jueves, 10 de diciembre de 2020

La chaqueta

 - Mami, voy a echarte de menos cada segundo y te quiero más que a nada pero, si estás viéndome, no te manifiestes, que me cago viva.

Hace exactamente un año a estas horas estaba diciendo esto en voz alta mientras hacía la cama, como si fuera un último homenaje a la mujer que decía que no hacer la cama debería tener multa.

Recuerdo que pensé que era una tontería, que ella ya no iba a ver que no tenía la cama hecha nunca más, mientras estiraba sábanas y edredones. Recuerdo que me senté en la cama cuando acabé y estuve llorando mucho rato. No sé cuánto, pero sé que fue mucho. Más que hoy, creo.

Me entró frío allí sentada: sólo llevaba una camisa y una chaqueta de punto. Y recordé una de las últimas cosas que me había dicho sólo unas horas antes. 

- Nena, vas muy fresca. Aun con los ojos cerrados y la conciencia endeble por la morfina, mi madre sabía que tenía frío.

Ya, pero es que en el hospital hace mucho calor, mami.

- Ponte el chal, anda, que luego te constipas en seguida, dijo, con esa sonrisa como picarona que tenía siempre puesta.

Y volvió a caer en el sopor.

No le dije que esa mañana, cuando me vestía sabiendo que iba a ver morir a mi madre, no me importaba el frío, y me puse la chaqueta que sabía que le gustaba, esa que le sacaba una mueca de aprobación, porque decía que me daba luz a la cara y me sentaba tan bien. 

Y ya no he vuelto a ponerme aquella chaqueta.

domingo, 25 de octubre de 2020

La curva (II)

... va y un día tenía que ir a un sitio a media distancia. Lo que viene siendo que está lo suficientemente cerca para que no te plantees coger el bus pero lo suficientemente lejos como para ser consciente de que 25 minutitos no te los quita nadie.

Tenía tiempo, y con la excusa barata de que joder, que no salgo casi nunca y me merezco dar un paseo largo allá que me fui, avenida arriba.

Me puse los cascos, y eché a andar, con un podcast de fondo. 

Y dejé de pensar de manera consciente, me dejé llevar, sólo tenía que seguir andando por la acera.

En algún momento me di cuenta de que cuando me cruzaba con alguien por la calle tarareaba un rato lo de por la esquina del viejo barrio lo vi pasar con el tumbao que tienen los guapos al caminar... Me pasa a veces, lo de tararear por la calle e, instintivamente, mi paso se acompasa al ritmo de la melodía.

Y de repente empezó a sonar Bohemian Rhapsody.


Y empecé a cantar en mi cabeza. 

Hasta que me di cuenta de que nadie me veía cantar (mascarilla mediante) y nadie podía escucharme cantar (distancia mediante).

Así que empecé a cantar de verdad, con todas las voces. Ya he cantado Bohemian Rhapsody en karaokes, en la boda de una amiga, en un concierto... Y me vine arriba.

Y me di cuenta porque paré en un semáforo, y la señora que paró a mi lado me miró raro.

La mascarilla me sirvió para decirle, al compas de la música:

¿Qué pasaa,

tú no cantas cuandooyes a Queeeeen?

¡No me mi res tan raro

que pa reces toooonta!

Uh, beibe, 

no sabes qué te pierdes.

De ja de mirar, 

de ja de mirar,

que es normaaal.

Echó a andar y seguramente no me escucho, pero me hizo gracia, ahora es mi letra oficial de Bohemian Rhapsody y canto sin pudor cuando llevo mascarilla.

miércoles, 7 de octubre de 2020

La curva (I)

... va y un día me di cuenta de que hacía casi dos semanas que no veía el cielo azul y en grande. 

CASI DOS SEMANAS.

En todo ese tiempo sólo había salido dos o tres veces por la noche a sacar la basura, casi corriendo, como si fuera un delito. Que no lo era, pero como si sí.

Llámame loca pero necesitaba salir, que me diera el aire. Y hablar con alguien cara a cara.

Así que me puse unos zapatos y salí a comprar el pan. Que estaba un poco harta de comer pan descongelado, eso también.

Era muy pronto, así que no me extrañó no ver a nadie por la calle. En mi barrio madruga poca gente y me alegré un poco. A finales de marzo sabíamos poco, pero teníamos claro que la gente era un problema. Mejor que no haya nadie, pensé.

Y con este pensamiento en la cabeza doblé la esquina y me encontré con una cola de seis o siete personas esperando pacientemente para entrar a la panadería. Entre lo poco que sabíamos estaba lo de que era importante mantener la distancia de seguridad, y las seis o siete personas hacían una cola muuuy larga.

- ¿Es usté la última?, atiné a preguntar, algo descolocada, y esperé mi turno.

La cola avanzaba rápido: aunque la panadería es pequeña tiene dos puertas, un doble circuito perfecto.

Qué civilizados estamos siendo en esta pandemia, coñe, quién lo iba a decir.

