Querida persona que me escribes:
He leído este hilo de @hacheFilardi y como viene al pelo para
las celebrasiones del #cumpleblog creo que tienes que hacer algo así. O, mira,
deja, ya lo hago yo.
Hace 10 años que nos encontramos y nunca
te he dicho que estoy orgullosa de ti, de la persona que eres, y de la persona
que vas a ser. Vas por el buen camino, que se te nota en la piel una
barbaridad.
Eres divertida, independiente, simpática, inteligente,
con carácter, curiosa, tranquila, trabajadora, responsable, amable, práctica, empática,
analítica, cariñosa a veces, solitaria, con autocontrol, amiga de sus amigos y
saludadora, siempre.
¡Se te puede llevar a cualquier sitio,
nena!
Durante estos diez años hemos pasado
juntas por la pena de varios duelos mortuorios y de los otros, por la inquietud
de varios cambios de trabajo, por el estrés de varias mudanzas, por
el desgarro de separaciones y pérdidas, por alguna que otra convalecencia, y
por resacas, cambios, dietas, lóquers, tintes. constipados, conciertos,
ansiedades, cortes, enamoramientos, viajes, vacaciones, decepciones, horas
extras, #cosas, desengaños amorosos, soledades, trastornos, películas, gafas,
medicaciones, multitudes, citas, amigos, comidas, manifestaciones,
gordicidades... Y por muchas siestas.
Y aquí estamos: tranquilas, razonablemente felices, casi satisfechas. Te ha costado mucho, pero lo has conseguido.
Mira hacia atrás un momento, querida
persona que me escribes.
¿Te acuerdas de cuánto has llorado por el
amor no correspondido? ¿Ves como no pasa nada? ¿Ves como eres menos infeliz?
¿Ves como se puede vivir sin él la mar de bien? La vida sigue. Pero de verdad: si no estás muerta, estás viva.
Y, espera, ¿lo de estar gorda? ¿Cuánta
energía, lágrimas, angustia, dolor, ansiedad, antidepresivos…? ¿No estás mejor
ahora, que estás gorda igual, pero no es lo mismo?
¿Y lo del trabajo, lo refatal que lo has
pasado, lo incapaz, estúpida y miserable que te sentías? ¿Te acuerdas de cuando lo último que hacías antes de salir de casa era secarte las lágrimas porque tenías que ir a trabajar? Mírate ahora y sonríe. Nada de lágrimas. No, espera, ríe a carcajadas. Y, ya que estás, haz un cortecito de mangas de vez en cuando.
Aprecia lo que has conseguido, porque has conseguido mucho.
Has aprendido a decir que no y a apartarte
de lo que no quieres y te hace infeliz. A veces ha sido… en fin… pero ya sabes
que vale la pena. Quitar la mierda siempre vale la pena.
Has aprendido a estar cómoda en el nuevo
blog porque ya no te sientes tan identificada con el título del anterior, ya no
estás triste. La tristeza volverá en algún momento, pero también sabes que será
distinta y ya no le tienes miedo.
Hablando de miedo, se te ha quitao. No
tengo ni idea de cómo lo hemos hecho, pero se te ha quitao el miedo a estar
viva. Ya veremos cómo solucionamos el terror a mezclar dos champuses diferentes en el
mismo bote, pero del de estar viva ya te has curado. Y ambas sabemos que todo va mucho mejor.
También has aprendido a que te resbalen
muchas cosas. A algunos les parecerá que el pasotismo es fuerte en ti. Ahí,
nada que decir, tendrán razón y no pasa nada. Pero tus prioridades están más
claras que nunca y eso es lo importante.
Ya te digo, estoy orgullosa de ti. Mucho.
Porque, sobre todo, estás aprendiendo a
quererte. Sin dramas ni mierdas espirituales, con esa lógica aplastante que te
esfuerzas por poner por encima de todo: eres tú la que vive ahí dentro y la
única con la que puedes contar sin reservas hasta que la palmes. Nadie puede quererte más que tú. Nadie debe
quererte más que tú.
Bueno, sí, yo, yo te quiero tanto como te
quieres tú.
Y yo te quiero un poco menos pero un montón también. Y estoy super orgullosa de las dos, pero sobre todo de ti, que escribes.
ResponderEliminarYo también te quiero, Rizosa. Ojalá estar más cerca y vernos un poquito más.
EliminarGordi+La que escribe :)