viernes, 31 de diciembre de 2021

La culpa es del p'alante

Aunque no es exactamente lo mismo, me pasa un poco como a Nisi, no quería acabar el año sin escribir.

No recuerdo ningún final de año que no haya dicho "por fin se acaba este año de mierda", como si el simple cambio de número significara que los problemas desaparecen o se solucionan. Sé que no, a la vista está que no soy una persona especialmente optimista o poco realista. 

Este año no es diferente, empiezo a pensar que tiene más que ver con la adultez y la vida que con los años, llámame loca. Oh, bueno, va, este año igual tiene también un poco que ver con lo de la pandemia y eso.

LA PANDEMIA.

A pesar del horror que han sido estos últimos años, de ser consciente de que los problemas que me acosan no van a hacer más que empeorar, acabo 2021 con una sonrisa y un mantra: PALANTE.

Y la culpa es de mis amigas y de las #Coronacosas

De mis amigas porque han sido un apoyo irreemplazable estos años. Nadie sabe qué hubiera pasado si todo hubiera sido de otro modo, yo lo único de lo que estoy segura es que sería peor persona. Vamos a empezar 2022 con el palantismo, y ya veo desde aquí las posibilidades.

Y también ha sido culpa de las #Coronacosas. Este año ha sido la explosión de la panda en Tuíter y ha sido un mes sensacional. Se ha creado una energía muy especial, con cariños de ida y vuelta entre un montón de personas. No nos conocemos todas/os con la misma intensidad, pero sí hemos tenido claro desde el primer momento que teníamos un objetivo común durante este mes: divertirnos y compartir bonitismo, disfrutar juntos/as del momento, acompañarnos y decir, de manera explícita "estoy aquí, por si me necesitas".

Para muchas de las personas que formamos parte de esta locura, #cosistas con día o sin, esta compañía, compartir este objetivo de divertirnos juntos, de tenernos en cuenta, de estar presentes y dispuestos/as, de escucharnos, ha significado mucho. Yo soy una de esas personas.

Por eso quiero agradeceros que queráis jugar con nosotras, vuestros mensajes, el buen humor, la disposición, el cariño, la empatía.

Con el subidón que me ha dado todo esto me han venido a la cabeza algunos propósitos para 2022:

  • Ahora sí, ya, empezar a currar para poner en marcha un podcast. 
  • Escribir todas las semanas en el blog.
  • Querer más, si es posible a mis amigas. 
  • Conciliar mejor. Esta va a ser muy difícil, PERO.

Aunque la experiencia me dice que a final de año el contador estará a cero no quiero perder la oportunidad de que uqede por escrito, al menos.

Gracias a todos/as por un mes de diciembre excepcional, y por lo que está por venir.

Y feliz año nuevo.

Esta es la lámina que @Verd_Ana me regaló en su día. Mil gracias.

martes, 21 de septiembre de 2021

El sofoco

Hoy he perdido unas gafas de prebicia.

Las llevaba colgadas del escote, se habrán caído y no las he encontrado. Eran mis gafas favoritas, con las que mejor veía.

He andado y desandado varias veces el trayecto cortito en el que podían haberse caído, pero no estaban, alguien ha debido cogerlas, no hay otra explicación.

Y cuando me he sentado a tomar un café antes de entrar a la reunión me he echao a llorar. Pero con sofoco y todo. Que ha venido la cocinera del bar a consolarme y todo, la pobre, y en vez del café me ha puesto una infusión y se ha sentado a mi lado. La señora habrá pensado que era algo gravísimo y se ha sentado a mi lado unos minutos, y cuando ha visto que se me iba pasando ha vuelto a su trabajo. De vez en cuando se asomaba a ver si estaba mejor, y cuando me he ido me ha dicho un Cuídate, cariño, que me ha sabido a gloria.

Hija, qué vergüenza, cómo te has puesto por unas gafas que, además, te costaron seis o siete euros en una farmacia, no es pa tanto.

Y, no, lo de las gafas no es para tanto. No ha sido nada. 

