Faltan sólo seis horas y media de trabajo para mis vacaciones de verano.
SEIS HORAS Y MEDIA.
Como todos los años, hace una semana que estoy nerviosa. Quiero hacer tantas cosas que las anoto en el calendario de la cocina para que no se me olvide ninguna, consciente, sin embargo, de que más de la mitad se quedarán ahí apuntadas, y que nunca las tacharé.
Pero no pasará nada.
De vez en cuando miraré el calendario y frunciré el ceño porque no tendré tiempo de hacer todo lo que quiero. Me haré trampas para ver si no me doy cuenta de que me escaqueo de lo que no me apetece. Me pondré muy contenta cuando consigo cumplir esos objetivos tontos escritos en el calendario.
Irán pasando los días y me iré relajando. Dejará de dolerme la espalda y dormiré como un ceporrito. De hecho, dormiré como un ceporrito en cualquier sitio, especialmente si está en movimiento (Recordatorio: cuidadín con el metro, Gordipé).
Hasta que un día tendré que volver y todo empezará otra vez.
Pero, no adelantemos acontecimientos.
Ahora mismo, faltan sólo seis horas y media de trabajo para mis vacaciones de verano y no puedo dormir.