lunes, 29 de enero de 2018

Listas de cosas

Hace unos días una de mis amigas me mandó una foto de una carta que le escribí cuando tendríamos unos 18 años o así.

Nos reímos mucho y, casi sin pensar, me puse a buscar cartas y cosas de esas de cuando era pequeña. Y encontré los diarios.

QUÉ ERROR.

Al parecer, cuando tenía unos 18 años estaba "enamorada hasta la médula" y era "absolutamente feliz" porque sabía que iba a pasar el resto de mi vida con mi novio. Según mis propias palabras, "nos queremos tanto que da hasta un poco de miedo, porque haríamos cualquier cosa el uno por el otro". Hicimos muchas cosas el uno por el otro, sí, incluidas algunas relacionadas con joder el resto de la existencia y eso.

Al parecer, también, estaba cagada de miedo porque nunca iba a aprobar selectivo: "hay gente que me dice que soy muy inteligente, y me da mucha vergüenza porque es mentira", y cuando saqué notaza era porque "era súperfacil". No sé de donde saqué lo de que era un auténtico zoquete pero lo he tenido muy arraigado hasta... hasta ahora, creo.

A los 18 años estaba segura de en qué iba a trabajar siempre, porque era mi vocación, y ni me planteaba otras opciones. Dos años. Dos años trabajé en eso que era mi vocación.

Pero lo que me pareció más triste de todo era que hacía listas de cosas que me preocupaban mucho pero no hablaba con nadie.

Eran listas muy tristes, que muestran claramente, a una joven superada por el mundo que se siente un fraude, que lo único que quiere es que nadie se dé cuenta de en qué está pensando o qué le preocupa, porque no conoce a nadie que parezca preocupado por las mismas cosas que ella.

No me acordaba de eso. 

Y, es curioso, porque así es justo cómo empezó este blog: hablando de cosas que nunca hablaba con nadie.

Hay cosas que, mira, somos como somos y es muy difícil cambiar algunas cosas, qué quieres que te diga: sigo siendo muy de listas.

Aunque ahora, si tuviera que hacer una lista de cosas que nunca hablo con nadie, creo que no tendría nada que escribir.

martes, 2 de enero de 2018

Querida rubia

Te lo digo poco porque soy un orco y una despegá, pero te quiero*

Te quiero porque eres divertida y podemos reírnos de todo juntas.

Te quiero porque eres inteligente, muy inteligente, y no andas con falsa modestia ni tonterías.

Te quiero porque me demuestras todos los días que me quieres, con un mensaje, una broma interna, un TE MATO AHORA MISMO...

Te quiero porque te preocupas por lo impepinable e intentas (y casi siempre lo consigues) no preocuparte por lo que no está en tu mano solucionar.

Te quiero porque siempre sabes cuando dejar hacer y cuando tomar el mando.

Te quiero porque dices lo que quieres y lo que no quieres, que así es más fácil relacionarse con las personas.

Te quiero porque eres generosa y paciente cuando la otra persona te importa.

Te quiero porque eres sabia, y ves cosas que yo no veo. De hecho, ves cosas que creo que casi nadie ve.

Te quiero porque te has liao ya 5 veces (CINCO) conmigo para lo de las cosas y tienes las mejores ideas del mundo cuando se trata de pasarlo bien. De hecho, lo de las cosas fue idea tuya, lo del amigo invisible ha sido idea tuya, todo lo bonito es idea tuya y yo tengo la suerte de compartirlo contigo. Sin duda, somos las que mejor lo pasamos.

Te quiero porque eres amiga de tus amigos, y casi siempre saludas.

Querida rubia, te quiero.

* Pliz, note que el pero VA DETRÁS.