Bueno, nada más que una llama en una caja de petardos. Era cuestión de tiempo que explotaran todos a la vez y se adviniera EL DRAMA.

¿Qué sorpresas nos depararán los próximos mecheros?  

Stay tuned.

miércoles, 1 de septiembre de 2021

La semana que viene

La semana que viene es el Santo Grial, el balón de oro, el premio gordo de la lotería, el Pulitzer, la medalla de los niños de San Vicente, el bote de la porra, los 15 en la quiniela, el Oscar, la medalla de oro y el ninot indultat. 

La semana que viene es la promesa de brisa en la cara una mañana de primavera, el olor a pan recién hecho al despertarte, un gatito acurrucado en el regazo una noche de tormenta, un chocolate caliente en invierno y una horchata en verano, el mar tranquilo, un bebé agarrando tu dedo mientras duerme, tararear tu canción favorita en el escaparate de la tienda.

La semana que viene es risa, sosiego, siesta, tiempo, aventura, música.

Esta semana no, que estoy muy liada pero la semana que viene quedamos, nos vemos, peguem una xarraeta, comemos juntas, hacemos algo, tomamos un café, nos ponemos al día, que hace tiempo que no nos vemos.

Y la semana que viene empieza, pasa, llega al fin de semana y estás demasiado cansada para cualquier cosas que no sea llorar acurrucada en el sofá.

Y empieza otra semana que viene.

martes, 27 de julio de 2021

Sueño de una noche de verano (reloaded)

CALOSTRO
Meconio, tú ya tienes el amor de su padre;
tenga yo el de Glucemia. Cásate con él.

APGAR
Cierto, burlón Calostro: él tiene mi amor,
y con mi amor le daré lo que es mío.
Como ella es mía, todos mis derechos sobre ella
se los transfiero a Meconio.

CALOSTRO
Mi señor, soy de tan noble cuna como él
y de igual hacienda. Estoy más enamorado,
mi posición se equipara, si es que no
supera, a la de Meconio.
Y, lo que cuenta más que mis alardes,
la hermosa Glucemia me quiere.


No se si el mundo está preparado para otro Gordi pero ya es inevitable.

(Por cierto, que no cunda el pánico, no es mío)

Publicado el 14 de septiembre de 2009 

 

 

Hace casi 12 años escribí esto. Ha vuelto a pasar. Ahora tampoco es mía y también la querré como si lo fuera. 

El sobrinismo es lo mejor de la vida.

 

 

domingo, 4 de julio de 2021

Cicatrices

Me acuerdo de dónde vienen todas mis cicatrices.

Las dos cruces en los nudillos, por hacer el tonto en una atracción de Expojove.

El arco sin cuerda del antecodo, jugando al escondite en una rosaleda.

La sombra de una quemadura en la pantorrilla, de la primera vez que monté en moto.

La Nuestra Señora del Carmen, por los taitantos puntos en el abdomen.

La suturita de 6 puntos que me hizo contorsionista en la pandemia.

El micromapa de Australia que me dejó la varicela en la frente.

La loncha de fuet baratito de las vacunas de pequeña en el hombro.

Las marcas en las rodillas de la cama nido.

La de los tres puntos en el dedo gordo del pie por dar una patada a una botella de champán en una despedida de soltera en Hot.

Ninguna me ha dolido tanto como la cicatriz que se me va a quedar en el alma por otro verano sin vacaciones.


martes, 15 de junio de 2021

Te he querido

Te he querido mucho, con ese amor loco unas veces, tranquilo otras, doloroso siempre, que se sabe no correspondido.

Te he querido como sólo se quiere con el tiempo, con las alegrías, las penas, la salud, la enfermedad, lo bueno, lo malo, la manía de bajar la persiana para dormir... Te he querido como dicen las novelas que sólo se quiere una vez: porque sí.

Te he querido despierto, dormido, lejos, cerca, cuando sonreías y cuando me hacías llorar, cuando me pedías la luna y cuando me la devolvías con recargo, cuando decías que me conocías y yo sabía que no era así. Hasta cuando no estabas te he querido.

