sábado, 30 de mayo de 2015

Sin decir nada

Ando por la vida sin despedirme. 

Un día me doy cuenta de que ya no quiero verte más y sólo quiero desaparecer, sin decir adiós, sin decir nada.

No necesito contarte cómo me siento, ni cómo esperaba que te sintieras tú, por qué ya no me inspiras ni cómo recuperarnos. No quiero saber cómo estás, si sufres o eres feliz. No quiero tener excusas para pensar en ti. No quiero encontrarte y no deseo que me busques.

No voy explicarte por qué, ni qué has hecho, ni qué no he hecho yo. No quiero enseñarte las cicatrices. No quiero enseñarte nada. No quiero verte más.

No necesito que te disculpes, ni me expliques nada. No quiero saber nada.

No te necesito para seguir caminando.

No necesito despedirme.

martes, 26 de mayo de 2015

La debacle electoral

Las elecciones del 24 de mayo de 2015 pasarán a la historia como aquellas en las que el partido más votado fue derrocado y los votados menos se hicieron con las varas de mando. Por eso y porque Mariano Rajoy dio una rueda de prensa para decir que somos campeones bueno y qué.

Tengo que reconocer que me he dejado llevar por una euforia inexplicable. Y me he dado vergüenza. Porque de lo que más me alegraba era de que perdiera el PP, de la manera que fuera. Y ha sido una manera muy de tirarse por el acantilado. Que no lo harán claro, pero igual deberían.

Lo ideal sería que me hubiera sentido bien porque hubiera ganado las elecciones la opción con la que me siento más identificada, la que me gustaría que gobernara los próximos años y decidiera sobre las cosas que me afectan todos los días, con una buena gestión del transporte público, la dotación digna y razonable de recursos para la asistencia social, el cuidado y mantenimiento de las infraestructuras públicas, la recogida de basura y limpieza de las calles, que esto parece Walking Dead... coñe, lo que viene siendo una gestión dialogante, responsable y transparente de los servicios públicos, universales, gratuitos y de calidad.

Pero no. Resulta que no. Así que, aunque me alegra hasta un punto que soy incapaz de describir que los golfos apandadores se vayan, es una contentez agridulce.

Porque han sido tan perros, tan sinvergüenzas, tan egoístas, tan megalómanos, tan... tan... TAN, que han impedido ya que la cosa mejore, y los pobres perroflautas que van a ocupar su puesto no van a tener ni tiempo de enterarse dónde ha ido a parar la mierda, si algún día consiguen ponerse de acuerdo en quién tiene que empezar a limpiarla. Para cuando consigamos devolver todo lo que debemos los nuevos ya se habrán desgastado y volverán a salir ellos.

Se me ha acabado la esperanza casi antes de tener tiempo de disfrutarla.

Por otro lado, como daño colateral, he perdido la porra. Voy a estar pagando cervezas hasta noviembre. 

Cheneralitat Valenciana 
Partido Popular: 32% Pues no: 26,25%
PSOE: 21% Aquí, regulero 20,3%
Ciudadanos: 16% Pscheeee: 12,31% 
Podemos: 11% Mira, aquí, sí: 11,23% 
Compromís: 11% ¡¡¡TOOOOOMAAAA!!!: 18,19% 
Esquerra Unida PV: 5% Otro casi sí, PERO: 4,26% 
Otros:4% Pues eso, otros.

Valencia 
Partido Popular: 32% ¡¡¡OOOOOOOLEEEEE!!! 25,71% 
PSOE: 12% Caaaasi: 14,07% 
Ciudadanos: 15% O'Clock: 15,18% 
València en Comú/Podemos: 13% Nada, ni una: 9,81% 
Compromís: 16% ¡¡¡MUY BIEN, JOAN!!! 23,28% 
Esquerra Unida PV: 6% Nada, fatal: 4,26%
Otros: 6% Eso, que otros.


jueves, 21 de mayo de 2015

Hombres tranquilos

Hay hombres que se toman muy en serio lo de que los chicos no lloran y lo de que exteriorizar los sentimientos hace que parezcan menos viriles. Lo de la contención acaba yéndose de las manos y por no expresar más de lo que toca casi ni se mueven, aunque tengan un volcán inside. Como si la virilidad se les escapara con cada muestra de sentimiento o afección.

Hombre vulcánico haciéndose el tranquilo porsiaca.

Es como si no supieran que los sentimientos no se expresan, se perciben. Da igual si dicen o no cómo están, cómo se sienten, qué quieren... da igual que se mantengan impertérritos, a poco que alguien se interese por ellos es fácil pillarles. Ellos piensan que no, pero sí.

