaba algo parecido a lo mío, por una razón muy sencilla: siempre era la única gorda. Nunca pude compartir con nadie cómo me sentía, cómo me afectaban los comentarios "bienintencionados", cuánto me costaba sentirme integrada o parte de algún grupo. Tampoco compartí cuánto me dolían los insultos en el patio o los recreativos, los cuchicheos de los amigos de mis amigas en las discotecas, los rechazos a que vieran en público conmigo a chicos con los que había estado haciendo cosas de las que podríamos denominar en privado.

Ahora suena a drama adolescente pero fue demoledor. Es demoledor.

Por suerte o por desgracia, nunca lo sabremos, en algún momento se me despertó la vena violenta y empecé a responder a los insultos de los matones a hostias. No me sentí mejor pero al correrse la voz de que había dejado en evidencia en público a un par de gelipollas hizo que bajaran el nivel de acoso y me dejaran en paz, así que tampoco me sentí peor.

Y también ahora sé que no era la única, por supuesto. Sólo fui una más. No hay más que echar un vistazo a los comentarios a este tuit para darse cuenta. El resultado es abrumador: el 91,1% de las personas que respondieron dijeron que sí, que se sintieron así. Es posible, incluso, que muchos/as sigan sintiéndose así. 

No soy quien para decir qué hay qué decir a un/a adolescente para que no se sienta así pero sí sé que  no hay que decir: no hagas comparaciones, no fijes objetivos ni uses modelos irreales, refuerza los logros siempre que puedas y trata los fracasos como oportunidades para aprender y superar. Pero, sobre todo, no hables de otras personas como no querrías que hablaran de ti o de tu prole, sobre todo en su presencia. No vale de nada que digas a tu hijo/a que le quieres y por eso le pones a dieta y que luego vea que gritas "Corre, gordo de mierda" a la tele cuando un jugador ha ganado peso después de Navidad.

No contribuyas a crear matones que atormenten a otras personas que son diferentes porque, ¿sabes? todos somos igual de diferentes.