miércoles, 31 de diciembre de 2014

2014, go home!

Puede que sea un poco megalómano PERO. Este año ha sido tan difícil que no me salían #14cosas como para hacer una lista. Se me ocurrió revisar los post del año, a ver, y va y tampoco: casi no he hablado de algunas de las cosas que más me han pre/ocupan y que van a seguir pre/ocupándome en 2015.

Qué cosas...

Sin embargo, esta revisión sí me ha recordado algunas cosas que no me gustaría olvidar y, aunque no soy muy de listas, aquí va lo más importante para mí de este año:

En enero, Sinior ihggg me regaló a Chrissy y un nombre, El efecto Gordipé, que es uno de los que más me gustan. Seguro que vuelve. 


En febrero empezó el principio del fin, aunque hace long, long time ago que se gestaba.

En marzo, este cuerpo grande y rotundo que me sostiene se fue a girar desnudo por la vieja Europa, colgado en paredes que nunca veré y en sitios que quizás nunca tendré la oportunidad de conocer. Aún no sé cómo me siento respecto a eso.

En abril, lo que pensaba que era el fin ya había empezado. Y me lancé como una loca a buscar... no tengo claro qué buscaba, la verdad, #noviodeverdad queda un poco corto. Aborté la misión porque era todo muy raro. Y porque no estaba yo preparada y receptiva, algo que, al parecer, todo el mundo sabía menos yo. 

En mayo tuve una tarde de esas de epifanía, de esas que te das cuenta de repente de algo que has tenido delante todo el tiempo. Y me sentí afortunada por la suerte que tengo, por tener a mi alrededor algunas personas personas que me quieren. 

En junio tenía un monazo que me moría. Que me quería morir, vaya. Y no hacía más que pensar en un cepillo de dientes que ya no estaba. Y me quería morir.

En julio lloré mucho. Mucho. Pero también reí mucho. Mucho. Espero seguir llorando y riendo mucho con él, aunque esté tan lejos y sea tan inaccesible casi todo el tiempo.

En agosto tuve la suerte de volver a mi paraíso personal. Es un sitio muy normal, nada sofisticado ni nada. Pero es mi paraíso. Y soy absolutamente feliz allí. 

En septiembre tuve el primer gatillazo ausente de mi vida, y tuvo que pasar durante el sexo con otra persona. Yo estaba, pero no estaba. Y me dio qué pensar.

En octubre desee muy fuerte la muerte o, en su defecto, la desaparición instantánea, de algunas personas a las que se supone que debería querer pero que no. Ya veremos el karma que opina de esto.
.
En noviembre me avergoncé tanto de mí misma que espero haber recapacitado y aprendido muchas cosas.

En diciembre hemos tenido las #14cosas. Ha sido muy bonito: un montón de personas han querido compartir con la blogosfera las cosas bonitas que han tenido en su vida en 2014. ¿Es bonito o no? Pues sí. Recordadme que agradezca mucho a todos su participación. 

Así, por resumir, aunque ha habido cosas muy chulas, ha sido un año de mierda. O así lo recordaré yo, como todos los años pares.

Espero que el 2015 sea algo mejor, o mucho mejor, especialmente para las personas que lo merecen.

Feliz Año Nuevo.

martes, 30 de diciembre de 2014

Quince propósitos

  1. Acabar dosmilquince con #noviodeverdad.
  2. Cumplir los plazos. Y las promesas.
  3. Desaparecer a Aquiles. Del todo.
  4. Descubrir qué quiero ser de más mayor.
  5. Conseguir entrar en el vestido de Jocomomola favorito de todos los tiempos en verano.
  6. Escribir todos los días.
  7. Escuchar más.
  8. Hablar menos.
  9. Mantener el orden en el hogar. Y en la vida.
  10. No comprar más zapatos. Ni ropa. Ni nada que no necesite de verdat.
  11. Quitarme un poco de Facebook y Tuiter.
  12. Seguir haciendo terapia.
  13. Tomar todos esos cafés y cervezas que se prometen y siempre se aplazan..
  14. Viajar sola.
  15. Volver a cantar.

miércoles, 24 de diciembre de 2014

Cosas que he aprendido

Si pudiera pedir tres deseos, el primero sería tener la capacidad de aprender de todo, sin estreses ni sobrecargas. Saber cosas, saber cosas porque sí, saber cómo funcionan las cosas, es de lo que más me gusta de la vida. Y este año que se acaba he aprendido muchas cosas sobre muchísimas cosas.

Había hecho una lista muy extensa, porque he tenido que aprender mucho, sobre todo en el trabajo, pero sospecho que a largo plazo sólo van a importarme unas cuantas.

Por ejemplo, he aprendido mucho sobre los egos. Los egos de personas inconscientes de su mediocridad, de su normalidad. Los egos de los señores con la crisis de la mediana edad materializados en un cargo, por ridículo que sea. El absolutismo trasnochado y casposo de esos egos. El machipirulismo de esos egos. La imbecilidad de esos egos. Cómo pasar de esos egos como de comer mierda. El colapso de esos egos. La cosa negra entre los dientes de los egos.

Quizás lo que tenga más consecuencias sea el mesudalapollismo extremo. He aprendido mucho y muy fuerte, y con una dosis de inconsciencia excesivamente alta, a que cosas que otros dicen que son muy importantes a mí me resbalen. He aprendido, aún no sé a riesgo de qué, exactamente, a que me la pele hasta un extremo redentor, decepcionar o no a alguien. A veces lo noto, físicamente. Noto como una línea casi transparente hecha de letras mayúsculas que se contonean al son de una canción invisible entra por el oído izquierdo, se desliza, sigilosa, por las curvas del celebro, y sale, tranquila, impertérrita, por el oído derecho, exactamente igual que había entrado. Sin consecuencias. Sin estragos. Y no me gusta.

Y luego he aprendido a morir de desamor. Porque de amor, como ya sabemos no se muere uno NUNCA.

¿Tú que has aprendido este año?

martes, 23 de diciembre de 2014

No ni no ni no ná no trabal

Una de mis canciones más favoritas del año era esta:



Me gusta la melodía, el ritmo, me da buen rollo y me gusta cómo canta esta cordera. En definitiva, me gusta. Es música. La música te gusta o no, por diferentes razones que no tienes por qué razonar, y a mí esta canción me gusta. 

Ahí estaba yo el otro día, la mar de contenta, tarareando la canción no ni no ni no ná, ni no ná, no trabal, no ni no ni no ná, ni no ná, no trabal... cuando va y la amiga de una amiga me dice: qué mal gusto de canción, que no te lo tomes a mal pero es que es apología de la obesidad y eso me parece que...

Como no me había parado a escuchar la letra y, en realidad, a las tantas de la noche y con unas cervezas me sudaba un poco el coñME DABA IGUAL lo que decía la letra ni discutí ni nada, me di la vuelta y yo a lo mío ni no ná ni no ná no trabal...

Al día siguiente esta chica (a partir de ahora conocida entre las amigas como f*ck*ng skinny bitch of h*ll, la pobre) va y me manda este post. Resulta que se conoce que hay personas que se han sentido ofendidas porque la Megan ridiculiza a las delgadas y ha desaprovechado la oportunidad de hacer una canción inclusiva para las gordas y por eso la señorita del vídeo se siente en la obligación de hacer una versión cambiando unas cosas para que no sea todo tan de skinny bitches. y lo políticamente correcto ocupe el sitio que le corresponde en el universo del pop. 

Supongo que si la canción hubiera pasado sin pena ni gloria directamente a los recopilatorios de gasolineras a nadie se le habría ocurrido hacer esta gelipollez pero, eh, ha sido un hitazo, no va a beneficiarse sólo ella de la eterna lucha gorda vs. unas cuantas de flacas. 

Que yo igual me equivoco pero si vas a intentar combatir una canción pop en tonos pastel con una Joanbaezada a contraluz con mugs en el alféizar, PEÍNATE COMO DIOS MANDA, POR EL AMOR DE DIOS. Y quítate las perlas.



Bonus track:

Las mejores versiones son siempre las de Jimmy Fallon y The Roots con los Classroom Instruments.