Pero lo que más me sorprendió no fue el orden de entrada y salida en un sitio habitualmente caótico, sino la profilaxis.

Las panaderas habían armado un fortín de metacrilato, con un pequeño agujero por el que servían y cobraban. Y llevaban mascarilla y guantes de colores y pantalla decorada.

No sé por qué, se me ocurrió que parecían recién sacadas de una caja de polvorones, de esos empaquetados individualmente. 

Al ir a pagar saqué 5 euros del bolsillo para pagar el pan de las dos semanas siguientes.

- Ay, Gordi, que ahora cobramos con tarjeta, por lo de no tocar el dinero y eso.

- Joder, pues no he cogido la tarjeta, que he salido sólo a por el pan.

- No te preocupes, mujer, ya me lo pagarás.

- Que no, que igual no salgo hasta dentro de 15 días.

- No pasa nada, mujer, ya me lo pagarás, y no se te ocurra volver en seguida, que te conozco. Ya me lo pagarás.

Y así fue cómo descubrí en la pandemia que las panaderas saben cómo me llamo y me consideran persona de fiar.

lunes, 5 de octubre de 2020

Sueño contigo

Últimamente sueño mucho contigo.

O, más bien, sueño mucho con follar contigo.

No me interpretes mal, te echo de menos por el sexo.

Es otra cosa que me quitado la pandemia, el sexo. No acaba de llamarme la atención quedar con señores random para intercambiar fluidos en estos momentos y, o tengo demasiado autocontrol o no me hace tanta falta como creo que me hace faltLO DEL AUTOCONTROL.

Aunque si esto hubiera pasado hace unos años tú habrías sido igual de random que cualquier otro estoy casi segura de que hubiera ganado esa falsa sensación de seguridad que da estar con alguien que te come el coñTE RONEA desde hace años. Como quien no tiene miedo de que le peguen con una ETS porque está emparejao, pero modelo coronavirus.

Y luego está lo de… bueno, no me interpretes mal, no te echo de menos sólo por el sexo.

Echo de menos la intimidad, el cariño, la complicidad, la confianza… El drama, no, pero todo lo demás sí lo echo de menos.

Supongo que la pandemia ha acentuado todas estas mierdas: la falta de contacto físico, la soledad, los cambios de rutinas, el aislamiento... Y sueño contigo un montón, hostias, y me levanto con el cuerpo revuelto y la cabeza en otros sitios.

Que, chico, cómo es la mente, si hasta he empezado a pensar que teníamos algo bonito...

¿Por qué estoy escribiendo esto pero no te lo digo? Escribirlo tiene muchas ventajas: me ayuda a darme cuenta de que no tengo que bajar la guardia, porque sería muy fácil volver a empezar; si sale de mi cabeza y lo sabe alguien más me avergonzaría tanto recaer que no voy a hacerlo; y, sobre todo, sería muy idiota.

Y con eso me quedo, con las ganas, la nostalgia y los sueños a destiempo.

miércoles, 22 de julio de 2020

La honradez

Hace unos días hubo un problema con el TPV y la tarjeta en un comercio. Pasaba la tarjeta una y otra vez pero el TPV decía que la operación se había cancelado.

Después de intentarlo varias veces miré en la aplicación del móvil y el pago se cargaba cada vez así que, al final, pagué en efectivo. Mientras la dependienta hablaba con el dueño por teléfono para ver qué hacía entraron un montón de guiris dando por el culo y, para quitarse el problema de encima, acordaron que me daban el dinero en cash, porque le enseñé que se había cargado el importe varias veces en la cuenta.

Aquí servidora, que no estaba muy convencida, vio a aquella señora abrumada por chorricientos guiris y dejó su teléfono por si había algún problema, JIC, you know.

Estábamos hablando de casi 500 euros.

Al día siguiente me llama el dueño:

- Mire, soy fulanito, de la tienda nosequé. Por favor, compruebe su cuenta porque se ha cancelado el pago y le devolvieron el dinero, y la dependienta también se lo devolvió en efectivo. Le agradecería mucho si pudiera pasarse, sin prisa, cuando usted pueda, para devolver el dinero de más que le dimos.

Casi 500 euros en efectivo.

Efectivamente. El banco me había devuelto el dinero.

- Pues la verdad es que me viene fatal ir, pero si me da su número de cuenta le hago una transferencia ahora mismo.

Y la hice, todos contentos.

¿Todos contentos?

PUES NO.

Me ha llamado la dependienta para darme las gracias. Si yo no hubiera devuelto ese dinero hubiera tenido que pagarlo ella porque, al parecer, no estaba haciendo algo bien y por eso se cobró varias veces.

Me ha dicho que si puedo pasarme me ha preparado un detalle y que, si no, me lo enviaría por correo. Y me ha dado las gracias mil veces.

