viernes, 25 de julio de 2014

Algún día

Algún día me jactaré de mi sobrino casi sordo cuando tenía cuatro años y diez meses, de sus ganas de saberlo todo y de su curiosidad infinita. De cada una de sus preguntas y de cada vez que me decía "cuéntame más, que quiero saberlo todo."

Algún día le contaré que en el verano que estaba a punto de cumplir cinco años le expliqué por qué las monedas del mismo valor tenían dibujos diferentes en una cara. Repasaremos las banderas europeas y jugaremos a adivinar cómo van vestidos, si hace frío en cada país o por qué hablan idiomas diferentes, igual que él y yo a veces.

Le recordaré que le conté la vida de Leonardo da Vinci, que dibujamos juntos sus inventos, su autogiro, su submarino, sus máquinas para la guerra. Le recordaré también que le medí como al hombre de Vitruvio y que, cuando se dio cuenta de que su cabeza era grande en proporción, le tranquilicé diciéndole que no pasaba nada, que la cabeza no crecía al mismo ritmo que el cuerpo, y que pronto dejaría de parecer más grande.

Algún día le recordaré todos los experimentos que hicimos para que entendiera por qué las cosas caían a diferente velocidad, según su peso, y por qué en el agua todo era distinto. 

Puede que algún día retomemos nuestra discusión sobre los superpoderes de los superhéroes, o sobre por qué unos que llevan capa porque vuelan y otros que aunque lleven capa no pueden volar. Porque para él son importantes las palabras, esas palabras que apenas oye pero lee con avidez en los labios, después de tocarte suavemente la barbilla para que le mires.

Quizás algún día le dé las gracias por preguntarme qué he hecho cada día en el trabajo, si me ha gustado y qué me ha dicho mi jefe, aunque no haya entendido ni una palabra sobre plataformas tecnológicas, planes de viabilidad o financiación de proyectos. Puede que le agradezca que ha hecho que me sienta como una persona importante cada segundo que hemos pasado juntos, sólo porque piensa que soy muy lista porque sé muchos cuentos y los nombres de todos los personajes de Los Simpsons.

No sé, puede que, despacio y con voz grave, con su mano en mi cuello, mirándole a los ojos y con una sonrisa, le diga que nunca discutiremos, porque discutir es de cobardes que no saben hablar bien.

Y nosotros somos valientes que sabemos hablar bien

12 comentarios:

  1. Qué bonito tener una tía como tú :)

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  2. Donde esta aqui el boton de "ME GUSTA MUCHISIMO"?

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  3. Algún día él se dará cuenta de la muchísima suerte que ha tenido y lo afortunado que es.

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  4. Qué bien lo has descrito.

    BEsos.

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  5. Qué preciosidad de tía y de post.

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  6. No tengo palabras. Qué suerte tenéis el uno del otro. :)

    Qué me llena de alegría este tipo de posts.

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  7. Guarda esos momentos, cada uno de ellos es irrepetible, trata de que no se vayan nunca.

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  8. Mis tias nunca fueron así. En verdad, ni mis hermanos...
    ¡Tiene suerte la criatura, de que estés por ahí cerca!
    Besos!!

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  9. El tiene mucha suerte, sin duda, pero la tuya no es menor.
    Nos aportan tanto o mas

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