lunes, 7 de julio de 2014

La familia

Mi familia materna se reúne un par de veces al año para comer y socializar. Al parecer, es importante reunirse para no perder el contacto, aunque todo el mundo sepa que, en condiciones normales y de poder elegir, no nos tocaríamos ni con un palo. Largo.

A mí me parece una gelipollez, porque veo habitualmente a los que me gustan y no tengo ningún interés en ver a los que no me gustan pero, claro, a mi madre le hace ilusión y voy siempre con mi mejor sonrisa. Y con el pelo engominao, que sé que a mis primas les da mucho asco.

Mis primas son unas personas muy inteligentes, con muchos másteres, mucha cara de acelga hervida y que están siempre de baja por ansiedad con las que tuve un desencuentro hace miles de años de esos que ninguna quiere olvidar ni perdonar, así que es poco probable que volvamos a relacionarnos más allá de esos dos días del horror, pero como somos personas educadas nos pasamos el agua sin decirnos hijadelagranputa ni nada. Casi.

Mis primos llevan agujeros en los que no sabía que se podía hacer agujeros y creo que no han aprendido a hablar, así que muy bien.

A veces es un poco divertido. Un poco.

Uno de mis hermanos se sienta siempre a mi lado para darme golpecitos si pasa algo susceptible de ser comentado, para que me calle y no comente. Mis primas son especialmente irascibles y yo no soy especialmente sutil. Y no queremos otro cisma de Occidente, claro, que ya somos mayores y no es plan.

Los golpecitos igual son patadas cuando llamo al novio de turno con el nombre del anterior pero es que, sinceramente, a esta edad es fácil perder la cuenta con la zorraza de mi prima mayor, que cada dos comidas se presenta con uno diferente. A todos les llamo chato y acabo pronto. También llamo chato al fachilla de mi prima pequeña, porque siempre me responde con su nombre y una ceja levantada. 

Cuando era más joven siempre pensaba que algún día la cosa cambiaría, pero no, todos nos comportamos igual, ya he perdido la esperanza. Nos decimos las mismas cosas que sabemos que nos joden y los mayores recuerdan las mismas anécdotas que saben que no nos interesan. Todo sigue igual.

Alguna vez he pensado en romper el maleficio yo misma, a ver qué pasaba pero luego me digo que no, que nadie iba a entender la ironía, que pensarían que estoy cada vez más rara, y todo seguiría igual.

Es una mierda, lo de la familia que no te gusta. Menos mal que vuelven a faltar seis meses para volver a verlos.

3 comentarios:

  1. La familia, todo el mundo tiene una aunque sea el cáncer de la sociedad moderna.

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  2. Tienes suerte, tu no te llevas bien con tus primas. A mi me ocurre exactamente lo mismo con mis dos hermanas, y precisamente no es que nos veamos 2 veces al año.... ojala!

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  3. ¿La próxima comida comida no caerá justamente por Navidad?.
    Lleva algo para deflagrar, si es el caso....

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