Un rato después me ha llamado el dueño. Ha confesado que no tenía ninguna fe en recuperar el dinero, me ha pedido disculpas  y me ha dicho que tengo un detallito esperándome en la tienda, y que Dios me bendiga. Ojalá el karma se dé por aludido y me trate bien el resto del verano. Y todos contentos.

¿Todos contentos?

PUES NO.

Ahora voy y se lo cuento a una amiga y me dice que soy tonta por haberlo devuelto, porque no fue un error mío y tenían que asumirlo ellos.

Karma dime algo bonito, que yo así no puedo, mira.

¿Qué hubieras hecho tú?

jueves, 2 de julio de 2020

La encuesta de ligar

Hace unos días publiqué una encuesta en Tuíter:
La encuesta tiene el valor científico que tiene, cero, pero es anónima, no hay por qué mentir. Quiero pensar, vaya.

Y me dice que la mitad de las personas que estarían buscando a otra persona en una red de ligar, si me encontraran, no intentarían ligar conmigo. Personas que, si me leen de normal, saben más cosas de mí que muchas otras con las que me relaciono a diario, no intentarían ligar conmigo. Me conocen y no intentarían ligar conmigo. Por lo que sea.

Pues eso es lo que pasa en el mundo real: que conocerme no es lo que viene siendo amarme.

Aquí entran en liza un montón de cosas más: las ondas repelentes-atrayentes regulinchi que una emite, la mochila que nunca se descarga, el mal humor, la mala vida, la desesperanza, la tristeza, el "yo sé lo que no quiero", el escepticismo... PERO. Eso es lo que me pasa en el mundo real.

A la mitad de las participantes que sólo han venido a jugar, enhorabuena a los premiados, has ganado una foto tetas, pasa a reclamarla por DM.

lunes, 22 de junio de 2020

Desescalando

Cuando empezó el confinamiento pensé: mira qué bien. Voy a tener tiempo para pensar, para escribir más, para leer, para acabar cosas de casa para las que nunca tengo tiempo...

Supongo que no sorprende a nadie que no haya sido así.

He pasado la mitad del tiempo trabajando para cobrar lo mismo, y el resto ha estado dividido entre hacer vídeollamadas, dormir y llorar.

Not surprised.

Ahora empieza la desescalada.

¿Estoy desescalando bien? Claramente, NO.

Me llegan mensajes para quedar, para salir, para socializar, para follar... Y me da yuyu todo. Ahora resulta que no quiero salir, que tengo la sensación de estar arriesgando la vida, de ser irresponsable y casquivana.

TÓCATE LOS COJONES, MARILOLI.

Sé que, de alguna manera y con el tiempo, todo volverá a ser más o menos normal. Sé que se me irá pasando el recelo y que, antes o después, volveré a echarme a las calles, porque no me va a quedar otro remedio. Antes o después voy a tener que normalizar lo de quedar, salir, socializar, follar...

Pero a mí el confinamiento me ha dejado tocada, por muchas razones, y estoy viendo que me va a costar lo que no está escrito recuperar una vida que sienta mía.

martes, 12 de mayo de 2020

Gordi no se aclara

- (...) y... bueno, a Gordi mejor se lo explicas tú porque la pobre no se aclara muy bien con estas cosas.
Hoy he tenido la oportunidad de escuchar lo que otra persona dice de mí cuando no estoy delante.
En un grupo de trabajo, hace unas semanas que pensaba que me estaban puenteando, que alguien tergiversaba y ocultaba información. 

Había cosas que no salían, se quedaban bloqueadas en algún correo hasta que yo pegaba un golpe en la mesa y volvía a empezar poniendo en copia a tó quisque, y exigiendo que, por favor, las respuestas también se compartieran, porque se perdía información, mi trabajo dependía de que la información fluyera correctamente.

No soy muy lista pero, claramente, ella tampoco. A los tres correos ya sabía quién era la culpable.


Esta mañana se ha destapao el pastel. Después de una ronda de conversaciones de a uno, he propuesto una reunión on line.

Y todos hemos escuchado varios audios en los que esa persona dice, explícitamente, entre otras cosas:
- Que no sé usar una excel.
- Que se me da mal la informática.
- Que me niego a hacer las cosas que me piden.
- Que no estoy preparada para hacer el trabajo que me han encargado.


Más allá del mal rollo y el pudor que produce escuchar lo que otra persona ha dicho dice de mi al sentirse segura porque no estaba, estos mensajes..., en fin, después de varios años los demás saben en qué punto nos encontramos cada una.

Sin embargo, sí me da para recordarme algunas cosas que no se me tienen que olvidar:
- Nunca, NUNCA, voy a enviar un audio hablando de otra persona.
- Tengo que pegar golpes en la mesa más a menudo.
- PERO QUÉ GELIPOLLAS PUEDEN LLEGAR A SER ALGUNAS PERSONAS, JODER.

jueves, 30 de abril de 2020

No quiero levantarme


A mí el plan de desconfinamiento no me ha impactado, sigo viendo todo lo que me importa muy lejos. Veo lejos volver a reunirme normalmente con las personas a las que quiero; ir a recoger a mi sobrino; trabajar de manera normal; ir de compras sin preocupaciones; salir de copas y a bailar; ir al cine de verano, a la playa, a no hacer nada a una piscina...