Te he querido con pasión. La gasté toda contigo, como el amor, de tanto usarlo, y no me arrepiento. Ahora sé que no sirve para gran cosa, que se puede fingir, que nadie lo nota, ni siquiera tú. 

Te he querido en el peligro. Escalé la colina del amor por ti, me tiré en el parapente del deseo, ¡si hasta hice puenting por tus huesos! Caí al abismo cada vez, me rompí cada vez, morí un poco cada vez, pero por eso, porque te quería, sacudí la arena de mis zapatillas y volví a quererte como si nada.

Te he querido con todo, pensando que era para siempre, hasta que me he curado y he dejado de quererte.


Y va y resulta que Julwiki le pone voz y LOS PELOS DE LA NUCA COMO ESCARPIAS.

lunes, 7 de junio de 2021

Antipática

Al leer este artículo me ha venido a la cabeza algo a lo que llevo dando vueltas desde hace unas semanas: soy muy borde y muy antipática. Y esta revelación ha ayudado a que entienda muchas cosas que aún estoy procesando.

El artículo habla de que como llevamos más de un año viéndonos en una pantalla nos hemos dado más cuenta de nuestras imperfecciones y nuestros defectos, y de que nos estamos viendo envejecer en directo. 

A mí me ha pasado esto, claro que sí: nunca me había visto tanto tiempo en una pantalla, y ha sido demoledor, al principio, y divertido, después. Al menos, he sacado algo bueno: he aprendido a maquillarme como una puerta para estar bien bonica delante de una pantalla, que no se si me servirá para algo en la vida, pero sí me ha servido a mí para sentirme algo mejor todo este tiempo, llámame frívola.

Así que, después de todo, verme en una pantalla día sí, día también, hora tras hora, igual no ha sido tan negativo, después de todo. Con eso me quedo.

Lo de escucharme ha sido otro cantar.

La pandemia ha traído el juego on line a mi vida y, con él, los coleguis streamers que retransmiten las partidas. Y aqui ha llegao el desastre.

Me escucho en un entorno divertido, de juego, con personas de confianza, y me caigo mal. Me veo como creo que me han visto muchas personas a lo largo de la vida: borde y antipática. Y me caigo tremendamente mal. No dejo de pensar que a mí no me gustaría jugar con alguien así.

Comentándolo con algún amigo me doy cuenta de que es probable que exagere, y me da por pensar que si ellos me vieran como me veo yo lo tendrían muy fácil: no pasarían tiempo conmigo, así que no debo ser tan horrible. Sin embargo, no puedo quitarme de la cabeza cómo me quedo cuando me escucho y me sorprendo porque, en realidad, no me parezco tan divertida como pensaba. Más bien al contrario.

Y he empezado a entender por qué lo he escuchado tantas veces, por qué tantas personas me han dicho que lo era, aunque yo no lo viera así. Resulta que desde aquí dentro las cosas se ven diferente, ahora he tenido la oportunidad de verlas desde fuera y, coño, tenían razón.

Así que he hecho el propósito de ser menos borde y antipática. No sé muy bien cómo se hace eso, pero voy a intentarlo, porque no puede ser que no me soporte ni yo.

Mientras, me acuerdo de mi madre cuando me decía que no fuera tan dura conmigo misma, porque siempre saldría perdiendo.

sábado, 22 de mayo de 2021

Amor a primera vista

El día que te conocí llevabas una camisa con un estampado marrón y unos pantalones negros. Cuando te veo me viene a la cabeza aquel despacho con ventanas y cómo te daba la luz mientras rebuscabas en los papeles de encima de la mesa. Creo que fue ahí cuando me cautivaste.

Tenías sólo un par de años más que yo pero en aquel momento, con 25 recién cumplidos, me quedó claro que mandabas tú, que sabías lo que hacías, que ibas a escucharme y que podía confiar en ti.

Han pasado muchos años y muchas cosas, una vida de encuentros y desencuentros. En uno de estos casi nos rompemos del todo pero te pusiste la capa de generosidad que llevas en la mochila y fuiste capaz de dejar atrás lo mal que me había portado contigo para reencontrarnos. Nunca podré agradecértelo lo suficiente.