NOTA: Recordadme que os cuente algún día lo que me parece la letra de verdad, no se me vaya a olvidar.

lunes, 22 de diciembre de 2014

La lotería

Leo estos días muchas cosas que haría le gente si le tocara la lotería y me pregunto qué haría yo. Compro muy poca, la justa que me pasa por delante en el despacho, por evitar el rollo ese del "Y si...", por evitar haberla tenido en la mano y haberla dejado pasar. De hecho, nunca he comprado lotería en una administración. Y nunca compro en otro momento del año.

Quizás por eso me pregunto sólo estos días qué haría yo si me tocara la lotería.

Y me doy cuenta de que debo ser bastante aburrida, porque no deseo hacer grandes viajes o dar la vuelta al mundo, ni comprar cosas lujosas, ni nada de eso. Pienso en qué desearía cambiar y resulta que el dinero no pinta nada. Las cosas que más feliz me harían no puedo solucionarlas con más dinero. Ni yo, ni nadie. Quizás podría poner parches de vez en cuando, pero no dependen de la pasta. 

El dinero no detiene el tiempo, ni para mí ni para nadie. No hace que los rencores ni los reproches desaparezcan por arte de magia. No cura, a menudo ni siquiera sirve para que otros te curen, porque hay cosas que no tiene solución. No sirve para comprar amor, ni cariño, ni nada. Bueno, como mucho, quizás pueda comprar compañía, pero poco más.

Aún así, sí, me gustaría que me tocara la lotería, sólo por el placer de dejar el trabajo y darme tiempo sin angustias para plantearme qué hacer el resto de mi vida. 

¿Qué harías tú?

Mucha suerte.

Y salud. Que no falte.





miércoles, 17 de diciembre de 2014

Mi extrema delgadez

Por disgustos que no vienen al caso, he adelgazado unos kilos. O unos gramos. El caso es que es lo suficiente como para que la ropa me quede menos amorcillante. Yo estoy muy pagá y me veo pibonazo. Que puede que tenga una percepción algo distorsionada de la realidad PERO.

Con la tontería del ¿has adelgazado un poco? Pues ahora, un poco más, mi hermano el vigoréxico de los cojones no me deja comer turrón, ni beber cosas con gases, ni comer pan ni comer nada y, claro, aún me veo más delgada, si cabe. 

Y lo digo. Todo el rato. En cualquier momento.

Hace unos días fuimos a comprar unas cosas a Ikea y en eso que te despistas y acabas a seis kilómetros y tres fronteras internacionales de tus acompañantes. Menos mal que en Ikea son sabios y rubios y los expositores están así, bajitos, y si te pones de puntillas y miras alrededor como si te hubieras perdido en la feria acabas encontrando a quién has perdido. 

Yo ya me sé este truco y me estaba escondiendo. Ya había visto a mi hermano buscarme hacía un rato pero me caaaaaaaaarga hasta el infinito ir de compras con él y estaba escondiéndome un poco en las columnas y las esquinas. 

Si alguna vez os dice de ir de compras, ignoradle, como si hablara con vuestro bolso. 

Es daltónico y un poco übersexual y hay que decirle de qué pantone exacto es cada cosa, si pega con el resto de las cosas y por qué no necesita un QLÏCKRÔF de plástico para el baño, por barato que sea. 

Compartí en silencio mis escondites durante un rato con un tipo que empujaba un carro lleno de CLOBSTRËJS, que también evitaba a sus acompañantes, a la sazón, su mujer y su hija prepúber. Creo que decidió seguirme para sentirse menos solo entre la multitud. O porque me vio entrenada, vete a saber.

En esto que mi bro me ve y viene hacia mí.

- ¿Dónde te habías metido? Llevo un rato buscándote. No te veía.
- Eso es por lo de mi extrema delgadez (gesto de macizorra pasándose las manos por el contorno sinuoso de las caderas). Hay que solucionarlo, vamos a merendar unos gofres.

Aún estamos descojonándonos de la cara de LAK barnizada que se le quedó a ese pobre tipo, que nos siguió el resto de recorrido con una mezcla de intriga y espanto, mirándonos en los reflejos de los espejos cuando pensaba que no nos dábamos cuenta. 

lunes, 15 de diciembre de 2014

Seis años no es nada

Hoy hace exactamente seis años que nació Gordi.

El quinto aniversario fue así.

Se me olvidó celebrar el cuarto aniversario pero es que fue en 2012, un año de putamierda.

El tercer aniversario fue así.

El segundo y primer aniversario se han perdido en la inmensidad de la blogosfera, blackouts mediante.

Gordi va a la suya así que soy incapaz de calcular exactamente cuántos post, aunque una aproximación puede ser entre 1.000 y un millón, ¡yo qué sé! Eso no es lo importante. Lo importante es que no tengo nada que haga voluntariamente que me haya durado tanto tiempo en tan buenas condiciones y con las mismas ganas. Bueno, si no contamos mis zapatos de Alima, claro.

Gracias a Gordi me he sentido necesitada, querida, integrada, comprendida e incomprendida, también, a veces. Tengo muchas cosas que agradecerle.

Y ni siquiera tengo claro cómo explicar qué es Gordi para mí, ni qué significa el blog sin resultar caldosa y agüela. Es fácil caer en el azúcar gratuito porque, a estas alturas de la vida, de la blogosfera, de los coblogses, de todo, con todo lo que nos conocemos y nos desconocemos... lo único que tengo claro de estos seis años es que Gordi y el blog son lo que son gracias a las personas con las que se relacionan. 

Por eso, gracias. Muchas gracias.

viernes, 12 de diciembre de 2014

Pelirroja

Una de las cosas que más me gusta del mundo es ir a la peluquería. Yo iría todos los días. Cambiaría de color, de peinado, de corte, todos los días de mi vida.

Y siempre me tratan muy bien, soy el sueño de los peluqueros. Casi siempre me dejo hacer.

Soy de esas raras que entran en una peluquería por primera vez y dicen "mira, yo lo que quiero es llevar el pelo bien cortado y bien teñido. Haz lo que quieras, sólo tienes que tener en cuenta tres cosas: no me pongo lacas, tengo que poder estar perfecta en un minuto y me peino hacia este lado". Y entonces hacen lo que quieren. Me adoran.

Para hacer esto regularmente una tiene que estar dispuesta a correr riesgos. He llevado el pelo de casi todos los colores imaginables. He llevado manchas de color, mechas de color, color con color... Una vez un tío con una rasta en la barba y dilatadores de esos de orejas XXL me cortó el pelo en seco en diagonal. Pero en diagonal del todo: de derecha a izquierda por delante y de derecha a izquierda por detrás. Era horrible, pero así lo llevé hasta que me cansé. Y ya sé que ahí no tengo que volver.

Otra vez me pusieron un tinte rosa que, al parecer, no se tenía que haber mojado con la lluvia al salir. También era horrible pero, oye, otro sitio al que ya sé que no tengo que volver.

Voy a otros sitios, nuevos, si puede ser, hasta que me canso. ¿Que paso por una peluquería y me gusta el pelo que lleva una? Pues entro, y a ver qué hace. 

Mis amigas se echan las manos a la cabeza: "¿Y ahora vas a pasar delante de la peluquería que vas siempre, con otro pelo y otro tinte?" Pues claro, ¿qué debo algo? No. Pues ya está.

Así que cambio de peluquería sin miedo y sin pudor.

Bueno, con un poco de miedo a veces igual sí.

Por cierto, ahora soy pelirroja. Témeme.


miércoles, 10 de diciembre de 2014

Crécetelo tu misma

A punto de acabar 2014, preveo que no va a materializarse uno de mis propósitos para este año, que era acabar el año con un #noviodeverdad. 

Bueno, en realidad, #noviodeverdad hubiera podido ser la consecuencia de un montón de decisiones que debería haber tomado, si las hubiera tomado. Quizás la más importante de estas decisiones es la de acabar con una historia chunguísima con el amor de mi vida, que no de la suya porque, tal como dicen las malas lenguas (que las conocéis, por cierto), hasta que no dejas atrás un enganche emocional no es posible que encuentres NADA bueno, por no hablar de un #noviodeverdad o similar.

Recordaré este año como el gran blackout de todos los santos y el principio del fin redentor. No se ha terminado pero estamos en ello. ¿Que sería más fácil acabar con todo del tirón? Pues sí y no, que por eso se llama enganche. En teoría, sí. En la práctica, ni de coña, pero esto es otro post.