Además, en general, no estoy llevando especialmente bien el confinamiento, y desde hace unos días han dejado de funcionar las cosas que me ponían contenta y se me está haciendo todo más mucho difícil.

Difícil en plan no tengo ninguna razón para levantarme, da igual si me levanto o no, chica, pa qué vas a levantarte, no quiero levantarme.

Pero me levanto. No sé por qué, me levanto.

Me ducho, desayuno, me arreglo el pelo, me maquillo, me visto como si fuera a salir a la calle y me siento a trabajar. O delante del ordenador, a hacer como si estuviera trabajando.

Y estoy pensando todo el rato en que quiero volver a la cama a apagar el celebro y dormir.

Y temo que llegue el día en el que, cuando piense no quiero levantarme ese pensamiento pueda más que la rutina, la responsabilidad y las ganas de mantenerme más o menos cuerda y me quede en la cama hasta que el cuerpo aguante, por si es un momento de no turning back.

¿Soy la única que está enloqueciendo con esta mierda?


jueves, 23 de abril de 2020

I book on Mondays (II)

Soy un Ignatius sin bigote, una Ana de Mendoza con dos ojos, un Obélix urbano, una Jo March sin pololos, un Teleny sin talento, una Lady sin abanico, una Puck entretenida, un Heathcliff afable, una Livia muy Augusta, un Usher indigente, una Candy realista, un Garp extrovertido, un Poirot despistado, una Dolores independizada, un batauto esclavizao, un Alatriste contento, un Cyrano enloquecido, una Carrie popular, un Lucius sin destino, una Esther adolescente, un Atticus descreído, una Dulcinea turgente, una Mary sin cocina, un Euchrid con las uñas pintadas, un Harry sin magia, una Scarlett sin esperanza, un Tintín con canas, un zombie enamorado, una Catherine que espera, un Quintanar de pro, una Mina disidente, un Patrick sin locura, una Alicia acobardada, una Kwie-Ian de ojos verdes, una Teresa consciente, una Bridget descocada, un Owen malabarista, unas veces Dick y otras Perry, una Justine escocida, un Juan reconvertido, una superheroína sin poderes, un Vito misericorde, una Buttercup sin corona, un Mortadelo sin gafas, una Momo insomne.

Soy los cinco, la zorra que subió al nogal, que tan alta vida espera, va a toda vela, crió un caracol, viajó a la luna, visitó el centro de la Tierra, limpió la sangre, mató una ballena, pintó una cerca, mató a un payaso, construyó un castillo, jugó a las tabas, cocinó a un señor, domó a un dragón, folló con un monje, comió chocolate, ató a sus amantes, escupió al espejo, destruyó una catedral, conquistó el fondo del mar, pescó en un río, murió quemada, descubrió el misterio, fue a misa, se aburrió en la Iglesia, engañó a su amado, durmió con un fantasma, voló sobre el nido del cuco, corrió tras la sombra del viento y se quedó con una mano que no era la suya.






viernes, 17 de abril de 2020

#CocinaparaIdiotas IV: Edamame al bol

Para dos comidas.


Tiempo de preparación:
- Unos 10 minutos: 5 de cocción y 5 para que hierva el agua y releas 12 o 13 veces las 4 líneas de instrucciones de preparación.
 

¿Qué necesitas para esta receta?

- Una bolsa de edamame congelada de Mercaseñora.
- Una olla.
- Agua.
- Sal. 
- Espumadera o colador, con lo que te apañes mejor.
- Recipiente accesorio para tirar las vainas.

Antes de ponerte el delantal

- Compra una bolsa de edamame congelado en Mercaseñora.

Con el delantal puesto

1. Llena la olla de agua, ponle un pellizco gordo de sal y pon a calentar. La sal no sé a qué viene, porque los bichos estos van dentro de la vaina Y LA VAINA NO SE COME pero lo pone en la bolsa.
2. Cuando el agua haga burbujas y oigas un chisporroteo es que hierve, es entonces cuando tienes que poner dentro de la olla la cantidad de edamame que vayas a comer (con el agua chisporroteante). 
3. Pon una alarma en el móvil. Cinco minutos pasan MUY rápido si te pones a fregar o vas a hacer pis con el móvil y no queremos que a la vuelta te encuentres con puré calcinado de edamame.
4. Cuando suene la alarma saca lo que hay dentro de la olla y ponlo en un recipiente. A mí me gustan los bols pero en un plato vale igual.
5. Abre las vainas y come LO DE DENTRO, lo que parece un guisantito siamés.

Et voila!

¡Edamame al bol! 



Y recuerda.

jueves, 16 de abril de 2020

El cinturón


- Gordi, ponte mona, que hoy tienes varias vídeollamadas guais. Pero DEL TODO, que luego te levantas y se ve que llevas el pijama de Wonderwoman.