Contigo me siento pequeña, pero de esa manera en la que una se quiere echar a un lado con admiración y respeto, feliz, porque tu sonrisa está conmigo. Me fascinan tu serenidad, tu presencia calmada, tu atención a los detalles, tu paciencia, tu discreción, tu resiliencia, tu fortaleza, tu compasión, tu curiosidad infinita, tu inteligencia multidisciplinar y esa manera de querer tranquila e imbatible. Por todo eso, y por muchas cosas más, sigo sintiéndome segura y querida contigo, eres mare.

Espero seguir cumpliendo años a tu lado, y poder decirte que te quiero muchos años más. Porque te quiero, no sé si lo sabes.

lunes, 10 de mayo de 2021

Hueles a tapa de boli

Pues yo tengo el honor de que el amigo @Julwiki haya leído un texto escrito por servidora en su canal de Youtube y vosotras no. 

Bueno, algunas sí pero ese es otro tema.

Jul, eres de lo mejor que me ha pasado en los últimos años, nunca voy a poder agradecerte tó el bien que me has traído.


Hagan el favor de seguirle en sus canales sociales y de suscribirse a su canal de Youtube y a su Twich. 

Y, mira, aprovecho la oportunidad que me brinda la tele para pedirles inspiración para escribir de otras cosas, que igual le liamos de nuevo si le gusta ;)

viernes, 7 de mayo de 2021

Persigue tus sueños

Persigue tus sueños.

No desfallezcas.

Lucha por lo que quieres.

Insiste, insiste, y vuelve a insistir, hasta conseguir lo que quieres.

Si fracasas, si te caes, levántate y vuelve a intentarlo, una y otra vez, hasta alcanzar tu objetivo.

Si te esfuerzas lo suficiente lo conseguirás.

Persevera y triunfarás.

No aceptes un no por respuesta.

No te des por vencido.

Que nadie te diga lo que no puedes hacer.

A menos, claro, que todas estas mierdas tengan que ver con otra persona que ya te ha dicho que no, que no quiere verte más, que no quiere saber nada más de ti, que no te quiere cerca. 

Entonces no persigas, no insistas, no te esfuerces, no te pongas como objetivo derribar sus muros, no intentes convencer, lo tiene claro, no marees para que cambie de opinión, no acoses con la esperanza de pillar en un renuncio. Ten respeto por los deseos de la otra persona. Acepta el no como lo que es, un NO. Sigue con tu vida y deja que la otra persona siga con la suya. 

Joder, acepta que te han enseñado mal y que tus deseos no valen más que los de los demás. Deja de dar por culo, que mira que eres cansino y miserable.

domingo, 18 de abril de 2021

¿Te sentías diferente?

Ya he contado alguna vez que me sentí muy sola e incomprendida hasta ser bien mayor, ya casi en la treintena.

Ahora sé que es normal, cosa de la edad, supongo, y del tipo de relaciones y confianzas que se construyen en la adolescencia pero entonces, cuando me dolía y me mataba por dentro, no lo sabía.

Ahora sé que cada cual llevaría lo suyo, pero entonces estaba segura de que nadie llevaba algo parecido a lo mío, por una razón muy sencilla: siempre era la única gorda. Nunca pude compartir con nadie cómo me sentía, cómo me afectaban los comentarios "bienintencionados", cuánto me costaba sentirme integrada o parte de algún grupo. Tampoco compartí cuánto me dolían los insultos en el patio o los recreativos, los cuchicheos de los amigos de mis amigas en las discotecas, los rechazos a que vieran en público conmigo a chicos con los que había estado haciendo cosas de las que podríamos denominar en privado.

Ahora suena a drama adolescente pero fue demoledor. Es demoledor.

Por suerte o por desgracia, nunca lo sabremos, en algún momento se me despertó la vena violenta y empecé a responder a los insultos de los matones a hostias. No me sentí mejor pero al correrse la voz de que había dejado en evidencia en público a un par de gelipollas hizo que bajaran el nivel de acoso y me dejaran en paz, así que tampoco me sentí peor.