La cuestión es que este año he perdido mucho tiempo, muchas ganas, mucha energía y mucho amor sinsero en la mierda esa de encontrar el unicornio rosa de mis sueños o, en su defecto, un hombre de bien que me quiera y me suliveye por tós los poros. 

Y había tirado la toalla. No, en serio, ya había tirado la toalla.

Hasta que La Rizos, mujer sabia y oveja reina donde las haya, va y me da una esperanza de cara a 2015, mode do it yourself on:

Con uno de estos con pene que sepa hacer cloquetas, YO YA.

martes, 9 de diciembre de 2014

Eres un mierda

¿Sabes esas personas que cuando se separan de sus parejas, por las razones que sean, se dedican a dar por culo al ex y a utilizar a los hijos en sus esperpénticas maquinaciones para causar el sufrimiento que creen que el otro merece? 

Deberían morir. Sin más. Death note: alguien escribe su nombre en un cuaderno y ¡puf!, la palman. Fulminados.

Ni siquiera hablo de situaciones extremas, eso es otro tema, me refiero a relaciones normales en las que un día se acaba el amor, o se cruza otra persona, y la familia se deshace. Por triste, desestabilizadora y trágica que sea esa situación, usar a los hijos para joder a esa persona con la que un día compartiste tu vida y decidiste engendrarlos es abominable. No hay razón que lo excuse.

¿Que tu mujer se ha enamorado de otro, te deja y, encima, te quedas sin casa y le tienes que pasar una pensión de tu mierda de sueldo? Sí, es una mierda, pero te aguantas. Y no te dedicas a joderla a través de vuestros hijos. No la pones a parir delante de ellos, ni la llamas zorra, ni la insultas por teléfono.

¿Que tu marido se ha cansado de ti y te deja en la ruina, sin pasarte la pensión que ha dictaminado el juez, y tienes que trabajar 16 horas diarias para sacar a tu familia adelante? Sí, es una mierda como un camión, seguro que es muy duro, seguro que tu ex es un gilipollas, pero no te dedicas a joderle impidiéndole ver a vuestros hijos para castigarle.

¿Que tu ex exige unas condiciones leoninas en el convenio de separación, injustas, a tu ojos, que sabes que lo hace sólo para joderte, por lo que sea? Sí, es un gilipollas, merece morir, ojalá la palme de muerte natural y os deje en paz y, si tienes que hacer algo, lo haces a través de los abogados y los tribunales. Que sí, que también son una mierda, y muchas veces sus decisiones son incomprensibles, inhumanas y mucho más, pero no pones a parir a tu ex delante de vuestros hijos.

Eso no va a hacer que se solucionen tus problemas. No va a mejorar las cosas. No va a traerte nada bueno. No va a detener el tiempo ni a regresar al pasado.

Sólo vas a conseguir que tus, vuestros hijos, se sientan peor, culpables, solos e incomprendidos, sólo vas a conseguir que sufran por vuestras discusiones, insultos y peleas. 

Si eres de esos, o de esas, que ponen a parir a su ex delante de sus, vuestros hijos, aunque creas que se lo merece porque es lo peor y merece lo peor, eres un mierda.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

La aplicación

- Hola, ¿conocéis nuestra aplicación para ver las promociones y...
- No, y no quiero conocerla, gracias.

Estoy segura de que el día que respondí así a un camarero que estaba haciendo su trabajo la hamburguesa había pasado por la suela de su zapato o por la tapa del váter de personal.

Algunos días después...

- ... y aquí tenéis las bebidas. ¿Os habéis descargado la aplicación para
- No, y no voy a descargármela, gracias.

Ese día desconfié fuertemente de la salsa que venía con las patatas. Picaba tanto que podía haber meado un rinoceronte dentro y no me hubiera enterado.

A la semana siguiente...

- ... y si os registráis en nuestra aplicación veréis que en el menú...
- No voy a registrarme en ningún sitio, gracias.

El postre sabía a caca, claramente.

Y unos días después...

- ¡Hola! ¿Sabéis que si estáis registrados en nuestra aplicación tenéis acceso a descuentos y
- No. Ni ganas. Una light sin limón y sin hielo. 


Rellena esta cuestionario con tus sugerencias para mejorar nuestro servicio:

Necesitáis una aplicación para reconocer a los clientes que vienen todas las semanas y están hasta el mismísimo coño de deciros que no se van a descargar vuestra aplicación en vuestra mierda de local sin cobertura. Ah, tenéis que mejorar la salsa de las patatas y la tarta de queso y chocolate, saben como si un rebaño de cabras hubiera tenido diarrea encima

Si me hubiera descargado la aplicación os pondría un cero patatero y se enteraría todo el mundo. Aún me lo tendréis que agradecer.


Based on a true story.

lunes, 1 de diciembre de 2014

Las 14 cosas

Últimamente digo mucho que lo de hacerse mayor es una mierda. Sé que es una tontería, lo que es una mierda es la vida y eso, y hacerse mayor es un consecuencia de que pasen los días, no la causa de las desdichas. Pero es una mierda porque cuando una se hace mayor y es responsable de sus cosas, como yo, se da más cuenta de que muchos de los problemas que tiene es por la falta de responsabilidad de otros con sus propias cosas. Y que la vida sería mucho mejor si cada uno fuera mejor. Y ya está, sin más.

Igual no me explico bien pero creo que a estas alturas ustedes me entienden.

El caso es que, a veces, en este vida de mierda pasan cosas que a una le devuelven la confianza en el bonitismo de algunos seres humanos. Y entonces todo pasa a ser un poco menos color caca y se va volviendo como de un color más rojo y brillante.

Para mí, eso son las #14cosas. Algo rojo, brillante y bonito.

Es bonito sin dramatismos y alharacas. Son mensajes y correos de personas a las que quiero compartiendo conmigo, con todos, lo que quieren recordar del año que está apunto de terminar. Sé que para algunos es un esfuerzo hacer una lista de cosas chulas que recordar, o incluso escribir un texto que no destile amargura o mal rollo. Es un esfuerzo, pero lo hacen. No sé por qué, lo hacen. Y yo no puedo más que agradecerlo profundamente, porque me contagian ese buen rollo del que hablamos. Y Thor sabe que me hace más falta el buen rollo que un buen polvME HACE FALTA.

Mañana empezamos las #14cosas. Ya hemos programado las aportaciones que nos han ido llegando y vamos a seguir publicando durante todo el mes de diciembre, así que estáis a tiempo de enviarnos vuestras aportaciones buenrollistas.

Recuerda lo del karma: todo lo que mandas te llega de vuelta. 

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Lo de prestar dinero

Hace unos años yo era una persona diferente (afortunadamente). Aún no sé muy bien por qué, trabajaba mucho, en muchos sitios y ganaba bastante dinero. 

Como nunca he sabido qué quería ser de mayor y soy de natural pesimista ahorré gran parte de ese dinero, consciente como soy de que las cosas pueden cambiar en un segundo y de mis posibilidades en la vida son las que son, de clase media-baja trabajadora. No suelo gastarme de golpe las pagas extras y sólo compro cosas que puedo pagar en el momento.

Me ha ido bien. 

Hasta este año.

A principios de año una persona que era muy importante para mí, en una muy mala situación económica, me pidió dinero, lo que viene siendo una cosa muy bien. Lo pensé unos días. Dudé mucho. Recordé cuánto me había jodido dejar dinero otras veces porque había acabado jodiendo un pocomucho la relación implicada. Pensé y pensé. Y presté la pasta, consciente de que era poco probable que volviera a verla viva. 

Ni siquiera calculé mal, creo que ya sabía que la relación estaba fatal, que no podría empeorar más. Aún así, presté el dinero pensando que a mí no me hacía falta y a él sí, que yo podía manejarme de sobra sin llegar a tocar la hucha gordota y él no tenía donde caerse muerto.

La consecuencia de este primer sablazo es que empecé a ahorrar para volver a mi sitio de confort, gastar menos y privarme de algunas cosillas. Que no me faltaba de ná, pero me privaba de caprichos y eso. Entonces me di cuenta de que me igual sí había calculado un poco mal, porque yo me privaba mientras veía que la otra persona no. Yo no me iba de vacaciones para ahorrar y recuperarme y él sí. Y FATAL.