- Ay, hija, cómo eres...

- ...

- Huy, mira, el cinturón me regaló mi hermano en Reyes y no me cabe... Voy a probármelo, a ver cómo de gordo está siendo el confinamiento.

- A mí me parece de buscar una excusa para pasarte llorando todo el día pero, chica, tú misma...

- ¡JODER, QUÉ PUEDO ABROCHARLO!

- ¡¡¡PERO QUÉ DICES!!!

- ¡¡¡QUE SON DOS CENTÍMETROS DE CINTURA MENOS!!!

- ¡No cantemos victoria todavía! Para asegurarnos, vamos a tener que probarnos TODOS LOS PANTALONES.

- Tía, te lo juro, QUE HEMOS ADELGAZAO CON LA PUTA PANDEMIA.

- QUE NO TE DAS CUENTA DE QUE NO PUEDE SER. Pero, HABER, eso es imposible, nadie adelgaza en la pandemia. Tú no tenías que adelgazar en la pandemia, teníamos que ponernos más tocinas, tol día en casa, con diez minutos de estiramientos (¡ESTIRAMIENTOS, HOSTIAS!) al día y sin salir de casa desde ni se sabe. QUE EN LAS PANDEMIAS SE ENGORDA, INÚTIL, NO HAS ENTENDIDO NADA.

- Joder, compruébalo tú. Si hasta el sostén nos aprieta menos, que como no nos hemos puesto casi no nos habíamos dado cuenta.

- ¡ES IMPOSIBLE! Llama al gabinete de crisis: bañadores, bikinis, vestido ajustao de zorrear y spanx, WE NEED YOU!

- Oyes, Gordi, que tengo que currar, que estamos confinadas pero currando a full. Igual podríamos dejarlo para esta tard

- CÓMO PUEDES PENSAR EN TRABAJAR CON UNA CRISIS COMO ESTA, 

GA-BI-NE-TE-DE-CRI-SIS-YA.

- Tienes razón, esto es más urgente que cualquier otra cosa. GO!


Una hora después...

- Tía, tía, TÍA... ¡QUE HEMOS ADELGAZAO!

- Hiperventilando...

- Aguanta, ¡AGUANTA! Aún nos queda un poco de bizcocho de plátano de ayer... y... y... ¡y podemos hacernos un colacao ahora y comer cloquetas y... y... Y CENAR TORTITAS CON JAMÓN!

- Necesitamos sentarnos un momento y pensar en esto. TRAE BIZCOCHO Y COLACAO PARA LAS DOS.



(Continuará. Casi seguro).

domingo, 29 de marzo de 2020

#CocinaparaIdiotas III: Coliflor hervida

¿Para cuántas personas? Pues depende de lo grande que sea la coliflor. A mí una pequeña me da para dos veces.

Tiempo de preparación:
- Depende de lo grande que sea la coliflor, aunque con unos 10 minutos está apañaíca. 
 

¿Qué necesitas para esta receta?

- Una coliflor.
- Una olla con tapadera en la que quepa la coliflor que vas a cocer, más unos cuatro centímetros de alto.
- Aceite y sal. Mayonesa opcional.
Un cuchillo.
- Opcional: rasera (la paleta esa de coger las cosas de la sartén).

Antes de ponerte el delantal

- Compra una coliflor. Pídela al comercio local más cercano que te lleve la comida a casa, no aproveches este post para salir un ratito, eh.

Con el delantal puesto

1. Quita las hojas verdes y corta el tallo gordo cerca de donde empieza a ramificar a lo bonito.
2. Lávala bien. Lo mejor es meterla un ratito en agua y restregar un poco para quitar rastros de tierra, si los hubiera.
3. Deja escurrir y sacude. Nunca he entendido esta parte porque inmediatamente vas a meterla en una olla CON AGUA y va a volver a mojarse pero mi madre lo hacía y lo que hacía mi madre NO SE DISCUTE.
4. Mete la coliflor en la olla y por agua hasta que quede sólo unos dos centímetros de coliflor sin estar a remojo.


5. Pon un chorro de aceite y un pellizco de sal. 
6. Deja que cueza a fuego medio/fuerte unos diez minutos. Para saber si está hecha pinchas con un cuchillo en el tallo (que es lo gordo). Si el cuchillo pasa sin problemas, está hecha.
7. Saca la coliflor y sirve lo que vas a comer en el plato.
8. Pon un poco de aceite crudo y sal si te gustan las cosas saladitas y no te importa morir de hipertensión.
9. Espera a que se enfríe el resto de la coliflor que no te has comido y métela en la nevera, tienes para otra cena.

La mayonesa le va fenomenal, por cierto.

Et voila!

Ya tienes coliflor para comer o cenar dos días, con 10 minutos de dedicación.



Las croquetas son para dar envidia, que he encontrado una poca de masa en el congelador.