Hombre perdido que cree que no se le nota.

Algunos dicen que es por timidez. Otros que es por mimetismo. Otros incluso aceptarán que no es que sean malos, es que les han dibujado así. Pero muy pocos reconocen abiertamente que a menudo no se mueven es por miedo.

Creo que su tranquilidad aprehendida no es porque les de miedo invadir, sino por miedo a ser invadidos.
El hombre tranquilo se mueve poco y despacito, vaya a ser que se rompan cosas.

Porque cuando un hombre tranquilo se siente invadido, arde Troya.

Hombre tranquilo, antes.

miércoles, 20 de mayo de 2015

Porra electoral

Tengo las expectativas de cambio bajo mínimos. Incapaz de sobreponerme al desaliento, auguro una nueva victoria del PP tanto en el ayuntamiento del cap i casal (a.k.a. la ciudad de Valencia que me dio el ser) como en la Cheneralitat Valenciana. 

No veo una victoria glamourosa, siento el aliento de los Ciudadanos/Ciutadans en la nuca de la alcaldesa. Escucho afilarse ya sus lápices naranjas, preparados para firmar el pacto de gobierno.

Aún así, veo ya un mínimo de cuatro años más de #caloret, de despotismo paleto, de saraos falleros sin contenido con mucha horchata, de falta de política cultural, de falta de planificación urbanística sostenible y responsable, de despilfarro, de concejales analfabetos, de precarización de los servicios públicos municipales, de menos limpieza viaria, de recortes de salario a los trabajadores de las empresas públicas.

Veo cuatro años más de descontrol, de andar como pollo sin cabeza guiando al elefante en la cacharrería, echando la culpa siempre a otros, como si no fuera evidente que la responsabilidad es sólo suya, que ya llevan más de una década empuñando el bastón de mando con mano e hierro.

Veo cuatro años más winter is coming, me cago en tó lo que se menea, y me estoy hundiendo en la miseria, el desconcierto, la desesperanza Y LA PUTA MIERDA DEL GOBIERNO ETERNO DEL PP.

Y aquí va mi #porraelectoral: 

Cheneralitat Valenciana
Partido Popular: 32%
PSOE: 21% 
Ciudadanos: 16%
Podemos: 11%
Compromís: 11%
Esquerra Unida PV: 5%
Otros:4%

Valencia
Partido Popular: 32%
PSOE: 12%
Ciudadanos: 15%
València en Comú/Podemos: 13%
Compromís: 16%
Esquerra Unida PV: 6%
Otros: 6%

martes, 19 de mayo de 2015

Cosas que me ponen a parir en las elecciones

  • A estos, por lo menos, ya les conocemos.
  • Bueno, tenemos la Copa América, la Ciudad de las Artes y las Ciencias y el Circuito de Fórmula I.
  • Cada vez hay más turistas y eso es muy bueno para el país.
  • Cualquier cosa menos que los catalanes manden algo en los valensianos.
  • De alguna manera se tiene que parar a los inmigrantes, que nos quitan el trabajo y se llevan todas las ayudas.
  • En Canal 9 todos tenían sueldazos y no hacían nada.
  • Estoy haciendo cosillas en negro.
  • Hay que emprender.
  • La alcaldesa es muy cercana y simpática.
  • La culpa es de Angela Merkel.
  • La culpa es de Europa.
  • La culpa es del chachacha.
  • Lo importante es que no nos quiten lo nuestro.
  • No me interesa la política.
  • No puedes criticar porque tu partido, cuando gobernaba, MÁS Y PEOR.
  • Nosotros/ellos.
  • Pues ellos más.
  • Soy apolítico.
  • Tenemos que apretarnos todos el cinturón.
  • Todos son corruptos.
  • Todos tienen cosas que esconder.
  • Valencia está muy bonita.
  • Yo no voy a votar. Total, da igual, gobierne quien gobierne, todos roban.
  • ¿¿¿Y PARACUELLOS, QUÉ???



lunes, 18 de mayo de 2015

Pesadillas

Ayer soñé que me iba de viaje a Polonia en tren.

Me sentaba en un vagón de esos antiguo, como de madera, y me quedaba dormida con el traqueteo. No sé muy bien cómo, el tren se había convertido en una vagoneta de esas que van sobre unos raíles, que iban por dentro de una casa. Como si fuera la casa del constructor de replicantes pero llena de teatritos azules. La vagoneta paraba en cada uno y alguien soltaba el rollo, no sé sobre qué, y a mí me entraba la modorra y cabeceaba.