Y también ahora sé que no era la única, por supuesto. Sólo fui una más. No hay más que echar un vistazo a los comentarios a este tuit para darse cuenta. El resultado es abrumador: el 91,1% de las personas que respondieron dijeron que sí, que se sintieron así. Es posible, incluso, que muchos/as sigan sintiéndose así. 

No soy quien para decir qué hay qué decir a un/a adolescente para que no se sienta así pero sí sé que  no hay que decir: no hagas comparaciones, no fijes objetivos ni uses modelos irreales, refuerza los logros siempre que puedas y trata los fracasos como oportunidades para aprender y superar. Pero, sobre todo, no hables de otras personas como no querrías que hablaran de ti o de tu prole, sobre todo en su presencia. No vale de nada que digas a tu hijo/a que le quieres y por eso le pones a dieta y que luego vea que gritas "Corre, gordo de mierda" a la tele cuando un jugador ha ganado peso después de Navidad.

No contribuyas a crear matones que atormenten a otras personas que son diferentes porque, ¿sabes? todos somos igual de diferentes.

sábado, 27 de marzo de 2021

Tortilla con pimiento verde

Ha salido leer este tuit y oler, OLER, tortilla con pimiento verde.

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Gracias a este tuit podría contar una historia en la que salen LA CARTA de amor, un amor no correspondido, un bocadillo de tortilla con pimiento verde y un accidente con un coche fúnebre, pero seguramente no la creería nadie.

Además, lo importante es que nunca he escrito otra carta de amor y no soporto el olor de la tortilla con pimiento verde.

¿Cómo te ha ido a ti con tus cartas de amor?


martes, 23 de marzo de 2021

Zombie pandémico

A.P. (Antes de la pandemia) cuando hablaba con mis amigas* sobre cómo reaccionaríamos cada una a una catástrofe zombie yo siempre respondía que pasaba de ser como los de The Walking Dead, que pasaban la vida huyendo y escondiéndome para no contagiarse (aka, que no les comiera un zombie vivos), que yo me dejaría comer nomás darme cuenta de la situación, porque creía que no soportaría vivir con esa amenaza y esa incertidumbre.

Este año he pensado a menudo que estábamos viviendo una catástrofe con ciertas similitudes con la serie: hay una amenaza exógena, cómo reacciona cada persona a la amenaza exógena, cómo se comporta el grupo ante la reacción de cada individuo y qué efectos tienen los comportamientos individuales en el grupo.

Contrariamente a lo que hubiera pensado antes de toda esta mierda, la opción válida para mí desde el primer momento no fue "dejarme comer el celebro", sino evitar el contagio por todos los medios posibles, a costa de mi bienestar personal y mi salud mental, que está quedando muy tirando a regulinchis por lo bajo.

Podría dar muchas razones de este cambio de paradigma pero en el fondo sólo hay una: he visto a mi madre depender de un respirador para vivir durante muchos meses. Antes me meto 10 gramos de lo que sea y me quedo tiesa en el váter que me arriesgo a contagiar a alguien a quien quiero y correr el riesgo de verle enganchado/a un respirador.

Este año me he acordado a menudo de estas conversaciones. Y, quizás para seguir convenciéndome a mí misma de que lo estaba haciendo bien, me he descubierto a veces argumentándome por qué y por qué no estábamos viviendo una situación similar a la de The Walking Dead, concluyendo siempre lo mismo: si fuera un apocalipsis zombie sí me dejaría morir la primera, porque ahí se acababa la cosa y no perjudicaría a otros, pero no lo es, y resulta que mi mala cabeza sí puede ser la desgracia de otros.

Y, ¿sería capaz de vivir normalmente sabiendo que he contagiado a alguien que va y se muere, por salir a tomar unas birras o celebrar un cumpleaños o pegar un polvo? Y como la respuesta es no pues aquí estoy, hasta el mismísimo coño pero cumpliendo las restricciones, aunque algunas me parezcan (y sean) una estupidez.