Y recuerda.


viernes, 27 de marzo de 2020

#Cocinaparaidiotas II: Pescaos

Para 1 persona. Si es para más personas, lo mismo pero multiplicado por el número de personas.

Tiempo de preparación:
- Depende de lo hábil que seas cortando las verduras.
- 7 minutos a máxima potencia del microondas para una pieza del tamaño de una mano, más o menos. Si hay dos piezas con unos 11 minutos o así, vale.

¿Qué necesitas para esta receta?

- Pescao.
- Verduras que dejen caldito al calentarse: medio pimiento italiano, medio pimiento rojo, medio pimiento amarillo, media cebolla del tamaño de una pelota de tenis, un tomate.
- Aceite y sal. Mayonesa opcional.
- Microondas.
- Un recipiente para microondas.
- Un cuchillo que corte bien.
- Film transparente o tapa para microondas.
- Opcional: rasera (la paleta esa de coger las cosas de la sartén).

Antes de ponerte el delantal

Para comer pescao hay varias opciones:
- Ir a pescar.
- Comprar pescado congelado.
- Comprarlo pescado fresco.

Ir a pescar

¿Qué parte no has entendido de ESTAMOS EN CUARENTENA?

NO PUEDES IR A PESCAR

Comprar pescado congelado
1. Si sabes qué pescados te gustan o no, busca en los cartelitos del congelador del supermercado. Para esta receta es mejor utilizar pescados que tengan, al menos, un dedo de ancho de carne: lubina, dorada, merluza, trucha, salmón...
2. Si comes normal, para cada comida te vale con algo del tamaño de tu mano. Si comes como un orco, calcula un tamaño aproximado de un A5.
3. Si no vas a comértelo en seguida, mételo en el congelador nomás llegues a casa. Si no, ponlo en un plato y que se descongele en la nevera, mañana estará para comer. (No soy muy fan de descongelar en el microondas, si tú sí, endavant).

Comprar pescado fresco
1. Ve a un sitio donde vendan pescado fresco y pregunta si te lo preparan para cocinar. Si no te lo preparan, cambia de sitio.
Que te lo preparen significa que le quiten la cabeza, las vísceras, lo abran por la mitad y te lo dejen en dos filetes limpios. Limpiar pescado es EL HORROR.
¿Qué tipo de pescado? Pues como en el congelao, vas a cocinar ambos tipos de la misma manera, MERLUZO.
2. Si no vas a comértelo en seguida, mételo en el congelador nomás llegues a casa. Yo recomendaría poner papel de cocina doblado entre las dos partes, para poder descongelar sólo una de las partes.

Con el delantal puesto

1. Corta la verdura. Los pimientos, a tiras o rodajas, da lo mismo. El tomate y la cebolla a rodajas finas.
2. Pon las verduras en el fondo, como haciendo un lecho de verduras de colorinchis.
3. Pon el pescao. Si comes como un orco y vas a comerte una lubina entera, por ejemplo, entre filete y filete pon otro lecho de verdura. Si te sobra, ponlo por encima.
4. Pon aceite y sal DONDE HAYA CARNE, no sobre la piel (la piel es lo gris). Que se vea el trazo amarillo del aceite sin flotar las cosas.

Pescao muerto sobre lecho de colorinchis.
5. Tapa el recipiente con film SIN QUE TOQUE NADA DE LA COMIDA QUE HAY DENTRO. Tensa, cari, sin miedo. Y haz unos cuantos agujeros con el cuchillo.
6. Enciende el microondas y pon el temporizador.
7. Abre el microondas a los 4 minutos, a ver si ya han pasado los 7 minutos y está hecho.
8. Abre el microondas a los 6 minutos, a ver si ya han pasado los 7 minutos y está hecho.
9. Abre el microodas cuando se pare.
10. Si es pescado blanco la carne debe seguir blanca y verse jugosita, así como que podrías sacar un poco de caldito si apretaras. Si aprietas, saldrá más caldito.


11. Usa la rasera para pasar el pescado al plato, haz una montañita con las verduras o adorna el plato como quieras.


Et voilà!

Ya puedes comer pescao.

Si haces más, espera a que se enfríe para meterlo en la nevera.

Y recuerda:


jueves, 26 de marzo de 2020

#Cocinaparaidiotas I

Si buscas “Cocina fácil”, “Cocina para principiantes”, "Cocina rápida"... te salen chorrocientos mil  resultados en Internet. Tutoriales, páginas de recetas, LIBROS... 

Y TE CAGAS DEL SUSTO CUANDO LOS ABRES.
"Cocina fácil con lo que tengas en casa... coge una pechuga de pato vietnamita criado con alfalfa y matado en luna llena que tengas por la nevera, sal del Himalaya recogida en los idus de marzo que tengas por la nevera y coles de Bruselas caramelizadas al Bourbon de Kentucky que tengas por la nevera...
Rehoga (¿eso es que lo fría, lo ase, le cubra el agua...?) el pato a 180º hasta que esté en su punto (¿qué punto?), corta las coles a la petipuá (WTF?!) y sazona con sal y aceite ahumado con trufa (¿quién había dicho nada de aceite ahumado con trufa?) al gusto...

