Qué desesperanza. Qué horror. Qué espanto.
Y eso que me he cansao, y escribo este post antes de saber cómo ha quedado definitivamente el recuento de votos, diputados y esas mierdas de las segundas elecciones generales en seis meses.
SEGUNDAS.
Mi cuñada interior ha sacado algunas conclusiones:
- Con este sistema las campañas electorales no sirven para nada. Estamos en el mismo punto que hace seis meses. Y lo peor es que el sistema no va a cambiar porque resulta que salen siempre los moderados a quienes da miedo cambiar cosas del sistema por si no vuelven a salir.
- A los españoles se la pela la cosa política casi tanto como a los políticos los españoles. Y todo españoles.
- Debe haber mucha gente que vota a lo lóquer, por colores, por el más guapo o por todas a la vez.
- El ser humano es muy de sus costumbres y de lo de toda la vida.
- Cuando alguien sale en una lista para que le elijan para algo en unas elecciones se activa el gen soy imbécil pero de aquí no me echan ni con escoplo, el síndrome y tú más, y la afección multiorgánica prometer hasta haber metido.
- Tener que elegir entre opciones que, en otras circunstancias, son basura, nunca, NUNCA, puede dar como resultado nada bueno. Sólo más basura.
No aprendemos.
Tenemos basura porque merecemos basura.