Hace poco llegó el segundo sablazo. Mi hermano, el adoptado, sus pifias y sus movidas y su mierda de vida. ¿Cómo iba a decirle que no? SABLAZO CAMPEÓN.

Y, de repente, me vi el día 15 del mes con treinta y pocos euros en la cuenta. Ahí donde siempre había varias pagas extras, que hacían que viviera segura y confiada, saliera cuando me venía en gana y me sintiera independiente, ahí, NO HABÍA NADA. 

Me ha afectado mucho. He estado muy enfadada todo el tiempo. Muy enfadada. Y me he decepcionado mucho a mí misma por haberme enfadado tanto con otras personas por algo que había hecho yo. He pasado por muchos estados a cual más asqueroso y oscuro. Sin embargo, he aprendido algo que, aunque feo, intuyo que va a ayudarme en el futuro: no voy a volver a sentirme responsable del bienestar de quien no es responsable de su propio bienestar.

¿Quieres un consejo gratis? No prestes dinero, es una trampa mortal.

Y ya está, ya lo he dicho. A ver si vamos desatascando...

lunes, 17 de noviembre de 2014

Proyecto Agatha Christie

Recapitulemos:
  • A duras penas me da para alimentar este blog.
  • El 1 de diciembre empieza la edición 2014 de lo de las cosas, las #14cosas, una iniciativa efervescente y bonita de verdat en la que podéis debéis participar. En este enlace tenéis las instrucciones y todo. Ya tenemos algunas colaboraciones de blogueros y tuiteros estupendérrimos y no vais a querer ser menos, ¿VERDAT?
  • Tengo otras cosas que hacer en la vida. Además, sí.
  • Ya no me sale leer.

Entonces, ¿por qué me meto, pues, en algo como Proyecto Agatha Christie, la señora que mataba a tó Cristo y que siempre saludaba? Pues porque sí. Podría decir que porque me da la gana, parafraseando al m*rd*s* de Alfonso Grau, pero queda feo.

Me meto porque quiero coger de nuevo el hábito de leer por el placer de leer. Lo tuve una vez, durante muchos años, lo perdí y quiero recuperarlo. Sé que debe estar en algún sitio, y quiero recuperarlo. Releer a Agatha Christie y echar unas risas con las amigas por el camino me parece una forma tan buena como cualquier otra de buscarlo.

Me meto porque recuerdo cuantísimo he disfrutado con la lectura. Cuánto he llorado. Cuánto he reído. Cuánto me ha hecho pensar.  Con Agatha Christie, también.

Me meto porque sé que cuando una se relaciona con personas inteligentes y de postín, como Anijol, Bichejo, Chamay y Pau lo peor que te puede pasar es que se te peguen cosas buenas. Y yo quiero que se me peguen cosas buenas todo el rato, HABER, que una es rubia, pero de bote..

Me meto porque soy egoísta y siempre quiero más y mejor. Y el Proyecto Agatha Christie va a ser más y mejor. Seguro.

Mrs. Christie, releyendo uno de sus libros para hacer la próxima reseña. 


Puedes seguirnos en el Tuiter de @ProyectoAgatha y en el blog Proyecto Agatha Christie.

¡No nos mires, únete!



miércoles, 12 de noviembre de 2014

Cabeza con cosas

Me duele la cabeza de pensar. Me duele mucho aquí, un poco más arriba de las sienes.

Creo que me duele porque la tengo llena de cosas que quiero hacer, que hago, que voy a hacer, que me gustaría hacer y sé que nunca haré, que no hago.

Hago y deshago sin parar, intentando no pensar en lo que tengo que hacer. Lo que no debo hacer. Lo que hago. Lo que haría. Lo que haré.

No paro de hacer cosas mientras me paro a pensar lo que estoy haciendo. 

Tengo la cabeza llena de cosas que se quedan aquí, quedadas, estancadas, atascadas entre otras cosas que quiero y no tengo, que tengo y no me hacen falta, que quiero y tendré, que hago y deshago.

Tengo la cabeza llena de restos de cosas a medio hacer, que se van haciendo solas, poquito a poco. Y de luchas de cosas que nunca serán y se resignan. Y de carreras de cosas que intentan ganar el premio de las cosas que se hacen. 

Me va a estallar la cabeza. Y encontrarán trozos de cosas y cosas a medio hacer entre los restos. 

Mientras, no sé qué hacer con tantas cosas.

martes, 11 de noviembre de 2014

De la pena y la vergüenza de una misma. Por las cosas

Me enfrento a lo del cambio de armario dos veces al año, ya lo he contado otras veces

Para que no me pasara lo de siempre, para no tener cosas rodando durante meses, este año ha sido algo diferente. Saqué toda la ropa, OJOCUIDAO, TODA LA ROPA, y la puse en el comedor. Improvisé unos colgadores con unas sillas y las escobas, plegué y ordené todos los jerseys, camisetas y rebequitas por temporada y colores. Saqué todas las cajas y las puse sobre la cama, para ir guardando lo del calorcito comme il faut.

Cuando lo vi todo junto me asusté. Ahí había miles de miles de euros en ropa. Seis pantalones negros (pitillos, mil rallas, de camal ancho, más gordos, más finos, más largos...), doce pantalones vaqueros. DOCE. de colores, formas y tallas diferentes, pero todos en uso. Pantalones de pana, leggins, cortos, piratas... Lo de los jarseis y rebequitas es otro tema del que mejor ni hablar. Y fulares... Y bolsos... Y, ya, los zapatos. Ni siquiera tengo espacio para tantos zapatos. No sé... ¿unos doscientos pares? Por ahí debe andar. ¿Por qué tengo tantos pares de zapatos? ¿PARA QUÉ?

Me acordé de una de las grandes reflexiones de mi hermano pequeño: Si sólo tienes un culo, ¿para qué quieres ochenta bragas?

Esto se puede aplicar a todo lo demás, claro.

Y todo lo demás es mucho.

Me senté entre toda esa ropa, con una mezcla de pena y vergüenza que pa qué.

Pena, porque igual yo soy una de esas que compran cosas porque son unas insatisfechas de la vida, que tienen la errónea sensación de que comprando se siente mejor por el rollo ese de la rollotonina que se dispara en el cerebro cuando se pasa la tarjeta. Que puede ser, eh.

Vergüenza, porque no necesito tanto, porque no puede ser que sea tan suelta, que me deje llevar sin control por las cosas bonitas. Que no soy una potentada, y no puede ser.

Intento sentirme un poco mejor diciéndome que no soy de esas que tienen ropa con la etiqueta, que acumulan deudas en las tarjetas, que viven por encima de su sueldo. No lo soy. No debo nada. A nadie. Me da para ahorrar un poquito. Ni siquiera tengo tarjeta de débito de esas que pagas a fin de mes. Ni del cortinglés. Ni nada.

También me digo que estoy en una especie de búsqueda del Santo Grial sin fin, a la espera de encontrar el color, la forma, el estilo que haga que me sienta atractiva y atrayente, que se me resiste. 

Y, luego, a veces, me digo que tengo tantas cosas porque no tiro, porque aprovecho al máximo la ropa que me gusta y, claro, se acumula. Cómo no se va a acumular, si estoy llevando algunos jerseis de cuando iba a la facultad y...

Y nada. Son eso, excusas. No necesito tantas cosas porque, sí, sólo tengo un culo para chorrocientos pantalones. 

Así que empiezo noviembre con el propósito de controlar mi tarjeta y mis impulsos. No me dejéis salir.

jueves, 6 de noviembre de 2014

Atrapados

Soy tu refugio.

El cabo que agarras al vuelo cuando notas que estás a punto de caer.

Soy el único lugar del mundo en el que te sientes seguro.

Soy libertad.

Soy tu libertad, dices.

Y no te das cuenta de que estamos los dos presos entre mis piernas y no sabemos cómo salir.

No te das cuenta de nada.

martes, 4 de noviembre de 2014

El ingeniero

Mi primer contacto con la ingeniería fue a los once o doce años o así. 

Mis padres y los de Cristina, mi mejor amiga, llegaron a un acuerdo con una vecina algo mayor que nos echaba una mano con los deberes y se llevaba unas pelillas. Maika con ka, se llamaba.