Aquí es cuando yo apago el ordenador y ceno un sandwich de jamón y queso.

Lo de la "Cocina fácil" es una milonga, no nos engañemos.

Quién puede hacer un tutorial o sabe redactar una receta con gramos y minutos seguramente no es capaz de bajar al lodo y ponerse en el lugar de alguien cuya mayor habilidad culinaria es conseguir que no se salga la leche cuando la calienta en el microondas.

Pero yo sí puedo. Yo puedo acompañarte en el barro de hacer cosas para alimentarte sin matarte. Rápidas y tan fáciles que te odiarás a ti mismo por no haberlo pensado antes.

Yo sí puedo porque después de 12 años de convivencia, aún no he conseguido calentar la leche del desayuno a una temperatura razonable: o hierve y lo pone todo perdido o me tomo el colacao a temperatura ambiente.

Yo sí puedo porque soy capaz de estropear una comida preparada por gratinarla con el plástico puesto.

Yo sí puedo ofrecerte un servicio público de cocina fácil para idiotas. 

Puedo porque soy como tú: absolutamente idiota en la cocina*.


Esta serie de post es para ti si:
- Tienes dificultades hasta para abrir un paquete de Doritos.
- No sabes ni quieres aprender a cocinar pero tienes que alimentarte.
- Tienes que buscar el significado de más de 5 palabras en una receta de cocina "fácil".
- Te apañas con cualquier cosa con tal de que no sepa a cartón plastificado.
- Quieres mantener (al menos) tu peso en tiempos de coronavirus.
- Vas a comprar comida a sitios normales como el paki de la esquina.

Te ofrezco esta serie como servicio público para la supervivencia en el confinamiento, para que con lo que puedes comprar en el paki, las cuatro latitas que tienes en la despensa y las mierditas que tienes a punto de caducar en la nevera pases la pandemia sin tener que joder a los repartidores de comida para llevar.

¿Eres idiota en la cocina? Esta serie de post es para ti.

Stay tuned para la primera receta idiota:



* Esto no lo digo yo, lo dice mi hermano que es cocinero de los que se iría él mismo a recoger la sal del Himalaya para asegurarse de que es la buena..

miércoles, 18 de marzo de 2020

Confinada

No podría decir que estoy aburrida porque no es el caso: teletrabajo de normal y tengo que seguir haciéndolo.

Es más, creo que estoy trabajando más de lo que debería, simplemente porque me siento culpable por estar tan pendiente de lo que pasa a mi alrededor en el mundo más cercano.



Aún así, me bulle la cabeza, aunque no me acompañe la acción.

Quiero hacer un cadáver exquisito si alguien más se apunta.

Quiero hacer un podcast.

Quiero hacer cursos on line.

Quiero ponerme al día con series y pelis y ver más de 60 minutos a la semana.

Quiero terminar, al menos, el libro que tengo en la mesita de noche desde Navidad.

Quiero aprender a dibujar, a bordar, a hablar alemán, a programar html, a maquillarme...

Quiero comer algo cocinado, más allá de la leche con colacao.

Quiero besar, tocar, abrazar, querer.

Quiero escribir, escribir, escribir.

Quiero tener tiempo para pensar.

Quiero...

Quiero dejar de tener ganas de hacer cosas y ponerme a hacerlas.



