Hace unos días que mis amigas me mandan esta noticia por whatsapp
Con mensajes apocalípticos tipo:
- Cualquier día metes a un asesino en casa y te encuentran en trocitos.
- Eso que haces es de locas.
- En Tinder todos son muy bonicos y luego, nunca sabe.
Pero no se dan cuenta de que esto refuerza mi opinión sobre las redes sociales, específicamente, las redes sociales del folgar: hay de todo, como en la vida.
Porque, a ver, ¿qué diferencia hay entre conocer un señor en una disco e irte con él a su casa, a tu casa o a un portal, y conocer a alguien en la red, e irte con él a su casa, o a tu casa, o a un portal? ¿Por qué tengo que desconfiar más de una persona que conozco a través de las redes que de una persona a la que conozco en la calle?
Porque, amiguis, cafres y asesinos hay en todas partes. Eso ya lo sabemos.
Es más, esta persona del artículo se ensañó con su novia, no con una desconocida que conoció en la Red. Eso igual pasa ahora que está de caza y.. bueno, ahí, sí, qué miedo encontrarte en Tinder con un asesino convicto.
No puedo evitar pensar en si está bien o no publicar su foto, cagándose en su privacidad. Si ya ha cumplido la pena, y la justicia ha decidido que debe estar en libertad, ¿no tiene derecho a rehacer su vida?
Y no paro de pensar en qué tipo de mujer saldría con una persona que ha sido condenada por asesino y descuartizador. Igual hay de quién arguye que ya ha pagado su deuda con la sociedad y es injusto que se le discrimine por ser ex convicto. Seguro que también hay de quién piensa que está a salvo porque... a ver, que este señor ya tiene antecedentes, ¿cómo va a volver a hacer algo así? Ni de coña... Y seguro que hay alguna descerebrada que incluso le ve el morbo.
Y, no sé por qué, me ha venido a la cabeza lo de la Manada. Y me ha venido una sensación de indefensión que pa qué...
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