Un día, Maika estaba la mar de contenta. Su novio, EL INGENIERO, había conocido a sus padres y todo había ido muy bien. Cristina y yo nos percatamos inmediatamente de las negritas Y LAS MAYÚSCULAS. “El ingeniero” debía ser alguien muy importante. 

- ¿Qué es un ingeniero?
- Uno que ha estudiado ingeniería (Maika, muy lista, pues no era). 
- ¿Y qué se estudia en ingeniería? 
- Pues… cosas… cosas de ciencias, números y eso (Maika era de letras).
- ¿Y qué hacen?
- Pueeeeees… cosas de ingenieros. 

Podría pasar un rato recordando la conversación, pero no. La cuestión es que después de mil preguntas y cero respuestas satisfactorias no nos enteramos de qué coño estudiaba o hacía un ingeniero, para qué valía ni nada. Así que lo buscamos en el diccionario, y vendría a poner algo así:
Ingeniería. 
1. f. Estudio y aplicación, por especialistas, de las diversas ramas de la tecnología.
2. f. Actividad profesional del ingeniero.
Ingeniero, ra. (De ingenio, máquina o artificio).
1. m. y f. Persona que profesa la ingeniería o alguna de sus ramas.
2. m. ant. Hombre que discurre con ingenio las trazas y modos de conseguir o ejecutar algo. 
No entendimos nada pero Maika estaba imposible así que nos hicimos las llonguis y convinimos que un ingeniero miraba a ver cómo se hacían las cosas.

Con el paso del tiempo seguía sin saber qué coño hacía un ingeniero. Oía qué hablaban de ellos en la Facultad (¡había mogollón de especialidades!) pero sabía sin saber exactamente qué hacían. Y a esas alturas me daba vergüenza preguntar, así que decidí que un ingeniero debía ser alguien que sabía o quería saber cómo se hacían las cosas (las cosas informáticas, las cosas de las carreteras, las cosas de los puentes…) y que lo realmente importante era que organizaban las mejores fiestas del Politécnico. 

Esa fue mi idea sobre los ingenieros durante años. MUCHOS AÑOS.

Y va y un día conozco a un ingeniero. Y yo, supercontenta, pensando todo el rato mientras él no paraba de hablar que, en algún momento, así como de risas le preguntaría algo tipo “¿ingeniero? Fíjate, que yo de jóvena no entendía qué era un ingeniero, ni nada, jijiji...”, pensando que sería como los abogados cuando les dices “¿procesal? Fíjate, que yo de jóvena no entendía qué era exactamente el procesal, ni nada, jijiji...” Siempre había funcionado.

Y sí. Funcionó. Va y el tío se lanza a contarme TODO, y se tira una hora soltándome la chapa sideral sobre algo que, al parecer, era algo que yo ya hacía desde hacía lustros, sin ser ingeniera ni nada de eso. Y venga a repetirlo TODO.

Y en eso que va y se da cuenta de que me está aburriendo de solemnidá, recoge su entusiasmo, se yergue y me suelta, estirado, levantando así un poco la nariz "... pero igual no lo entiendes del todo porque, claro, tú eres de letras".

De repente, tuve una revelación: se abrió ante mí una especie de nube de colores, apareció un arcoiris con unicornios rosas y sonó una especie de música celestial con ocarinas y eso, y un ángel bajó del cielo con una pancarta que ponía:

Gordipé, ahora ya sabes qué es un ingeniero:
 es un imbécil que cree que los de letras no entendéis nada.

Menos mal que desde que estoy en Tuiter y he conocido a Deyector, a Newland y a tantos otros (que no sé si quieren salir pero SON LEGIÓN, OJOCUIDAO) se me ha olvidado lo del ángel. 

MENOS MAL.





NOTA: Ningún ingeniero ha salido herido en la redacción de este post. I swear.

viernes, 31 de octubre de 2014

Mira tu nombre tatuado

Pregunta en Tuiter, me dijo una amiga una vez, que siempre hay alguien que sabe la respuesta.

Y yo he dicho:

Y aquí van algunas de las sugerencias y algunos por qués NO. Antes de empezar a pelaros y conseguir que me odiéis, sabed que a algunos os quiero y que agradezco vuestro interés. ¡Gracias por participar!
‏@Newland23
TETAS COMO CARRETAS
pero mi frase favorita es "todo cambia, nada permanece". En un tatuaje tiene un potencial brutal
Lo de las tetas... estooooo… NO. Que soy una señora heterosexual convertible de mediana edad, hombreyá, un poco de respeto. Además, es mentira.

En lo del cambio... bueeeeeeeno, tienes razón. Me gusta. Me recuerda a Jorge Drexler, pero me gusta.
@belelle 
"He decidido tatuarme aquí una frase". 
Hombre, original es. Y susceptible de salir en los recopilatorios de “Los 100 peores tatuajes del mundo”, también. 
@Bich75
PERO 
No me toques las palmas que me conozco 
hot patootie bless my soul
Pero NADA. No. Y no, nada de palmas.

Y, Bich, no me veo con algo en inglés. Y, desde luego, no me veo con algo que me recuerde a una muslo asado de Meat Loaf. Aunque Touch me, I wanna be dirty... NO ME DEJES ESTO.
@Alfred_ego
"la gente es gilipollas" ‏
Demasiado beligerante. Yo soy como más comemida, menos agresiva y eso. Que no te quito la razón, pero igual no me pega mucho, ¿no? ¿O sí?
@Cuervajo 
ya que lo hemos aclarado, propongo: Cthulhu, cómeme pronto.
Cthulhu no existe, querido. Yo quiero que me coma alguien de verdat, no tengo ni edad ni ganas de esperar imposibles.
@amatriain 
Yo pondría unos puntos suspensivos. "Espero sugerencias...". Salvo que vaya a ir en un sitio pequeño y andes justa de espacio.
Creo que no me he explicado bien...
@_Quimi_ 
yo digo Mariano Mejillón y #BichoBola dice #VotaBichoBola con la almohadilla y todo.
Querido, ¿te has tomado la medicación hoy? ¿Y el gato? Me preocupáis.
‏@Mahiraless 
te han dicho ya: antes muerta que sencilla?
No. ¿Me pega? ¿Qué pasará cuando me muera? ¿Tendrán que enterrarme vestida de Falete o algo?
@Therealmoriarty
"Si lees esto estás demasiado cerca. Aparta, ¡bicho!" y si es muy largo: "Tetas son amores".
Tenéis una poca de fijación con las tetas, tengo que deciros. Y no entiendo por qué.
@TCTR 
Ná te pío, ná te debo.
Ya te lo he dicho en Tuiter: las coplas tienen mucho peligro porque soy muy fan. No me tientes.
@Deyector
una de las frases más grandes de la historia del cine: "Tanto gilipollas y tan pocas balas" (o "So many assholes, so few bullets ")
¿Qué os pasa con los gelipollas?  
@jaherllo 
si caca bien, todo bien
Nada de caca. No es secsi. 
@LaRizos
yo voto por OLA K ASE
Ejem. Espero que esto sea SUPERCOÑA.
@Gae___
"Rendirse no es una opción pero cansarse es un derecho" 
Gae, cansarse siempre es una opción, a veces es la primera. Como te decía, tendría que entrecomillarlo y acabar con un XD. Y no lo veo. Y ninguna frase con "pero".
@areino
DELENDA EST CARTHAGO
A @Newland23 seguro que le encantaría. Y a mí lo del latín también, no lo descarto, pero ¿Carthago? No creo, cari.
@EvaLuna
Keep Calm and Shut the Fuck Up. Leído a diario seguro que inspira mucho!
Eva, lo del inglés. Y ¿alguien se acordará de lo del "keep calm..."?
@Lorzagirl
I don't f*ck*ng care.
Lorz, me gusta lo de las estrellitas pero lo del inglés.
@Eingelito
En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo vivía un hidalgo... (así hasta el primer punto)
Demasiado largo. Demasiado antiguo. Demasiado de "tengo un tresillo de skay en el salón y tapetes de ganchillo sobre la mesa camilla". ¿No?


Aún no he encontrado lo que quiero, pero sí me habéis ayudado a tomar varias decisiones:
- Palabras prohibidas: "caca", "pero" y "gelipollas".
- Ni pictiogramas, ni kanjis ni nada en otro idioma, con la excepción del latín. El latín me mola.
- Tengo que suicidarme porque vaya tela las cosas que me pondrían encima. Cabróners.
- No voy a tatuarme una frase.