Justo cuando empezaba a dormirme, se me acercaba un guía y me ofrecía cosas, globos, y chucherías y cosas así, para asegurarse de que me lo estaba pasando bien. Y yo le mentía. Le decía que sí.

De repente ese guía era un chico que conozco, que antes era actor, que salía en la tele y todo, y ahora pone copas en un garito, y me ponía muy triste. Era muy malo pero siempre que le veo ahí, con el surtidor, me da penica. Igual piensa "con lo que yo he sido y ahora estoy poniendo cañas". O igual no, vete a saber. El caso es que en sueño le preguntaba que qué tal todo y el me respondía que bien, que por lo menos tenía trabajo.

Y entonces yo miraba para arriba porque estaba empezando a llover y resulta que el techo estaba altíiiiisimo, y era de cristal, y llovía allí dentro y yo me ponía nerviosa porque cómo es posible que llueva dentro de un edificio y...

Y mientras la vagoneta seguía parando en teatritos bajo la lluvia yo me preguntaba porqué se me estaban cayendo los dientes a puñaos.

Entonces me desperté. Como tantos otros días, me toqué los dientes.

Tengo que hacer algo con estas pesadillas porque me están quitando la vida, ya lo digo, eh.

viernes, 15 de mayo de 2015

Miedo

  • Un día que iba muy cocida un poco piripi llevaba unos peep toe con plataforma y diez centímetros de tacón, le pegué sin querer una patada a un vaso en una discoteca, se rompió, me corté el dedo gordo y me tuvieron que poner dos puntos. Pero no llevo chanclas por la calle porque me da miedo que me pasen cosas en los pies.
  • Un día se cayó una estantería encima de la mesa en la que estaba estudiando. Rompió mis gafas favoritas y me dislocó la muñeca. Volví a colgar la estantería y volví a llenarla de libros. Pero no he colgado el collage que me regaló una de mis amigas en el cabecero de la cama porque me da miedo que se caiga y me corte el cuello el papel cebolla.
  • Un día me colapsaron las venas de tal forma y lloré tanto porque me daban miedo las agujas que me dejaron un ratito sin ponerme el gotero. Pero ya estoy buscando el dibujo para el próximo tatuaje.
  • Un día decidí que ya estaba bien, que tenía que romper con una relación tóxica, malsana, acabada, de más de media vida, que me está quitando la ídem y me está convirtiendo en una vieja malcarada. Pero me da miedo que no haya nadie más en el mundo que me quiera.

jueves, 14 de mayo de 2015

Hombres en chándal

¿Oyes eso, ese sonido sordo, de baja frecuencia, que parece que no va a acabarse nunca? Es el ruido de millones de lavadoras centrifugando chándales para no hacer nada en todo el fin de semana. Chándales para no hacer nada.



El hombre en chándal es ese que no ha subido a una bici desde los catorce años y lo más que ha corrido es de la puerta del patio a la puerta del ascensor para subir con el vecino, pero el sábado por la tarde se levanta de la siesta, se rasca vigorosamente los huevos, se pone su chándal bueno y las deportivas de vestir y se va al centro comercial a rondar con su mujer, también en chándal, y sus niños, uno en carrito, TAMBIÉN EN CHÁNDAL. Pero antes se toma algo para celebrarlo.


El hombre en chándal arrastra los pies y se recuesta sobre el manillar del carrito del niño o, en su defecto, el del carro de la compra, para recordar a todo el mundo que está cansado por que es un atleta entregado. Fíjate, lleva chándal. Es tan atleta y tiene tan entrenados los huevos que ni siquiera ha podido pararse a ponerse calzoncillos. Eso y que mola notarla suelta y pendulona.

No se puede razonar con un hombre de centro comercial en chándal sobre eso mismo, sobre por qué se pone un chándal para aburrirse dando vueltas en un centro comercial. Tiene miles de razones: en verano, hace fresquito; en invierno, se está resguardado; si tiene niños, salen de casa; si no los tiene, aprovecha la tarde para hacer las compras; si van mal de pasta, es gratis; si no tienen problemas de liquidez, tienen todo lo que necesitan: suministros, comida y entretenimiento... 

Y puede explicarte minuciosa y profusamente por qué se pone el chándal para salir al cine. O para ir a tomar unas birras. O para no hacer nada. Le da igual la paradoja. El hombre en chándal es un cuñao de libro y tiene todas las respuestas. Y nunca admitirá que también tiene preguntas.



El hombre en chándal es una especie que hay que erradicar, que así no hay manera de seguir evolucionando.

