En los últimos 10 años se ha producido un fenómeno a mi alrededor curioso, cuanto menos.
Mientras mis amigos ascendían en sus respectivas empresas y ganaban sueldos muy apetecibles, hacían viajazos y compraban segundas viviendas, coches y motos, yo tenía un sueldo que a ellos les parecía miserable y mantenía mi nivel de vida en el low cost. Me daba algún capricho de vez en cuando, sí, pero en el low cost.
Me empujaban a dejar el trabajo y buscar algo mejor porque, decían, así no iba a llegar a ninguna parte. Conservadora, pasando por comodona o cagueta, me han dicho de todo.
Yo sonreía, me dejaba decir, asentía y me preguntaba cómo podían llevar ese nivel de vida, que a mí me parecía suicida, aunque en ese momento le fuera muy bien, porque sé, por experiencia, que las cosas cambian en un segundo y tan pronto estás subido a la cresta de la ola como estás hundido en la miseria.
Envidiaba lo que pensaba era una vida despreocupada por el dinero, sin pensar en el "a fin de mes". Me martirizaba un poco saber que, para algunos, era una perdedora que se conformaba con un trabajo mal pagado que no le gustaba porque me daba miedo saltar al vacío.
Unos años después, las cosas han cambiado y muchos de esos que antes me empujaban a saltar vienen ahora a sujetarme fuerte. Conocen el vacío y parece que es tan molón como pensaban. Y creo que, en algunos casos, también es porque piensan que mi trabajo y yo somos una especie de tabla de salvación.
No puedo decir "te lo dije". O "deberías haber hecho". O "no deberías haber hecho". O "deberías hacer". No puedo o no quiero, porque lo último que necesito es una mirada triste y de reproche que me diga "ahora no necesito escuchar eso", pero a veces lo diría. Todo seguido.
Sin embargo, me callo. Aún no sé por qué, pero me callo.
Y ahora soy el banco. Dejo dinero al 0% de interés, sabiendo que es posible que no me lo devuelvan, asumiendo el riesgo y el desgaste que eso supone para una relación, que los hay. A veces soy también agencia de colocación, porque al estar en el mercado me entero de nuevos trabajitos que voy empaquetando a unos y otros. Otras veces soy orientadora, indicando dónde pueden ir o dónde pueden conseguir tal o cual información. Y casi siempre soy, simplemente, oreja y regazo.
Y, aunque suene muy mal, empiezo a estar un poco agotada de ser tantas cosas desinteresadamente. Empiezo a necesitar cuidados, para variar, porque tener la sensación de que se cuida a todo el mundo es muy cansado, en serio.
Eso me recuerda algo:
ResponderEliminar-Oye, y tú ¿de qué trabajas?
-De jardinero.
-Ostras, pues déjame 2000 euros.
Los amigos son para eso. Para que se aprovechen de tí. Algún día igual te aprovechas tú de ellos. O no.
Besos!!
Está muy bien ser generosa, pero de la primera persona que debes cuidar es de ti. Y eso incluye saber decir no algunas veces.
ResponderEliminarBesos!
Totalmente de acuerdo. Soy como Gordi y me costó mucho llegar a este punto de anteponer mi propio cariño y cuidado al de los demás, pero ahora soy mucho más feliz, y ayudar a otros me sale más de corazón y me satisface más. Poner límites, es importantísimo.
EliminarTe entiendo porque yo soy de las que saltó... Y se estrelló. No se me ha ocurrido pedirle dinero a nadie y las he pasado putas, aunque ayuda y contactos sí desde el minuto 1. Bueno, desde el minuto 3, porque el 1 fue para lamerme las heridas y el 2 para superar la vergüenza. La verdad es que la gente que estaba colocada se portó, pero joder, el vacío da mucho miedo. Ahora ya no saltó más, me agarro fuerte y como tú, living la vida en low cost style y agarrandome con uñas y dientes a donde estoy ahora, aunque sea un trabajo mal pagado que
ResponderEliminarA mí no me suena mal. Por otro lado, me quedo con este fragmento del post: "Me empujaban a dejar el trabajo y buscar algo mejor porque, decían, así no iba a llegar a ninguna parte. Conservadora, pasando por comodona o cagueta, me han dicho de todo. Y yo me pregunto: ¿dónde coño se supone que hay que llegar? ¿Qué te hace pensar que quiero llegar donde estás tú? Y a partir de la crisis ya solo me pregunto: ¿En qué momento nos volvimos tan gilipollas?
ResponderEliminarAl 0% dices? Yo con 30.000 me apaño. Y te los devuelvo en 2 años y 5 meses. :)
ResponderEliminarEl dinero no lo es todo en un trabajo, hay que valorar otros factores que no tuvieron en cuenta tus amigos y ahora, desgraciadamente, se han dado cuenta. No es cuestión de decirles te lo dije, porque eso ya lo saben y solo les hundiría más.
ResponderEliminarComo ya han dicho, primero vas tú.