miércoles, 27 de julio de 2016

Con lo guapa que eres...

He leído la carta a la chica del bañador verde, claro. 

Si pudiera volver al pasado probablemente me diría algunas de esas cosas a la orejita, sí. Seguramente susurraría por las noches al oído de mi yo niña, adolescente, joven, a mi yo de ayer, coñe, todo eso de que la belleza está en el interior, que quien me quisiera de verdad no iba a preocuparse ni un poquito del envoltorio, que merecía todo el amor del mundo por ser cómo era, en toda mi mismidad, la de fuera y la de dentro.

Le diría a mi yo pequeño muchas cosas.

Pero. ya que estaba allí, también diría algunas otras cosas. 

Dejaría de preguntar entre lágrimas a mis mayores por qué estaba siempre a dieta para preguntar porqué es tan horrible estar gorda, por qué tengo que vivir castigada, a base de judías verdes, cómo es posible que sea por mi bien tener que vivir siempre en la privación. Por mi bien. 

Preguntaría por qué tengo que estirarme el jersey por detrás, por qué es tan horrible que lleve pantalón corto en verano, por qué no puedo llevar bikini, si es lo que me apetece, o por qué está feo que lleve tirantes. 

Preguntaría por qué son modelos a seguir otras personas que han conseguido adelgazar con mucho esfuerzo, por qué dicen que fulanita está guapísima desde que ha adelgazado si no es cierto, por qué es tan importante que esté más gorda que sotanita.

Y pediría que dejaran de presionarme, que prefiero la crueldad inconsciente de los niños, porque con eso sé lidiar perfectamente, que la presión bienintencionada e inmisericorde de los adultos, porque con eso no sé qué hacer y va a perseguirme toda la vida.

Pero sobre todo, SOBRE TODO, pediría que acabaran de una vez la frase que más he escuchado en mi puta vida, porque me muero de la curiosidad:

Con lo guapa que soy, si no estuviera tan gorda,... ¡¡¡¿¿¿QUÉ, JODER, QUÉ COÑO HUBIERA PASADO???!!!

3 comentarios:

  1. Pues nada, no hubiera pasado nada. Estar más delgado tiene una serie de ventajas objetivas y te hace no tener algunas incomodidades físicas.

    Quien te quiere te hubiera querido igual y quien no te quiere pues no te habría querido igual.

    Nos venden la moto de estar delgado como fin de todos los problemas, pero hay cosas que siguen igual independientemente de tu peso. Y quitando la parte de la salud (que es importantísima), seguramente las que siguen igual son las importantes de verdad. Si yo soy una persona alegre, lo voy a ser igual con 10 kilos de más que de menos, si soy una rancia del vivir ganar o perder kilos no va a cambiar eso. Pensamos que los problemas se van a ir con los kilos y no, claro, se van sólo los realmente asociados al peso.

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  2. Bueno, al menos tú eres guapa. Yo la parte de gorda la tengo y la frasecita "con lo guapa que eres" jamás me la han soltado. Así que, gorda y fea, tortura non stop.

    Y sí, estoy totalmente convencida de que mi vida hubiera sido mejor de haber tenido otro físico. Obvio.

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  3. Es como el "cuando me toque la lotería". Probablemente, seguirás siendo la misma, con las mismas miserias, u otras asociadas a tu nueva condición, porque así somos, dándole más bombo a lo que consideramos un error, que a lo que son aciertos.

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