jueves, 25 de junio de 2015

Hombres que cumplen años y Pau

Hoy es un día importante.

Tal día como hoy hubiera cumplido años George Orwell, un señor algo conspiranoico que escribió 1984, el pre Gran Hermano que debería haber convencido a la Humanidad de que era mejor desaparecer que acabar como ahora, aunque a mí 1984 siempre me ha recordado más a Matrix que a Gran Hermano.

Neo, qué molón y qué archi brasas eres, hijito.
También hubiera cumplido años Antonio Gaudí, arquitecto catalán que ha pasado a la historia por diseñar cosas enredadas bellísimas, difíciles de entender, a veces. Sobre todo cuando cuestan chorrocientos años en terminarse. Un visionario. Un valiente.

Aquí un Quim, con sus cosas enredadas, bellísimo.

También es el cumpleaños de Ricky Gervais, un hombre inteligente, sarcástico y sin pelos en la lengua, con un sentido del humor a veces incomprendido, aunque no tengo muy claro por qué, si es muy tranquilo y suele dar en el clavo (guiño, guiño, codazo, guiño).

Ricky, siempre comedido y dejando margen a la interpretación libre.


Sin embargo, lo más importante es que hoy es el cumpleaños de Pau. Comparte muchas cosas con estos grandes hombres pero mola mucho más.

No sé si la Humanidad hubiera sido la misma sin alguno de estos hombres (especialmente sin Quim) pero lo que sí tengo claro es que no sería la misma sin Pau. 

Va a ser un año estupendo, ya verás.

Felicidades, querida, que cumplas muchos más así de maravillosa.

martes, 23 de junio de 2015

El curriculum

A estas alturas de la vida, pasada ya la tierna adolescencia, una ya debería tener claro que quiere ser de mayor. La gente normal lo sabe, ¿no? Pues no. Yo no.

O sí.

Después de pasar varias horas trabajando en un curriculum para un puesto de trabajo que me interesa muchísimo va y resulta que me doy cuenta de dónde está el problema: no sé lo que quiero hacer porque quiero hacerlo todo. No es sólo que sé qué no quiero hacer, no, qué va, es que de lo demás, quiero hacerlo todo.

Me pongo a revisar mi curriculum, y a poner y quitar cosas interesantes o no para el puesto, y tengo todo el rato en la cabeza lo perfecto que es para mí, la de cosas que podría aportar en ese puesto de trabajo, lo bien que lo haría... es como si la oferta de trabajo la hubieran hecho pensando en mí, en mi experiencia, en todo lo que sé y lo que aún puedo aprender.

Hace rato que he dejado atrás la duda de si me presento o no, de si corro el riesgo de equivocarme o no, de las consecuencias, de cuánto me afectará el rechazo, de considerar si debo optar o no a otro puesto de trabajo, teniendo uno. Que será lo que será, pero es uno. Sí, ya no dudo. Voy a presentarme.

Y cierro el word, varias veces, demasiado consciente de mis infinitas carencias, de mi falta de contactos, de la soledad de la candidatura anónima, casi tirando la toalla, con esa convicción profunda de que nunca lo conseguiré...

Y entonces abro el word otra vez, y releo ese resumen frío de lo que ha sido mi vida laboral, de todas esas personas a las que he conocido y de las que he aprendido tantas cosas, y me doy cuenta de que quizás mi temor está injustificado porque, en el fondo, siempre he tenido el trabajo que he querido. Igual luego ha sido lo que esperaba pero, en realidad, siempre he conseguido el trabajo que quería. Qué cosas. Quién lo diría...

Y entonces cierro el word otra vez, con la carta de presentación ya terminada y el curriculum revisado un millón de veces, con ese viejo proverbio chino (o no) flotando en mi cabeza:

"Ten cuidado con lo que deseas, vaya a ser que lo consigas".


jueves, 18 de junio de 2015

El abate Sieyès

Cuando pienso en los años de Facultad recuerdo algunos momentos muy concretos, casi siempre los mismos. Algunos dirían que no tengo más porque pasé unos años a medio camino entre la nebulosa de los carajillos y sustancias de las que podríamos denominar. Yo no sé lo que diría.

Uno de esos momento es el primer examen que hice como universitaria.

No sé los demás pero yo pasé los primeros tres o cuatro meses como en una nube, como si estar en la Universidad pudiera equipararse a haber llegado a la luna. No tengo claro por qué pero, aunque tuve muy buenas notas, en el instituto nunca pensé que llegaría a terminar, siempre tuve en la cabeza que era idiota y que no sería tan lista como para llegar a una carrera universitaria, que en mi mundo ignorante y juvenil era para muy listos. 

