Aunque hay muchas razones por las que ya no escribo en el blog pueden resumirse en dos, como los mandamientos: no tengo tiempo y hago terapia.
Lo del tiempo, mezclado con otras muchas razones de carácter logístico y procedimental y mierdas de esas, es fácilmente comprensible.
Lo de la terapia es más complicao.
Es injusto decir que he utilizado el blog como una especie de terapia pero me da igual: he utilizado el blog como una especie de terapia. Sin querer, sin saberlo, igual malamente, aunque yo creo que no, pero sí. Y como ahora ya no lo necesito tanto, porque puedo descargarme en otra persona que, además, tiene la misión explícita de que yo me descargue, pues se ha quedado medio abandonao.
Es curioso porque ahora escribo más que nunca, pero ya no me apetece que se publique, igual que no me gustaría que rodaran por ahí transcripciones de mis sesiones de terapia.
Así que, según parece, he cambiado el blog temporalmente por una lóquer. Todo eso que antes contaba aquí ahora se lo cuento a una señora que pregunta, repregunta, cuestiona todas mis afirmaciones y mis convencimientos.
Me desmonta, me deja sin repuesta, desarma mis argumentos y, si pudiera, a veces la abofetearía. pero en plan HOSTIA DE IDA Y VUELTA CON LA MANO ABIERTA.
Luego no sé lo que pasa en mi cabeza, porque va sola y no la controlo, pero dejo de tener ganas de ahostiarla y me siento mejor. que no publico, pero me siento mejor.
Si no os sentís bien, si creéis que hay algo que no funciona, o que podría mejorar o lo que sea, pedir ayuda profesional. Se te quitan las ganas de empalar en un plis plas.