O... bueno, luego está David.




jueves, 7 de mayo de 2015

Hombres normales

Lo del dadbod no lo habéis inventado ahora Y LO SABÉIS.
Algún imbécil ha puesto nombre a lo que viene siendo un hombre sin una tableta de Valor en el abdomen: dadbodfofisano. Se conoce que ahora hay que poner nombre gelipollas a todo para ahorrarse la explicación y, chica, mira, vamos a decir esa soplapollez y a ver si cuela. Y cuela. Igual un rato, pero cuela.

El caso es que alguien ha dicho que está de moda el hombre dadbod y eso que ganan los esclavos de las mancuernas, porque así pueden dejarlas si quieren, que van a estar a la moda de todas formas. O todo lo a la moda que está un hombre normal razonablemente atractivo, COMO SIEMPRE.
Jason, uno de mis hombres normales favoritos.
Empiezo a pensar que esto de los dadbod es un rebote. Que ya está bien de que las únicas que tengan derecho a sentirse bien siendo como son y felices con sus cuerpos sean las mujeres, que nosotros también queremos liberarnos de las servidumbres de la moda, que queremos dejar de machacarnos en el gimnasio para tener cuerpos perfectos.

Ewan, molando en la playa con sus pelos y sus tatuajes.
El caso es que da igual. La cuestión es que debería empezar a parecer evidente que lo de los estándares de belleza está muy bien y esas cosas, que ya los griegos y los romanos tenían cánones que les funcionaban bastante bien, que es inevitablablabla... pero, chica, que donde esté una persona que te gusta, independientemente de si tiene pelos en el pecho y barriga cervecera, que se quite el chocolatHUY, PERDÓN.

Entrenador, molas mil.


martes, 5 de mayo de 2015

Lo de la bondad y eso

Tengo ahí una duda entre lo de la Ley de la Compensación Universal y lo del karma. 

Por un lado, soy consciente de que la justicia, entendida como "que cada uno reciba lo de le corresponde", no existe, que alguien puede ser más malo que la tiña y conseguir todo lo que se proponga, lo merezca o no, y que alguien bueno como el pan puede hundirse en la miseria. No, espera, seguramente se hundirá.

Por otro, creo que me reconforta pensar que de alguna manera, en algún sitio, por lo que sea, la maldad tiene billete de ida y vuelta. De una manera aleatoria, y magufa, creo que necesito pensar que sí, que la mierda siempre, vuelve porque la alternativa es FATAL. Luego lo de la bondad... pues es casi seguro que vuelve o, por lo menos, no te jode la vida pero no está muy claro y, desde luego, puede que no sea inmediato ni ponderado. 

Así que aquí estoy, haciendo mis cosas de persona buena porque sí, porque me sale natural, sin esperar nada a cambio, porque no hay nada seguro menos la muerte, aguantando en mis entrañas lo de la maldad extrema por miedo a que se me vuelvan en contra y, mira, que no, mientras veo hostias que van y vienen sin consecuencias. 

Y me entran unas ganas de mandarlo todo a cagar hacha en mano que pa qué.

Ustedes, lo del karma, ¿qué?

Perezoso

Lo peor que le puede pasar a un blog es que te deje de escribir. De repente notas que tú quieres pero él no, y poco a poco va ganando.

Es como cuando tienes unos días de vacaciones y dices mira, hoy no voy ni a ducharme, y cuando quieres darte cuenta tienes unas rastas graciosas y a una roncha de colacao del viernes pasado en la camiseta le ha salido barba. Y ya te da pereza.

Porque lo peor es eso, la pereza. Que llega un momento en el que al blog le da pereza asomarse a los sitios, que ya, pa qué, si tienes Tuiter, y caralibro, e Instagram. ¡Coñe, si hasta tienes Linkedin! El blog tiene la sensación de que ya lo ha contado todo, que igual ya no queda nadie a quien contarle cosas, o que igual ya no tiene nada que contar, que vete a saber si vale la pena liarse a decir cosas en todos los sitios, que no es que tenga tanta vida interior... Ná, que es todo pereza.

Que a ver si va a ser nomás cuestión de ponerse otra vez, de recoger las rutinas de allá dónde se escondieron, meterse un ratito bajo el grifo de agua fría, espabilarse y ponerse de nuevo en marcha.

Yo le digo que sí, que va a ser eso, que se plimple unas cocascolas o algo y que vuelva. Le digo que se desperece a gusto, que se rasque donde quiere, todo el rato que le haga falta, pero que vuelva.