Ahora que parece que las cosas mejoran en la Comunitat Valenciana está tol mundo empujando para volver a rejuntarnos y "recuperar tiempo y cariños" y yo sigo preguntándome cómo de seguros estamos, y si mi necesidad (NECESIDAD) de interacción social va a suponer un riesgo para mí y para los demás.

Y parece que me lo pregunto hasta en sueños porque este fin de semana he soñado que era un zombie que perseguía a mis hermanos por un prado, que huían agitando los bracitos como Laura Ingals.



*Sí, las señoras de mediana edad hablamos de catástrofes zombies, de si los zombies hace caca, de cómo es la caca que hacen...

martes, 16 de marzo de 2021

Perdida

Recuerdo perfectamente el último día de mi vida "normal". 

No, no fue hace un año, fue hace algo más, hace un año y medio, el día que mi madre entró en el hospital para no salir.

Desde que murió y pudimos dejar el infierno de paliativos hasta que empezó la pandemia pasaron sólo dos meses y medio. Apenas empezaba a recuperarme, un poco, lo suficiente para no pasar llorando todo el día y ser más o menos funcional, cuando me vi encerrada en casa sine die. Porque, chica, llámame loca, pero a mí cuando decían que eran quince días y acto seguido hablaban de la gravedad de la pandemia, pues quince días se me antojaban pocos y pensé que era para largo. Y tenía razón.

Como tantas otras personas tengo la sensación esa del día de la marmota, por las restricciones, limitaciones, prohibiciones y esas vainas. Pero, sobre todo, tengo la sensación de estar perdida, de no tener a qué volver, porque se me olvidado o no existe.

Yo sigo aquí, delante del ordenador, pero a mi alrededor ha cambiado todo lo que me importa o con lo que me relaciono. TODO. Desde lo pequeño hasta lo grande.

Así que me encuentro desubicada, no sé adónde tengo que volver, ni si tengo que volver a algún sitio.

No puedo volver a lo de hace un año y medio porque mi madre no está y todo es diferente. No puedo volver a lo de antes de la pandemia porque fue como una nube de irrealidad, de cuidados y tristeza, porque no quiero, vaya. 

Así que aquí estoy, en stand by, sin saber pa dónde tirar, sin vida a la que volver. Sin querer hacer planes para más allá de una semana. Sin saber qué empezar a recuperar o de qué debería empezar a prescindir. Sin saber dónde y cómo quiero estar para estar bien.

viernes, 12 de marzo de 2021

3.932 días

- ¿Te vienes a la inauguración de Cinema Jove y luego nos vamos a tomar unas copas y lo que surja?

- Vale.

Era 19 de junio de 2010 y yo era otra persona. Siempre era un buen momento para estar en la calle haciendo cosas y Sam sabía que era facilona. Cine, colegueo y copas eran un sí seguro.

Para la inauguración eligieron Gainsbourg, la peli biográfica del señor francés que tuvo los santos huevazos de hacer cantar orgasmáticamente a Jane Birkin. Je t'aime, se llama la cosa.

La peli... bueeeeeno... no era mucho mi rollo, Serge fue un señor muy intenso de los que podríamos denominar, con relaciones difíciles y algo abusivas con el mundo, en general, y con las señoras, en particular.

A lo mejor dormité en algún momento pero a Sam le daba igual que me durmiera en el cine, estaba acostumbrado.

Hasta que empezó a sonar.

Creo recordar que Serge la escribió para Juliette Grecó pero le gustó tanto que se la quedó para él. Y menos mal.

Como tantas otras cosas que me obsesionan, nunca he entendido qué me pasa con ella.

Se me metió aquí dentro y presiona constantemente. Tarareo el sha nan nan, sha nannan, sha nan nan, sha nannan por encima de mis posibilidades. Olvídate, es imposible sacarla a la fuerza, se va cuando quiere, es como si tuviera vida propia. No vale lo de "un clavo saca a otro clavo", lo he intentado con todas las otras canciones que me obsesionan. ¡Si hasta creé una lista que se llama "Canciones que me obsesionan"! Y no funciona.

Me ataca de repente y me acompaña durante días. Luego desaparece y puede que pase semanas sin acordarme de que existe. Pero siempre vuelve y nunca he sabido qué hace que vuelva.