El caso es que allá que me fui, a la universidad, con mis notazas en letras, al Olimpo de la listez. 

Y, o yo era más lista de lo que pensaba, o aquello no era tan para listos como yo pensaba, porque me aburría mogollón y me parecía todo superfácil. Claro, iba de sobrada que lo flipas.

En esto llegamos a la temporada de exámenes y, yo me lo sabía todo muy bien. Estaba muy segura y eso. Hasta dos horas antes del primer examen, que se me había olvidado todo. Mierda.

Se me debió poner cara de sepionet porque un compañero de clase me acompañó al bar "para entretenerme" y, no sé cómo ni porqué, acabamos ciegos como pelotas a base de carajillos.

Casi llegamos tarde al examen y nos sentamos al final de aquella aula interminable, llena de cabezas con pelos. Estaban borrosas y se movían sin moverse.

Silencio.

Reparto de folios.

Escriban: primera y única pregunta del primer examen como universitaria: el papel del abate Sieyès en la Revolución francesa.

HORROR.

Lo único que recordaba del abate Sieyès es que su tema lo había subrayado en rojo, que había nacido en 1748, que suma 2 (1+7+4+8=20, 2+0=2, una regla mnemotécnica como cualquier otra para saber más o menos en qué momento histórico ubicar a cada personaje, y que la había palmado a los 88 años. Y, según la pregunta, que había sido abate y que había tenido algún papel en la revolución francesa.

¿Y AHORA QUÉ HAGO, QUE NO ME SÉ QUIÉN ES ESTE SEÑOR?

Supongo que pensé que no iba a dejar pasar la oportunidad de escribir mucho rato en el primer examen universitario así que empecé a escribir sobre la revolución francesa, que me la sabía muy bien.

Y un notable.

Tras aquel primer resultado empecé a sospechar que aquello iba a ser mucho más fácil de lo que pensaba.

Y no me equivoqué ni un poquito, pero eso es otra historia.


Misia, este te lo dedico, que lo has inspirado tú. ¡Gracias!




lunes, 15 de junio de 2015

Las perlas del miedo

Estos días me estoy dando cuenta de que he sobrevalorado la inteligencia de algunas personas con las que me relaciono.

Me he dado cuenta de que personas a las que consideraba razonables e inteligentes decían perlas como:

  • Ya verás cuando nos quiten las segundas viviendas.
  • Van a remuniciparlo todo y se lo van a quedar ellos.
  • Tengo miedo porque no quiero que nos hagan catalanes.
  • Van a quitar las Fallas.
  • Van a obligar a todos a hablar valenciano.
  • En vez de robarnos de un partido van a robarnos de tres, EL TRIPLE.
  • Me da miedo que nos independicen como a Cataluña.
  • Van a dar todos los trabajos a inmigrantes y a gays.
  • Buscan confrontación, buscan la guerra entre todos.
  • Si no gobierna el partido más votado no sé para qué votamos, lo de pactar es engañar a los ciudadanos.
  • Hay que poner límites a la libertad de expresión porque no se puede decir lo que uno quiera.
También hay zotes absolutos que mantienen estas gilipolleces pero esos no me han sorprendido.

La cuestión es que, más allá de si entiendo o no (que no) que haya personas que defiendan que pactar es antidemocrático, que más vale ladrón conocido que pacto por conocer, o de lo imbécil y analfabeto funcional que me parece alguien que lanza las perlas anteriores, me he hartado de discutir con inútiles. Yo me he leído los programas políticos de las principales formaciones que se presentaban a como candidatas a gobernarme los próximos años para decidir cuál me parece la mejor opción, si tú no te los has leído vete a discutir a la cuadra o al bar. No me busques.

No se trata de si fulanito te parece mejor o peor: a unos los conocemos pero, incluso con todo y eso, vale, puedo aceptar que no te apetezca darles el beneficio de la duda. Acepto que podemos no estar de acuerdo en qué tipo de gobierno es el mejor. Pero de ahí a que vengas a decirme que estoy equivocada porque los nuevos gobiernos de pactos nos van a independizar y a quitar el apartamento, y eso sí que no, que tus padres han trabajado mucho para conseguir lo que tienen... pues mira, no, no voy a discutir contigo porque no tienes el nivel suficiente. Y vete a la mierda un poco. Imbécil.