¿Alguna sugerencia más?

miércoles, 29 de octubre de 2014

Compensando

... y henchida (¿henchida?, ¿hinchada?, ¿rellena? Qué redicha soy, coñe) por la indignación esta sobre las noticias de corrupción, ahí estaba yo vociferando la urgencia de empezar a colgar a peña de los cojones y pegar fuego un ratito después, que ya estaba bien.

Y va y alguien me dice (vociferando, también) ¿Y si fulanit es inocente, qué? ¿Y si resulta que yo sé, seguro, que es inocente, que mienten, y le están haciendo la vida imposible porque no sé qué, QUÉ? 

Pues eso, que puede que le hayan jodido la vida de manera gratuita, han dañado su reputación y siempre estará su honradez en entredicho. Y que tardará años, AÑOS, en poder defender su honor cuando consiga que su asunto llegue ante un juez, porque igual que nos quejamos de que se están juzgando ahora casos de corrupción de hace lustros, pasarán ídemes antes de que su demanda o querella o lo que sea llegue ante un juez. Y, mientras tanto, los medios, los tuiteros, las mamás del cole en sus grupos de Whatsapp, le pondrán a parir, todo el tiempo que quieran, hasta que encuentren a otro incauto a quien joder y venda más.

Porque resulta, que igual que estadísticamente debe (no de ser obligatorio, sino de "ché, sí, que seguro que hay"), debe haber, decía, políticos corruptos, porque son un porrón, estadísticamente, también, habrá algunos que hayan salido por ahí nombraos y no lo sean. Corruptos, digo. También puede que, a veces, los medios sean una puta mierda no porque ya no sean del periodismo de verdat, sino porque mientan o tergiversen con la puritita intención de joder al personal, sin más. Igual que entre tus amigos, por estadística pura, hay gáyers, defraudadores a hacienda, infieles y morosos, aunque tú no lo sepas.

Y puede, un suponer, puede, que nos hayamos acostumbrado tanto a leer sobre corrupción y mierdas de esas que lo hayamos interiorizado, nos hayamos inmunizado, y sigamos leyendo las noticias sin el menor atisbo de espíritu crítico, dando por hecho lo que nos dicen cuando refuerzan nuestra opinión. Porque eso es lo que hacen, se limitan a darnos lo que esperamos, lo que pedimos: mierda.

Hoy me ha dado mucho asco infinito y ganas de morir todo, pero he aprendido algunas cosas y, oye, eso lo compensa. 


martes, 28 de octubre de 2014

El último hombre honrado

Mi abuela siempre contaba que, un día que fue a llevar a mi abuelo la comida, dos compañeros del puerto se la llevaron a un aparte e intentaron convencerla de que hablara con su marido, porque era el único que se negaba a aceptar los sobornos que pagaban los barcos por pasar cosillas de contrabando y dejaba fatal a los demás. 

Cuando llegó a casa por la tarde, mi abuela, mujer práctica donde las haya, le recordó que tenían tres hijos pequeños, que les vendría muy bien una lata de café, de azúcar, de leche o unas tabletas de chocolate para los niños, que no pasaba nada porque todo el mundo lo hacía, que nadie iba a enterarse y que no fuera tonto, que de bueno que era, era tonto.

Mi abuelo le respondió que le daba igual, que a él ya le pagaban por su trabajo, que no pasaban ni hambre, ni frío ni necesidad, que él era un hombre honrado, que no quería morirse con el reconcome de que alguna vez se quedó con algo que no era suyo, y que no.

Al parecer, mi abuela pilló un cabreo de tres pares de cojones y supongo que mi abuelo volvió a follar quererse con su mujer porque consiguió un trabajo mejor en el que ganaba más y no había tentaciones.

Pienso mucho últimamente en mi abuelo, que sonreía mientras mi abuela nos contaba esta historia, orgulloso porque sus nietos sabían que, además de bueno, había sido honrado. Y pienso en cómo se hubiera sentido ese hombre, más de derechas que el mismo dios pero demócrata hasta la médula, si hubiera llegado a ver lo que estamos viviendo ahora.

Pienso en cuán perversa debe ser una persona para convertirse en un ladrón de la cosa pública, que es la de todos. También pienso en qué tipo de tara mental debe tener alguien para que le importe tres pares de narices hacer cosas que van a hacer que pase a la historia como un ladrón, un corrupto, puritita escoria.

Porque, aunque muchos lo hagan, aunque exista la posibilidad de que nadie se entere, aunque parezca que la honradez está sobrevalorada, una persona que se enriquece a costa del bienestar de los demás, que intriga para llevarse más pasta de la que ya le pagan por el trabajo que hace voluntariamente, que pervierte el servicio público al que se ha comprometido por enriquecimiento personal, es escoria.

Y merece que le caiga un rayo fulminante que haga que desaparezca del mapa y de la memoria.

La muerte entre terribles dolores es poco.

martes, 21 de octubre de 2014

De terapia

Tengo una pesadilla recurrente. Recurrente tipo casi todos los días tengo la sensación de que sueño con eso.

Intentando descifrar el significado de este sueño he leído un porrón de artículos de pseudociencia y de interpretación de los sueños en la Internet porque, sinceramente, me preocupa un poco. Me despierto muy angustiada, con una cosa en movimiento en mi estómago que no, no son gases ni ganas de hacer caca. Y las malas lenguas que me despiertan con un golpecito para ver si me callo si estoy bien dicen que a veces me revuelvo quejosa. Porque tengo la pesadilla, joder.

La cuestión es que todos los pseudoartículos coinciden en el significado. Tiendo a pensar que es porque se han copiado unos de otros claro, pero todos coinciden. Y no es agradable porque no es algo que me guste saber. Bueno, sí, quiero saberlo, pero no me gusta soñarlo. Y estoy preocupada porque creo que va a peor.

El caso es que, inmersa en un momento familiar y personal algo complicado, preocupada por la pesadilla recurrente que me da miedo tener, y con un nivel de decepción vital propio de esta la mediana edad, he decidido empezar de nuevo una terapia. Soy muy fan de ir a terapia y tengo grandes esperanzas puestas en este proceso, que tantas veces me ha ayudado a salir de la mierda.

Para los que no lo sepan, una terapia es un sitio donde va una a decir sus cosas y le obligan a reflexionar sobre esas cosas para encontrar el punto en el que se encontrará mejor. A mí me ha funcionado. Así que después de varias experiencias con gran éxito de público y crítica basadas en el autoconocimiento y esas mierdas pero en otros momentos de la vida, he puesto glandes esperanzas en este nuevo proceso.

He elegido cuidadosamente a una terapeuta que está especializada en otra cosa pero me da un buen rollo de morir, porque se echó unas risas grandes cuando le dije "Espero que en este ocasión sea una terapia mesudalapollista, que me da que es lo que necesito aprender ahora mismo porque, oye, para reflexionar sobre cosas ya tengo un blocks y tengo amigos".

Que no es que esté diciendo que escribir en un blocks sea equiparable a ir a terapia, PERO.

Espero que ella lo haya entendido así o estoy jodida.

jueves, 16 de octubre de 2014

Autofotos

Ha sido leer este artículo y venirme a la cabeza varias amigas y un amigo que tengo silenciadas en Facebook y que sé, porque ellos me lo han dicho, que su vida sexual está entre muerta y en coma terminal.

Curiosamente, este titular de mierda  ha reforzado un pensamiento que tenía sobre esto hace tiempo, nada científico y basado, simplemente, en la observación de mi entorno: para mí, este rollo de las autofotos compulsivas es una llamada de atención, un "mírame, estoy aquí, te muestro lo que más me gusta de mí, para que veas que soy follable". No sé dónde poner el límite entre "son muchas" o "son demasiadas"; no sé si hay un "demasiadas"; tampoco sé si lo tenía en la cabeza de manera inconsciente por la situación conocida de esas personas concretas o es que es así, que realmente significa eso, que están faltos de sexo y lo dicen, y lo piden, aunque no lo sepan.

