Hace pocos años me rendí a la evidencia: el bañador no evitaba que se notara que estoy gorda así que oye, que me pongo bikini.
Desaprobación, eso es lo que vi en la cara de mis padres cuando salí del baño con mi bikini. Igual podía haber visto más cosas si hubiera esperado un poco, pero tuve suficiente.
A partir de entonces, pareos, vestiditos playeros, falditas... mi madre no sabía qué hacer para que me tapara las carnes. Supongo que de manera inconsciente, para no provocar malestares, ahí andaba yo con pareos, vestiditos playeros y falditas sobre el bikini mojado. Como si no se notara que estoy gorda.
Al principio sólo me ponía bikini si iba a la playa sola, sin que nadie me conociera. Luego empecé a plantármelo también en la piscina de la urbanización. Y, poco a poco, sin darme cuenta, dejé de pensar en el bañador, dejé de llevarlo por si acaso, de comprar, siquiera. Abrir la puerta al bikini fue como abrir la puerta al #melasudismo contenido: era como si, a medida que me iba a costumbrando a la poca tela del bikini el encorsetamiento del bañador se me hiciera bola.
Y el #melasudismo apareció en todo su esplendor en forma de excusa práctica.
Un día, mientras estábamos en la piscina, mi sobrino me pidió ir un ratito a la playa, a escasos cinco minutos. En contra de mis principios, mi vergüenza, mi pudor, en contra de mi todo, salimos de la piscina y, tal cual íbamos, con bikini, gafas de bucear y chanclas, nos fuimos a la playa.
Y no pasó nada, claro, Sólo era una mujer de mediana edad más en bikini con un niño de la mano, por el paseo de la playa. Como tantas otras. Y así ha sido desde entonces.
Este fin de semana hicimos ese mismo camino y pasamos por casa de unos amigos, para que los niños jugaran un rato. En el complejo de enfrente.
Durante los diez escasos minutos de conversación con la madre de una de ellos tuve que escuchar:
- ¿Has venido así?
- Tápate con la toalla, no vayas a enfriarte.
- ¿Vas a irte así?
- Tápate, que vas a enfriarte.
- ¿No has traído nada más?
- ¿No te pones la toalla?
- Calla, que te saco un pareo y luego me lo traes.
A su lado, las caras de desaprobación de mis padres me parecieron una tontería indigna de mencionarse.
Que te den el pareo y luego no se lo devuelvas.
ResponderEliminarCreo que el bañador embute las carnes, pero no las disimula. Yo sigo con bikini, y lo que sobre, que se quede fuera...
ResponderEliminarbesos.
Yo también me pasé del bañador al bikini. Que se enseñen las lorzas, y a quien no le guste que no mire, que hay mucha escuchirrimizada para mirar.
ResponderEliminarY te sientes bien, y te sientes libre. Y es un "Yo soy así, ¿qué pasa?".
La próxima, cógete el pareo y te lo pones en la cabeza cual turbante. Y, como ha dicho la rizosa, no se lo devuelvas.
Libertad de expansión!
ResponderEliminar¡Aquí sí tenéis algo que envidiarnos a los tíos!.
ResponderEliminarVemos a otro gordo y le preguntamos -siempre hay que quedar bien-, ¿estás más delgado?.
Y vosotras os despellejáis sin piedad.
Ponerse unas tetas de plástico lo hacéis para daros envidia unas a otras, porque nosotros, podemos hacer todo el teatro del mundo respecto a unos buenos tetorros, pero nos conformamos sin rechistar con lo que haya....
Joer la gente, colega. A mí me pasa que con os años cada vez me importa menos lo que piensen los demás. Soy muy crítica conmigo misma, la peor, pero con los demás, anda y que les ondulen con la permanent.
ResponderEliminarLas gentes que dicen esas mierdas deberían mirarse un poquitito antes, eh, que hay mucho follamodelo por ahí que habría que ponerles bolsas de basura desde la coronila hasta el dedolgordolpie.
Aaaaanda ya.
Arriba el lucimiento lorcil, al peo los gilipollas, proclamo.
Querida amiga, leyendo me he sentido representada, porque seguramente yo tb te habría ofrecido un pareo. Y no porque estuvieras gorda (vengo de casa de gordos y me encantan y ni nos veo la gordura) sino porque a mi, personalmente, no me gusta ir en bikini por la calle (como tampoco iría descalza ni dormiría en pelotas ni ... tantas cosas). Manías que una tiene y que hace extensivas al resto. Puede que no estén censurando tu gordura, si no que estén proyectando en tí algun tipo de represión suya. No siempre lo que nosotros vemos en nosotros es tan visible para el resto :-) just my opinion!
ResponderEliminarRepetons reina
Coincido con Salamandra en que quizá estaban tapando alguna represión suya con el pareo, o, simplemente, que no veían decoroso pasearse en algo que, técnicamente, equivale a ropa interior diseñada para exterior, más allá de la lorza o no lorza.
ResponderEliminarUn abrazo!