miércoles, 4 de marzo de 2020

Traducción simultánea


  • No me importa el físico: Estoy tan cachondo y/o necesitado que me follaría a un ñu.
  • No lo uso normalmente pero no me importa que uses un vibrador: No tengo NI IDEA de que pasa ahí abajo, me va bien que tú sí lo sepas.
  • Para mí lo más importante es que la mujer se quede satisfecha: Voy a preguntarte todo el rato si te gusta porque no sé muy bien qué hacer.
  • Soy muy fogoso: Voy a refrotarte tanto el coño que podría aparecer en un anuncio de Don Limpio.
  • Soy muy morboso pero no te asustes: Una vez vi un banner de Kink Y PINCHÉ A PROPÓSITO.
  • ¿De dónde eres?: Tiro los trastos a todos los perfiles por si alguna contesta.
  • Las tías sois todas iguales: Las tías no os dejáis follar por mí cuando, dónde y cómo yo quiera.
  • Las tías sólo os fijáis en la foto: Yo mismo creo que soy un subhumano que no va a interesar a nadie.
  • Si quieres saber algo pregunta: No pongo foto ni relleno la bio porque confío en que mis ondas cerebrales omnipotentes atraigan a millones de mujeres (o ñus) a la puerta de mi habitación.
  • No quiero ser pesado pero: Voy a ser un brasas porque sigo pensando que insistiendo mucho voy a conseguir lo que quiero aunque nunca me haya funcionado. Soy imbécil.
  • Me pongo cachondo sólo de ver que estás en línea: Siempre estoy cachondo.
  • Quedemos cerca de tu casa: Quiero follar y no quiero perder el tiempo.
  • Ahora mismo no vivo solo: Estoy casado o divorciado y vivo con mis padres.
  • No soy como otros tíos: Una vez hice sexo anal.
  • Hablamos, tomamos un café y si surge, pues surge: Quiero follar pero no está bien visto decirlo abiertamente.
  • Es difícil convencerte: Me da igual lo que contestes, yo he venido a por lo mío. 
  • Pareces muy seria: Ya llevamos 10 minutos y aún no me has dicho que me las vas a chupar. Estoy esperando.
  • Me gustan las mujeres que saben lo que quieren: Me va bien cualquier cosa, me follaría a un ñu.
  • Me gusta cuidar a las mujeres: Una vez planché una camisa.
  • Me gustas, tenemos una forma de pensar parecida: Me suda la polla lo que piensas, me follaría a un ñu.
  • Soy el yerno ideal: Tengo un mummy issue.
  • Eres diferente a las otras chicas: Ni me he leído tu perfil, pero te follaría aunque fueras un ñu.
  • Es complicado: Tengo pareja y sólo puedo quedar mientras los peques están en las extraescolares.
  • Qué maleducada eres: Tendrías que haber dicho que sí.
  • ¿Siempre tienes tan mala leche?: ¿Cómo es posible que no te hayas rendido ya a mis encantos?
  • Lo más importante es el respeto: A la que te descuides dejo el condón en la mesilla de noche.
  • Soy muy bueno en la cama, nadie se ha quejado jejeje: Me la pelo varias veces al día.
  • No suelo ver porno: Me sé el nombre de los ayudantes de dirección de las pelis de Rocco Siffredi desde 1997.
  • He tenido algunas malas experiencias: He follado menos de lo que esperaba.
  • Me pones muy cachondo: Estoy... que me follaría a un ñu.



*Ningún ñu ha sido abusado en la redacción de este post.

lunes, 17 de febrero de 2020

Desacorazada

A veces se me olvida un momento que mi madre se ha muerto.

Luego la hostia es campeona, esa que me llevo gratis cuando me acuerdo de repente que eso que quería contarle y que le haría tanta gracia pues no va a poder ser, y me quedo con la sensación de que mis cosas ya no van a interesarle a nadie de verdad nunca más.

Racional y cartesiana como la madre que me parió, me fustigo a conciencia para rebajar el drama y no pasar el día llorando la horfandad: la muerte es normal, la tristeza es normal, el drama es normal...

Me obligo a trabajar, a sonreír como si no pasara nada, a responder que estoy bien cuando no quiero dar explicaciones... y me está saliendo regulín, la verdad, muy regulín.

No me valen las frases de consuelo, que son de todo menos de eso, de consuelo.

No me vale casi nada.

Supongo que por eso busco el cobijo de las personas con las que no me importa llorar, a la desesperada, casi, porque nunca sé cuando me va a explotar el pecho de manera incontrolable y no me gusta llorar delante de extraños. Rara que es una.

Gordipé tol día, dramatización.
Por eso, supongo, me refugio con las personas con las que no me importa quitarme la coraza y la armadura, aunque me sienta desnuda y más desamparada aún.

En cuanto deje de llorar me las pongo de nuevo.

jueves, 23 de enero de 2020

Las ganas

Tengo ganas de hablar con mi madre.

A todas horas.

Tengo ganas de contarle que la planta de violetas que le regalaron en el hospital, y que me traje a casa, aún no se ha muerto, pero que la grande que tenía en acogimiento sí, no le ha venido bien el invierno en mi casa.

Ella me diría que no pasa nada, que hay más plantas, que yo he hecho todo lo que he podido y que ya está, hale, hale, ya pasó. Yo le contestaría, enfurruñada, que me sabe mal y así estaríamos un rato, riéndonos porque me entristece que se me mueran las plantas.

Tengo ganas de contarle la idea que se me ha ocurrido para colgar la cortina como quería sin destrozarla, como todas las demás.

Ella frunciría el morro y me diría "harías cualquier cosa por no montar la máquina de coser, ¡qué chapuza!". Luego le enseñaría una foto para que viera que queda bonito y no se nota y diría "bueno, va, ya lo arreglaremos", y pensaríamos juntas qué peregrina idea emprendía para no morderme las uñas.

Tengo ganas de que me pregunte cómo estoy y decirle que muy bien, y que me contesta que se me nota y que soy más guapa que un sol, "la més bonica del mòn, feta i per fer".

Tengo ganas de decirle que la quiero mucho, como la trucha al trucho. Pero al oído, como siempre, y con unos besos de agüela después, no desde mi cabeza, que mira que suena ridículo decirlo aquí dentro.

Tengo ganas de decirle que no se preocupe, que estoy bien, que todo es normal y se me irá pasando poco a poco, que lloro sólo cuando me acuerdo de ella.