No me parece mal, OJOCUIDAO, querer más y mejor sexo es estupendo, pero me da qué pensar porque no hay casi nada más triste que una retahíla de autofotos poniendo morritos, con una ristra de comentarios de Guaaaapaaaaaa, con un millón de Me gusta del marido y de otras amigas con otro millón de selfies.

martes, 14 de octubre de 2014

Dramas familares

Los peores dramas son los familiares, sobre todo si implican a personas a las que quieres. 

Y son los peores porque a veces hay que tomar una decisión que hiere a todo el mundo, pero que resulta ser la menos mala. Es dura, triste, difícil y, a menudo, irreversible, porque ya se sabe con los rencores y esas mierdas, pero es la menos mala.

Porque las otras, las alternativas a la menos mala, son rociar con napalm la casa, pegarle fuego con todos dentro, cambiarse de nombre, tintarse el pelo en un váter de carretera, ponerse una bandana roja y huir a Tombuctú. Y, al parecer, Tombuctú (o Timbuktu) está a tomar por culo y debe hacer un calor del cáguense en dos tiempos.



Joder, qué asco infinito da a veces lo de la familia y esas mierdas, con lo del drama total, ¿no?

miércoles, 8 de octubre de 2014

Espiando

Con el paso del tiempo, el gigatrón de razones que tenía para no querer ser descubierta por las personas de mi vida carnal se han quedado en dos, como los mandamientos:

  • Si se abriera el blog, o la cuenta de Tuiter, a mi entorno, siento que perdería un espacio para desahogarme, para contar cosas de las que no hablo de normal, por las razones que sea y blablabla. 
  • Me da vergüenza el nick.
La primera supongo que es fácilmente comprensible. No pasa nada, pero no me apetece, me gusta tener este pedacito de yo para mí, para nosotros.

La segunda quizás no lo es tanto. Pero es. Y las veces que alguien de mi via carnal ha descubierto el álter ego de Gordipé me he bloqueado y no he sabido qué hacer. Bueno, sí, me ha dado el catacróquer, lo he borrado todo, he hecho la clocreta, el moonwalker, el pino puente y lo que se me ha ocurrido hasta que me he tranquilizado, he apagado el móvil un ratito y he vuelto a lo mío.

En todas estas ocasiones, mi vida ha pasado ante mis ojos como un carrusel de Benny Hill, y me imaginaba desnuda ante el mundo, que se carcajeaba de mí, se sorprendía de mis cosas y me señalaba, acusador, todo a la vez, sin orden ni concierto. Como si fuera culpable de algo, como si tuviera que esconderme, como si estuviera haciendo algo malo.

Hace relativamente poco tiempo que me he dado cuenta de que no pasa nada. Gordipé soy yo y yo soy Gordipé. Sigo prefiriendo que no se escampe la cosa, y aún me avergüenzo no sé muy bien de qué, pero ya me he acostumbrado a que me llamen Gordipé y me gusta. Me da vergüenza que me lo diga según quién, pero me gusta. 

Y creo que aún me da vergüenza porque sigo sintiéndome desnuda y vulnerable, como si alguien que no tiene permiso me estuviera espiando por una rendija, porque igual Gordipé es más yo que yo misma. No sé, es raro. 

En todo esto pensaba cuando, por casualidad (o valiéndome de mis dotes de deducción, observación e hijaputez) he sido yo la que espiaba por una rendija, al descubrir a alguien. Alguien que supongo que querría permanecer en el economato, por cómo se comporta, por las cosas que dice, por cómo las dice, por su historia, que igual se sentiría avergonzada si se sintiera descubierta. O descubierta por mí, concletamente.

Tentada he estado de trollear un poco, sintiéndome superior y segura, confiando en mi muralla, mi escudo y mi armadura. Pero no lo he hecho. Y no porque no me apeteciera, ni porque piense que es injusto que haga que se sienta como yo no quiero volver a sentirme. No, no hay bondad en la contención. No lo he hecho porque si uno juega con fuego siempre acaba quemándose. Y yo ya tengo más quemaduras de tercer grado de las que puedo gestionar.

Aún así, aún habiendo resistido la tentación, me sigo sintiendo un poquito superior, como si pudiera mirar desde arriba y controlarlo todo, sólo porque sé quién es. Yo sé quién es y ella no. 

Joder, qué simpleza, ¿no?

lunes, 6 de octubre de 2014

El Bien. Y el Mal.

No soy especialmente lista, pero tengo la sensación de que los conceptos del bien y el mal son individuales, personales e intransferibles. Lo que a uno le parece bien, a otro le parece una aberración, y viceversa.

A menudo, más allá de la grandilocuencia parafilosófica del Bien y el Mal, la diferencia en la percepción tiene que ver con la costumbre y el impacto personal. Algo que se ha hecho siempre, que es una tradición, que reconozco como aceptable porque mi entorno lo acepta, aplaude y perpetúa, no puede estar mal. Y algo puede que esté menos mal si no me afecta en absoluto y que, a medida que se me va a acercando, va pareciéndose peligrosamente al mal... y así, ya me comprenden.

Con esta concepción de lo que está bien y lo que está mal, definida por lo que llamamos pomposamente "nuestra cultura" pero en realidad es "a lo que estamos acostumbrados", y delimitada por en qué medida me afecta directamente, tamizamos y procesamos lo que pasa en el mundo. Así nos va.

Y la cuestión es que esto, en sí mismo, no es ni bueno ni malo, es que no puede ser de otra manera, porque no podemos ser otras personas, somos nosotros. Cada uno es un yo, con su propio concepto del Bien y el Mal. Y, no nos engañemos, tratamos de imponerlos siempre que podemos, porque es lo bueno o lo malo, claro.

Lo raro es que no nos hayamos cargado ya la especie humana.

jueves, 2 de octubre de 2014

El nuevo gordismo (II)

Estos días rula por la Red este vídeo:



Empieza diciendo que un estudio dice que uno de los mayores temores de los hombres al quedar con chicas que conocen a través de Tinder es que esté gorda. Y luego hace un experimento sociológico que lo demuestra,

MIS COJONES TREINTA Y TRES.

Es probable que algunos de los hombres del vídeo se mosqueen porque la chica está gorda pero, no sé por qué, me da el tufo que se sienten mal porque han sido estafados. Chica, llámame exagerada, pero si esperas encontrarte con una diosa de las pasarelas porque las fotos son de diosa de las pasarelas y te encuentras con Liberad a Willy, pues jode. Claro que sí, a mí también me jodería. De hecho, me ha jodido cuando me ha pasado.

Si me hubieran enfocado la cara en alguna de las citas que he tenido no quiero ni pensar el vídeo... Normal, si me engañas, pues es normal que me mosquee. No tiene nada que ver que estés gordo. Es que me has engañado. Si pones una foto de hace diez años, de cuando hacías surf y parecías un vigilante de la playa y ahora pesas 110 kilos, estás calvo y no has visto la plata desde 2002, pues me jode. Yo he sido honesta y tú me has engañado. 

Porque da la casualidad de que cuando un tío te pregunta cómo eres y le dices que estás gorda, le enseñas una foto de hace unos días, y decide quedar contigo, la cosa fluye, para bien o para mal, pero no se revuelve en la silla sintiéndose un imbécil porque le has engañado. No es susceptible de salir en ningún vídeo y no le haces pasar un mal rato.

Pues parece que soy la única que piensa así porque leo los comentarios a estas gelipolleces y me entran ganas de invadir Polonia a golpe de Wagner.




miércoles, 1 de octubre de 2014

Catorce cosas

Hay muchas razones por las que deberías participar en las Catorce cosas, pero sólo vamos a contarte unas cuantas:
  • Faltan cuatro tres meses para que acabe 2014. 
  • Ya tenemos nombre para este año: Catorce cosas.
  • La edición de las cosas de 2013 fue muy divertida.
  • En las Trece cosas tuvimos la suerte de contar con 22 blogueros y blogueras, tuiteros y tuiteras y otras personas. 
  • Puedes participar con vídeos, post, imágenes, historias, montajes, tuits, discursos de Alberto Fabra... LO QUE QUIERAS.
  • Serás Promotor Especial Superguay Buenrollista de Honor Bombón Dos Sicilias. 
  • Sólo hay un requisito sine qua non: tienes que ser buenrollista*. No valen amarguras ni dolores. BUEN RO LLIS MO.
  • Es muy fácil: tú nos envías un correo con lo que quieres publicar en Catorce cosas y nosotros lo publicamos.
  • Ofrecemos servicio gratuito de corrección de textos. Nadie sabrá si eres lers.
  • Hacer cosas junto a otras personas, mola. Mira, si no, follJUGAR AL PARCHÍS.
  • Conocerás gente. Bueno, gente no, blogueros y blogueras y tuiteros y tuiteras, que es parecido.
  • Puedes dar rienda suelta a tu imaginación, no temas, seguro que hay alguien peor que tú. O con peor gusto.
  • Te querremos más. Si cabe.
  • Todavía faltan cuatro tres meses para que acabe 2014. Sí, aún. TIENES TIEMPO.



