Supongo que no sorprende a nadie que no haya sido así.
He pasado la mitad del tiempo trabajando para cobrar lo mismo, y el resto ha estado dividido entre hacer vídeollamadas, dormir y llorar.
Not surprised.
Ahora empieza la desescalada.
¿Estoy desescalando bien? Claramente, NO.
Me llegan mensajes para quedar, para salir, para socializar, para follar... Y me da yuyu todo. Ahora resulta que no quiero salir, que tengo la sensación de estar arriesgando la vida, de ser irresponsable y casquivana.
TÓCATE LOS COJONES, MARILOLI.
Sé que, de alguna manera y con el tiempo, todo volverá a ser más o menos normal. Sé que se me irá pasando el recelo y que, antes o después, volveré a echarme a las calles, porque no me va a quedar otro remedio. Antes o después voy a tener que normalizar lo de quedar, salir, socializar, follar...
Pero a mí el confinamiento me ha dejado tocada, por muchas razones, y estoy viendo que me va a costar lo que no está escrito recuperar una vida que sienta mía.