GRACIAS POR NADA, ELECCIONES MUNICIPALES.

domingo, 7 de junio de 2015

La pitada

Este fin de semana he estado en el Benicàssim Blues Festival.

El sábado por la noche, después d, YO QUE SÉ, seis o siete horas de conciertos, se reunieron en el escenario principal todas las bandas que había tocado durante la tarde y se montó una melé de órdago. Maravillosa. Un fin de fiesta estupendo: cinco blues woman cantando, dos pianistas, un batería, tres o cuatro guitarras, varios saxos, contrabajos, XÉ, LA REPANOCHA.

Al acabar el concierto se anunció la presencia en el escenario de la Concejala de Turismo para entregar un obsequio en una bolsita a las cantantes. Tenía toda la pinta de un pack de esos turísticos, con alguna guía o libro de la ciudad, alguna placa o algo, no sé no lo abrieron en escena.

La cuestión es que en cuanto la Concejala de Turismo asomó la patita por el escenario, PATAPOUUUUUM, una intensa y gritos de ¡fuera, fuera!

Una búsqueda rápida me dice que Benicàssim (Castellón) tenía un gobierno del PP en cómoda mayoría hasta las elecciones del 24 de mayo. Todavía no está cerrado el nuevo, y algo me dice que será difícil, porque van a tener que pactar chorrocientos partidos entre sí.

Bueno, la cuestión es la pitada.

Queda feo. Estaba allí, mirando a aquellas cantantes recoger el obsequio del Ayuntamiento, co-patrocinador del festival y, la verdad, queda feo. Deslucido. Muy deslucido. 

Un señor que estaba a nuestro lado se quejó amargamente. Según el, qué poca vergüenza pitar al ayuntamiento en un evento en el que había puesto dinero. Sin la colaboración del ayuntamiento no se hubiera celebrado así que pitarle era de ser muy poco agradecido. Y que así nos va, que somos unos desagradecidos.

Unos pocos vecinos se enzarzaron en una discusión: que si sí, que si no...

Y yo me quedé pensando:
  • El Ayuntamiento pone pasta, sí, pero es que es la pasta de todos. Otra cosa es si es más o menos razonable destinar los fondos públicos a unas cosas o a otras, pero, vaya, que no es que sea filantropía, se hace con un fin: atraer visitantes al pueblo, darle visibilidad, captar la atención de los medios y de ese sector de público...
  • Los ciudadanos tenemos muy pocas oportunidades de expresar nuestro malestar con los gobernantes. Una vez en las urnas cada cuatro años no sólo es poco, es ridículo. ¿Por qué no decirles cuando tenemos ocasión que no nos gustan, o que nos gustaría que cambiaran? 
  • ¿Es una falta de respeto? ¿Por qué? 
Creo que yo hubiera pitado en el Camp Nou.

jueves, 4 de junio de 2015

Hombres tuiteros

Diario de un tuitero


7:00 Anoche me dormí a las tantas con el móvil en la mano y se acabó la batería. Si no fuera  porque @agarramelaquemecrece resultó ser un taxista de Cuenca en lugar de una peluquera sexy colombiana la noche habría sido redonda.

8:00 Nada, que no, que no me queda café y no he podido hacer caca. Y a ver si con una duchita me pongo en marcha.


¡Qué fría está coñe!

8:30 Bien arreglao. Ahora, a por esa pinta de malote que tanto gusta a las nenas. ¡Hey, nenas, soy malote pero sensible!



9:00 Bueno, pues ya estoy aquí. A ver qué me invento hoy para que parezca que tengo un trabajo interesante y molón.


14:00 Tío, no tengo nada claro que esto sea light. Pone light, pero no parece light. Además, en este sitio nunca conoceremos tías buenas. ¿Has visto a alguna tía buena comer aquí alguna vez? No, efectivamente, aquí, no vienen a comer tías buenas. No venimos más.


16:00 ¡Rápido, la cara de pensar! Disimula, como si estuvieras pensando en algo superimportante, que mi jefe no se dé cuenta de que me acabo de tirar NADA. 



16:12 ¡Ostias, la buenorra del despacho va hacia la máquina de café! ¡¡¡MAYDAY, MAYDAY!!!


16:14 Mierda, VIENE CON LA CHUNGA COTILLA. ¡¡¡La cara de "me caes mal", "LA CARA DE ME CAES MAL"!!!


18:59 Saliendo del trabajo, por fin. Un día duro ¿Me habéis echado de menos, nenas?