*Y saber qué significa sine qua non.

lunes, 29 de septiembre de 2014

El nuevo gordismo (I)

Como gorda con pedigrí y coolhunter aficionada, últimamente he detectado una tendencia en la Internec que me da un poco de miedo: la revalorización del gordismo.

Supongo que es fruto del rebote gorditista, de una mezcla entre el cansancio por la tiranía del modelo de talla 34, con el que muchas mujeres no se sienten identificadas, y que gracias a Internet y eso las gordas empezamos a estar más visibilizadas como gordas, quizás en respuesta a años y años de quejas por escondernos en el armario de tres puertas de la habitación de papás.

Me da miedo porque, igual que me parece un error la imposición de un modelo escualo, que puede causar tantos problemas de autoestima y salud en las niñas y mujeres que blablabla..., la buenificación del gordismo puede llevar a que se trivialice, a que se deje pensar que estar gorda no es tan terrible y no pasa nada llevar una talla 52, porque ahora hay ropa ideal en casi todas partes.

Creo que a veces se confunde lo de intentar sentirse bien, sea uno como sea, con defender lo indefendible: que estar gorda mola más que no estarlo. Con la excepción de quienes tienen problemas de delgadez, una no está más feliz desde que engorda varios kilos, normalmente. Cuando una se ve cada día más gorda, que de temporada a temporada no le cabe la ropa, que se cansa más, duerme peor y se le hinchan las piernas, no, una no suele sentirse mejor. ¿Puede una sentirse bien estando gorda? Supongo que sí, no trabajo ese tema pero hay quien dice que sí. ¿Es mejor estar más gorda? Salvo honrosas excepciones, no.



Me parece muy bien que se empiece a normalizar que hay personas de muchas tallas diferentes, y que quede claro que eso no tiene que ver con su desempeño profesional (habitualmente) pero, sinceramente, utilizar el argumento de que una es más feliz porque está más gorda me parece igual de peligroso que decir que una es más feliz porque está más delgada. 




NOTA: A mí Tania Llasera me parece una mujer cañón de todas las maneras.

jueves, 25 de septiembre de 2014

Círculo Podem@s de Gordipé

Tenemos tan poco interiorizado el concepto de democracia que muchos de los fanses de Podem@s han confundido la democracia participativa con el coño de la Bernarda.

Podem@s se ha convertido en una orgía de ideas, propuestas, magufadas y frikismo difícil de superar. Es como si hubiera atraído a todos aquellos que no han encontrado hasta ahora su espacio en el espectro político, porque su main topic no tiene que ver con los grandes temas de la política (economía, banca, empleo, educación, asuntos exteriores, mercados...) o porque se han dado cuenta de que su partido de toda la vida (que suele ser el PP o el PSOE, o el que haya ganado la última vez) les ha decepcionado porque ens roba.

¿Sabes ese amigo cuñao que siempre dice que es apolítico, que la política no le interesa, que todos los políticos son iguales y van a robar lo que puedan? Probablemente haya votado a Podem@s porque "al menos estos aún no se han corrompido, escuchan a la gente y dicen las verdades que nadie se atreve a decir".

Como buenos populistas y muy de la gente, los cuñados Podemist@s se han creído más de la cuenta que las redes sociales son el medio para alcanzar sus fines, o sea, destronar a la casta del poder para ocuparlo ellos, y allá que se han lanzao: a la Red, sin red. Todos. Cada uno de los individuos. Porque en Podem@s mandan los individuos, no el aparato.

Y aquí está el fallo, aquí es donde la están cagando, con todo el equipo: sin lo que ellos llaman "aparato", sin una organización, un plan estratégico, una estrategia de comunicación, unas líneas de trabajo, ¡UN CORPUS IDEOLÓGICO, COÑO!, no son más que un grupo de descerebrados, supercontentos por sentirse por fin arropados en su locura bajo unas siglas. 

Confunden participación con "como cada uno tiene el derecho de expresar su opinión y en Podem@s caben todas las opiniones, yo voy a expresar la mía, amparado por Podem@s, que da más empaque". Y crean cuentas de Tuiter, que es muy participativo, gratis y muy de la gente.

Como muestra, unos cuantos botones de cuentas de Tuiter de presuntos Podem@s:





No necesiten que nadie les ataque. Sin directrices, sin control, son su propia dinamita, su cerilla y su acelerante.

Sinceramente, a mí me recuerdan a:


Esto quedaría en una mera anécdota, en la excentricidad de unos cuantos nudistas veganos homeópatas si existiera, para contrarrestar, un @podemosinternacional, un @podemoseconomia, un @podemosinnovacion, un @podemosempleo, un @podemosenergia o un @podemosfiscal, Pero no. 

Habrá quién defienda las muchas bondades de Podemos, que las tiene. Cierto es que han sabido captar a muchas personas que no tenían espacio en los partidos tradicionales, que han movilizado a muchos ciudadanos apáticos desde hace tiempo, que promueven la participación y el compromiso, que es necesario un cambio en la política tradicional.

También lo es que como no se pongan las pilas y empiecen a sentar las bases de su programa y sus puntos de atención se van a quedar en mera anécdota que puedo haber sido y no fue.

Y, si no, al tiempo.






NOTA 1: Puedes encontrar un listado de círculos oficiales de Podemos aquí. Te recomiendo que pinches en alguno para ver lo que están diciendo en redes sociales y cuántos seguidores tiene cada uno de los temas.

NOTA 2. También puedes encontrar una reflexión más chula, seguramente, aquí. Yo estoy un poco tensa, ya.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

La chica de las tres tetas

Estos días se comenta en la Red lo de la chica que se ha puesto otra teta. O sea, que ahora tiene tres.

Al parecer, esta cordera, de 21 primaveras, ha decidido aumentar lo que viene siendo el perímetro en número, además de en volumen, y se ha quedado asín:

La explicación es una de las mayores gelipolleces que he leído últimamente (Mariló no cuenta):
"Me la he puesto porque quería hacerme poco atractiva para los hombres, porque no quiero volver a tener citas"
A mí se me ocurren cienes y cienes de cosas más económicas y menos dolorosas que se pueden hacer para no resultar atractiva a los hombres, pero voy a empezar por las obvias:
- No te laves. Nunca.
- No te cepilles el pelo. Jamás.
- Depílate a ronchas, no sabrán si eres de las que sí o de las que no, y darás miedo.
- No te maquilles. O, mejor, maquíllate a la palpa, sin espejo.
- Engorda 70 kilos y ponte la misma ropa que llevas en la foto. Ve así a todas partes, incluido el funeral de tu madre, la proclamación de la Fallera Mayor y el juicio por escándalo público.
- Engorda 10 kilos más.
- Déjate restos de comida en la comisura de los labios.
- Anda hacia atrás y tira cáscaras de pipas a tu paso.
- Hazte una experta en los tebeos de Don Miki y conviértelo en tu único tema de conversación. Con todo el mundo.
- Engorda 10 kilos más.
- Deja de pronunciar las vocales, excepto la I.
- Tira el móvil por el váter y no te conectes jamás a Internet.
- Vete a vivir a la montaña más alta de Kirijistán.
- Ponte una escafandra y tira la llave.
- Engorda 10 kilos más.
- Rechaza las invitaciones a salir hasta que te apetezca.


Bonus track:

- Oye, ¿a ti te gustan las chicas con muchas tetas?
- Mira, a mí es que más de dos me empalagan. 

Editado:

¡ES TROLA! ¡TODO ES TROLA!

¡LA MUY SONOFABITCH SE LO HA INVENTADO TODO!