lunes, 22 de junio de 2020

Desescalando

Cuando empezó el confinamiento pensé: mira qué bien. Voy a tener tiempo para pensar, para escribir más, para leer, para acabar cosas de casa para las que nunca tengo tiempo...

Supongo que no sorprende a nadie que no haya sido así.

He pasado la mitad del tiempo trabajando para cobrar lo mismo, y el resto ha estado dividido entre hacer vídeollamadas, dormir y llorar.

Not surprised.

Ahora empieza la desescalada.

¿Estoy desescalando bien? Claramente, NO.

Me llegan mensajes para quedar, para salir, para socializar, para follar... Y me da yuyu todo. Ahora resulta que no quiero salir, que tengo la sensación de estar arriesgando la vida, de ser irresponsable y casquivana.

TÓCATE LOS COJONES, MARILOLI.

Sé que, de alguna manera y con el tiempo, todo volverá a ser más o menos normal. Sé que se me irá pasando el recelo y que, antes o después, volveré a echarme a las calles, porque no me va a quedar otro remedio. Antes o después voy a tener que normalizar lo de quedar, salir, socializar, follar...

Pero a mí el confinamiento me ha dejado tocada, por muchas razones, y estoy viendo que me va a costar lo que no está escrito recuperar una vida que sienta mía.