22:00 Ya soy todo vuestro.



22:01 Buenas noches, corazones.

martes, 2 de junio de 2015

Rubia otra vez

En ocho meses me he cortado y teñido el pelo en seis peluquerías diferentes. Es una bendisión que me crezca como a la cabezorra esa de cuando éramos pequeñas.

Invariablemente, cuando me siento delante del espejo con la bata esa horrorosa que te ponen, la conversación empieza así:

"Mira, el pelo se me abre aquí, así que lo llevo de este lado. Me da igual el corte y el color, siempre que esté bien cortado y no se me vaya a poner panojo en una semana. Haz lo que quieras."

Aquí es donde entran en juego la pericia y las tablas de la peluquera/o en cuestión.

Hay de quien hace muchas preguntas primero, mira, asiente, opina y, tras el consenso, se pone manos a la obra y corta, tiñe y da esplendor. También hay de quien se limita a repetir lo que hay: corte más corto y mechas igual de rubias. Hay de todo: más valientes y más conservadores.

En ocho meses pasé de llevar rubio ceniza con mechas blancas a rubio, pelirrojo, avellana, marrón y otra vez rubio. He llevado las patillas muy largas, medias y muy cortas. Flequillo recto, desfilado, de costadillo, corto y más largo. He llevado el pelo como personas desconocidas han tenido a bien.

A veces he intentado ponerme un poco en su lugar. Supongo que debe dar un poco de yuyu que llegue una desconocida y que te diga "mira, haz lo que quieras" con algo tan personal como la imagen. Debe ser como si vas a un restaurante y le dices al camarero tráeme lo que quieras

Son ellos los que corren el riesgo. A mí me da vidilla. Si me paro un poco a pensar igual se podría sacar algo más profundo de eso pero no quiero pensar.

Igual por eso vuelvo a ser rubia. 

lunes, 1 de junio de 2015

La paciencia tiene un fin

La percepción que uno tiene de sí mismo es muy traicionera y puede ser la causa de creencias o comportamientos difíciles de argumentar de cara al exterior, o sea, en nuestra relación con los demás. 

Por ejemplo, yo no manejo lo de la autoestima y la autoafirmación, y tiendo a pensar en primera instancia que, pase lo que pase:
A. La equivocada soy yo.
B. La culpa es mía.
C. Soy una exagerada, no es pa tanto.
D. En realidad, esto que me molesta tanto a mí sola debe ser una gelipollez, PERO.
E. Hay que ver, que soy demasiado exigente con los demás.
F. Todas las anteriores a la vez.

Todas me valen para todo.

Un suponer:

Imagina que haces algo que me molesta mucho. No es nada grave, ni trascendente ni nada, pero a mí me molesta mucho. Probablemente a ti no te costaría NADA dejar de hacerlo. Simplemente, ni te lo planteas. Seguramente, nunca hayas reparado en eso que haces, si te pidiera que lo dejaras sería la primera vez que le dedicaras un segundo de tu tiempo y, quizás por la misma sorpresa de pensar en eso, dejarías de hacerlo. Tú olvidarías el tema inmediatamente y yo sería más feliz. 

No, espera. ¿Sería más feliz? Pues no lo sé, nunca lo sabré. Porque no te diré nada. 

Tú harás lo que te parezca oportuno y yo me iré encabronando si es eso que me molesta. Y no te diré nada. Nunca. 

¿Quién soy yo para decirte si algo me molesta? ¿No somos mayorcitos ya para ir llamándonos la atención? Si fuera al revés, yo respondería “si no te gusta, no te arrimes y punto” y como no quiero escuchar algo así, no digo nada. 

Así que el resumen es que, reprimida por el miedo a que me manden a cagar con cajas destempladas, cuando me molesta algo no lo digo a la persona. Muy pocas veces lo hago, vaya. Me callo, me callo, me callo, me callo hasta que PATAPOOOOUMMMM, exploto y se acabó. No hay vuelta atrás, ya no quiero saber nada más de ti. No digo nada y cuando se me acaba la paciencia infinita para aguantar eso que me molesta y que igual es una gelipollez, o es exagerao o vete a saber, pues se me acaba y tú con ella. Y no pasa nada, eh, pero tú te vas por el desagüe con mi paciencia, que pensaba que era infinita pero parece que no. Se acaba. 

Y así es como me voy a convertir en una solterona solitaria y amargada. No paro de hablar y no digo nada.