Ahora llevaba meses sin acordarme de ella y, como tantas otras veces, ha vuelto y no me la quito de la cabeza.

La diferencia ahora es que creo haber descubierto qué ha hecho que salga de su escondrijo. Sólo me ha costado 3.932 días.

miércoles, 10 de marzo de 2021

Enigma

No sé si he contado que tengo muchas pesadillas y que las recuerdo. Muchas son recurrentes. Horribles y recurrentes. Y suelen ir por temporadas.

Supongo que eso quiere decir que tengo aún algunas taritas rechungas demasiado escondidas en los cajones de los dreamcatchers*.

Normalmente me despierto llorando o sudando, necesito levantarme y dar una vuelta, como para asegurarme de que no es real. Casi siempre me cuesta mucho volver a dormir, e incluso a menudo no lo consigo. Otras veces, las menos, me despierto del susto y cuando me doy cuenta de que era una pesadilla vuelvo a pegar la oreja.

Desde hace un par de meses o tres vuelvo a dormir del horror y me despierto todas las noches. A veces soy capaz de desentrañar el misterio: durante el día algo ha despertado algún recuerdo que ha salido de su cajoncito cerrado a cal y canto y se ha puesto a hacer el mal por los pasillos. Por ejemplo, ahora vivo muy cerca del cole al que iba de pequeña, pasé por delante y busqué mi clase, y al día siguiente tuve una pesadilla recurrente en mi adolescencia: me perseguían por los pasillos oscuros e interminables, las escaleras no se acababan nunca y los escalones eran muy altos, había cuerpos sin brazos y hachas en las paredes y todas las ventanas estaban cerradas. Todo normal. 

Otras veces no es tan fácil y me cuesta un tiempito averiguar qué ha llevado lo que sea que me está costando horas de sueño tranquilo.

Como hoy.

Anoche soñé con enigma.

No tengo claro qué o quién era, pero todo el rato era enigma, de esa manera desdibujada e inconexa que tienen los sueños.

Enigma.

Enigma.

Enigma.

Incomprensiblemente, enigma era verde, fuera lo que fuera.

Enigma me perseguía. 

En algún momento estaba sobre fondo negro. A veces era antropomorfo y no tenía pelo. En algún momento ha sido como un neón de bar de putas de carretera, con alguna letra parpadeando.

Enigma.

Enigma.

Enigma.

Llevo todo el día con esa... ¿palabra? ¿concepto? ¿color?

Bueno, pues creo que he encontrado la respuesta a por qué he soñado enigma


Y, bueno, pues parece que es así como funciona mi cabeza, qué le vamos a hacer.

* ¡Ah!, ¿vosotras no os imagináis vuestro cerebro como pasillos retorcidos con estanterías infinitas llenas de baúles y cajones donde se guardan los recuerdos y conocimientos, como en Dreamcatchers? Pues no lo entiendo, la verdad.

martes, 9 de marzo de 2021

Her, la crítica definitiva (otra vez)

Hace 7 años casi justos vi Her.

Me impactó tanto que tuve que verla otra vez porque no lo entendía. Pero si es una peli de amor ¿por qué me ha impactado tanto? A mí no me van las pelis de amor... Ni las de desamor, me gustan, ya que estamos...

He vuelto a verla este fin de semana. Y he llorado tanto como todas las veces anteriores.


Me ha parecido igual de bonita que la primera vez, pero mucho más triste. Her es la misma película, pero yo soy otra persona.


El debate sobre el amor entre el hombre y la máquina no me interesa.

Me he quedado con la desolación del desamor; con la profunda tristeza que produce perder esa conexión íntima que no volverá; con el estupor de Theo cuando descubre que no es el único, que no es tan especial, que su amor es correspondido de manera diferente; con el terror a volver a estar solo.

Me he quedado con la soledad infinita que se siente cuando te das cuenta de que la persona a la que amas, que te quiere, te comprende, te desea, te escucha... camina en otra dirección, se aleja de ti y no volverás a compartir camino.

Me pregunto con qué me quedaré la próxima vez que la vea.