martes, 31 de enero de 2017

Pavlov

Ayer se me cayó el cuadro de Wonder Woman. El cristal se rompió en mil pedazos y mientras los recogía pensé, mecánicamente, que te hubiera gustado saber que se había roto, porque odiabas ese cuadro.

Me acordé de ti sin querer. Fue un momento. Fue suficiente.  

Para cuando quise reaccionar ya te habías asomado a mi cabeza. Y te quedaste. OTRA VEZ.

Me di cuenta de que pensé en ti al hacer la cama, porque ya no estaban tus almohadas. Fue de lo primero que me quité de encima para dejar de abrazarte en sueños.

Sacudí la cabeza, literalmente, y me forcé a pensar en otra cosa.

Pero luego pensé en ti al abrir el armario y no ver tus chaquetas.

Hace unos meses me harté de verlas colgadas entre las mías. Fui escondiéndolas, dejándolas debajo de otras cosas, hasta que desparecieron entre vestidos y gabardinas. No tengo claro por qué las guardaba, pero ahí estaban. Hasta que dejaron de estar y se quedó el hueco. Durante un tiempo sólo vi el hueco. Hasta que desapareció. Como tú.

Pero ahora habías vuelto. A mi cabeza, al menos.

Sacudí otra vez un poco. 

¡QUITA BICHO, QUITA!

Sacudí un poco más.

Empecé a tener dolor de cabeza.

Y volví a pensar en ti.

Porque hacía tiempo que no me dolía nada por ti, qué cosas.

Y quise volver a olvidarte pero de repente todo se había llenado de ti, con lo que me ha costado desaparecerte.

Estabas por todas partes. OTRA VEZ.

O no estabas, no sé...

Abatida, me senté en la cama, como en las películas.

Mira, déjate llevar, me dije. Piensa en él todo lo que necesites, acábatelo, tó enterito, piensa en él, ponte triste, ponte contenta, ponte lo que quieras. Parece que ha venido para quedarse un rato, así que déjate llevY ME ENFADÉ.

Sentada en la cama, como en las películas, me enfadé conmigo. Porque estaba ahí, OTRA VEZ, en el mismo sitio donde había estado tantas veces. Y todo porque se me había roto un cuadro. 

Salí a comprar un nuevo marco, decidida a desaparecerte de nuevo.




domingo, 15 de enero de 2017

El amor

El problema del amor es cuando no es correspondido de la misma forma.

Ni siquiera tiene que ver, necesariamente, con que la otra persona no te quiera, qué va. Es que, además, tiene que quererte de la misma manera. Y querer cosas parecidas o, al menos, estar dispuesta a aceptar cosas que tú quieres y la otra persona no. Y a ceder, debe estar dispuesta a ceder, que resulta que es imposible que ni dos personas quieran lo mismo todo el rato, con la misma intensidad. Y a sacrificarse. Sí, sacrificarse, que a veces es peor hacer cosas que uno no quiere que lo bonito.

Porque querer a alguien es fácil, lo difícil es quererle con todas las consecuencias, incluso con la mochila que lleva a cuestas, mientras tú cargas con tu propia mochila.

Y, luego, que parece que todo va bien, y los dos queréis lo mismo, y estáis dispuestos a ceder, y a sacrificaros a veces... pero no siempre cuando toca. O cuando a la otra persona le va bien... Y es un lío, todo...

El problema del amor no es no ser correspondido, es no ser correspondido de la misma forma.

O igual es que el problema del amor es el amor mismo.