- ¿Te gustaría posar para mí para un proyecto?
- ¿Eh?
- Que si te gustaría posar para mí para un proyecto.
- Estoooo... estás loco.
- Tienes que hacerlo. Desnuda.
- ¿¿¿¡¡¡QUÉ!!!???
- Necesito un cuerpo de verdad para mi próximo proyecto. Necesito un cuerpo como el tuyo.
- No.
- ¿Por qué no? Te gustará la historia.
- No.
- Vas a divertirte.
- Estás loco.
- Te trataré como una diosa. Te necesito.
- Sabes que no me gusta mi cuerpo. A duras penas me recompongo para ir a la playa, no voy a posar desnuda para ti, no voy a posar desnuda para nadie.
Y así mucho rato hasta que parece que dije que sí.
Unos días después estaba en un autobús hacia las afueras de la ciudad, cargada con una bolsa de deporte, intentando recordar si todo estaba perfecto. Todo lo perfecto que podía estar. ¿Me había hidratado bien? ¿Llevaba la ropa interior adecuada? ¿Iba a hacerlo? ¿De verdad?
Al llegar al estudio estaba todo preparado, perfecto.
Me desnudé en el baño y me puse el albornoz que llevaba en la bolsa de deporte. Al hacer el nudo me sentí como una estrella porno a punto de entrar en materia y me sentí un poco mareada. Ya ves...
Unos golpecitos en la puerta me avisaron de que iban a arreglarme el pelo y a maquillarme. Y eso incluyó una especie de crema por todo el cuerpo, para no sé qué de la luz. Tienes una piel tan blanca... me decía la chica que me embadurnaba.
Cuando salí al estudio sólo estábamos él y yo.
Me senté en el sofá y se llevó el albornoz. Instintivamente, tapé la cicatriz con una mano.
- Me encanta tu cicatriz, ella va a ser la protagonista. Relájate. Bebe un poco, no es de atrezzo.
Vino blanco. Bien.
Sonrió, me dio un beso ausente en la sien, frunció el ceño, midió la luz al ladito de mi cara y movió un poco un foco.Y entonces se perdió detrás de la cámara, como si yo no existiera.
Estuvo diciéndome lo que tenía que hacer durante horas. Lo hice.
Al día siguiente me enseñó las fotos que había seleccionado, pidió mi opinión y me explicó cómo quería contar la historia. Me encantó.
De vez en cuando pienso en ello y me da mucha vergüenza. Muchas personas, muchas más de las que hubiera imaginado nunca, verán mi cuerpo desnudo, en todo su esplendor. Pienso en cuántas de esas personas se fijarán en el cuerpo como un objeto más de la composición, cuántas verán a la mujer que hay dentro, cuántas pensarán en por qué esa mujer y no otra... yo lo pensaría... creo.
Intento imaginarme qué percibirán esas personas, si captarán el mensaje, si verán lo que el autor quería que vieran. Luego intento recordar en qué pensaba yo en aquel momento y si se habrá quedado un poco pegado a la imagen, pero lo único que me viene a la cabeza es ¿por qué dije que sí?
Porque por ese sí el cuerpo desnudo y marcado de una gorda va a estar colgado en las paredes de los sitios.