martes, 11 de noviembre de 2014

De la pena y la vergüenza de una misma. Por las cosas

Me enfrento a lo del cambio de armario dos veces al año, ya lo he contado otras veces

Para que no me pasara lo de siempre, para no tener cosas rodando durante meses, este año ha sido algo diferente. Saqué toda la ropa, OJOCUIDAO, TODA LA ROPA, y la puse en el comedor. Improvisé unos colgadores con unas sillas y las escobas, plegué y ordené todos los jerseys, camisetas y rebequitas por temporada y colores. Saqué todas las cajas y las puse sobre la cama, para ir guardando lo del calorcito comme il faut.

Cuando lo vi todo junto me asusté. Ahí había miles de miles de euros en ropa. Seis pantalones negros (pitillos, mil rallas, de camal ancho, más gordos, más finos, más largos...), doce pantalones vaqueros. DOCE. de colores, formas y tallas diferentes, pero todos en uso. Pantalones de pana, leggins, cortos, piratas... Lo de los jarseis y rebequitas es otro tema del que mejor ni hablar. Y fulares... Y bolsos... Y, ya, los zapatos. Ni siquiera tengo espacio para tantos zapatos. No sé... ¿unos doscientos pares? Por ahí debe andar. ¿Por qué tengo tantos pares de zapatos? ¿PARA QUÉ?

Me acordé de una de las grandes reflexiones de mi hermano pequeño: Si sólo tienes un culo, ¿para qué quieres ochenta bragas?

Esto se puede aplicar a todo lo demás, claro.

Y todo lo demás es mucho.

Me senté entre toda esa ropa, con una mezcla de pena y vergüenza que pa qué.

Pena, porque igual yo soy una de esas que compran cosas porque son unas insatisfechas de la vida, que tienen la errónea sensación de que comprando se siente mejor por el rollo ese de la rollotonina que se dispara en el cerebro cuando se pasa la tarjeta. Que puede ser, eh.

Vergüenza, porque no necesito tanto, porque no puede ser que sea tan suelta, que me deje llevar sin control por las cosas bonitas. Que no soy una potentada, y no puede ser.

Intento sentirme un poco mejor diciéndome que no soy de esas que tienen ropa con la etiqueta, que acumulan deudas en las tarjetas, que viven por encima de su sueldo. No lo soy. No debo nada. A nadie. Me da para ahorrar un poquito. Ni siquiera tengo tarjeta de débito de esas que pagas a fin de mes. Ni del cortinglés. Ni nada.

También me digo que estoy en una especie de búsqueda del Santo Grial sin fin, a la espera de encontrar el color, la forma, el estilo que haga que me sienta atractiva y atrayente, que se me resiste. 

Y, luego, a veces, me digo que tengo tantas cosas porque no tiro, porque aprovecho al máximo la ropa que me gusta y, claro, se acumula. Cómo no se va a acumular, si estoy llevando algunos jerseis de cuando iba a la facultad y...

Y nada. Son eso, excusas. No necesito tantas cosas porque, sí, sólo tengo un culo para chorrocientos pantalones. 

Así que empiezo noviembre con el propósito de controlar mi tarjeta y mis impulsos. No me dejéis salir.

10 comentarios:

  1. Los leggings color carne quedan MAL.
    Aparte de eso, ya que tienes toda esa ropa, úsala. Total, no puedes devolverla...
    ¿200 pares de zapatos? Y yo que cuando compro unos, tengo que tirar otros, porque tengo el hueco para zapatos restringido a más no poder...(claro que eso es porque mi carcelera tiene otros 200, y eran los suyos o los mios...y perdí!! )
    El saber no ocupa lugar, pero los zapatos sí.
    Besos!!

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  2. El cambio de armario del tirón es el más eficaz de todos. Y lo de tener miles de cosas... Hombre, puede ser por muchos motivos o la acumulación de muchos motivos, el más importante de todos es tener espacio para tener cosas. Y si lo tienes, aprovéchalo. Pero sin que se te vaya de las manos.
    Yo una vez viví fuera cuatro meses y sólo me llevé lo que cabía en dos maletas. Y oye, me daba de sobra para vivir, pero llegó a ser aburrido.

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  3. Yo antes acumulaba mucho (aunque creo que a tu lado era poco) hace un años empecé a tirar y ahora tengo el armario que parece de Ikea, todo ordenadísimo porque el secreto está en tener poco. ¿Doce vaqueros? yo tengo 5 y me parecen muchísimos.

    Y lo de los zapatos en fin....me has dejado loca.

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  4. El que guarda encuentra dice el refrán pero no habla nada de los armarios que se estiran.
    Ese proceso que has hecho te ha dicho mucho sobre muchas cosas, ahora se trata de saber qué vas a hacer con ese conocimiento, pero en todo caso, ojo con flagelarse en demasía, preciosa

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  5. Detesto los tópicos, y acabas de reafirmar uno muy sólidamente con tu post.

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  6. A mí el Cambio de Armario me convierte en una yihadista, en Torquemada: cada vez me causa más placer amontonar lo que ya no me pongo o no quiero más en un rincón del zafarrancho, ver como crece, crece, crece, y sacarlo de mi vida para siempre. Me siento ascética y poderosa, como si viviera en una cabaña en el bosque. Luego me da cosica ver un jersey del que me despojó Alguien Que Me Da Vergüenza Recordar en el cuerpo de una prima o de mi madre, pero...a lo mejor me recompogo yendo de rebajas.

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  7. ¿¿¿¿¿Doscientos zapatos, Mari???? O.o

    Será que mi talla es poco razonable y por eso tengo pocos, que creo que no llego a los doce pares... pero de ahí a eso... la hostia. Me encantaría verlos. ¿Has pensao en montar una zapatería de segunda mano? recuperas inversión y te lo gastas en otros nuevos! :P

    De todas formas, es tu dinero y te lo gastas como quieres, yo que se, si na te debo y na te pido, ¿Por qué no vas a poder ser la localoszapatos? :P

    Besos, flor calzada.

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  8. Jo, suscribo punto por punto todo lo que dices. Y ahora creo que he descubierto la razón real y oculta por la que ODIO tantísimo hacer el cambio de armario y lo pospongo hasta el infinito. Y no, no es por vagancia (que también un poco), sino para no ver los cienes y cienes de jerseys, chaquetas, pantalones, vaqueros, faldas, vestidos, jerseys-vestidos, pijamas, zapatos, botas, etc que tengo... Y sentirme culpable.
    Porque lo fuerte es que llegadas estas fechas, todos los años entro en pánico y pienso: "Horror, no tengo ropa de invierno! Necesito urgentemente ir a comprar ropa nueva". Cuando lo cierto es que tengo dos toneladas de ropa de invierno, de verano, de entretiempo, bonita, hortera,... Tengo para dar y regalar. Sólo que está convenientemente guardada en cajas debajo del canapé, esperando que la saque.
    En fin, ojos que no ven...

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  9. Que sí, que ya lo sé, no me digáis de los zapatos que lo llevo mal y me estoy quitando. O me quiero quitar, vaya.

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  10. Feedly no me quiere y no me ha enseñado tu post en todo el día. Cuando he llegado a "TODA LA ROPA" he hiperventilado, que yo he visto tus armarios. Entre limpiar los pongos, esto y la redecoración...¿un plan renove o algo?

    Las bragas nunca sobran, mari. Ni los calcetines. Que si de repente tenemos un holocausto zombi o algo, que nos pille con bragas de sobra.

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