martes, 3 de diciembre de 2013

El dinosaurio

Vuelta.

Y otra vuelta.

Y otra vuelta más.

- ¿Qué te pasa?

- Nada, duerme.

- Si no dejas de dar vueltas no puedo dormir. ¿Qué te pasa?

- Nada, no pasa nada. Duerme.

- Que no puedo, no me dejas con tanta vuelta.

- Hay demasiada luz.

- Baja la persiana.

- Nah, da igual, si no es por eso.


Vuelta.

Más vuelta.


- Son las cuatro y cinco. Tengo que dormir. ¿Qué c*ñ* te pasa?

- Es que respiras fuerte.

- Ya. Vete al sofá, no puedo hacer nada.

- ES QUE RONCAS COMO UN COCHINO JABALÍN, NENA, Y SE TE OYE DESDE LA CALLE. EL SOFÁ NO ESTÁ SUFICIENTEMENTE LEJOS. 

- Bueno... puedes irte si quieres (puchereando)...

- No, no te preocupes, ya dormiré cuando te vayas a trabajar. Smuaks.

- Cabrón...



Cuando volvió, a las cuatro de la tarde, el dinosaurio aún estaba respirando fuerte con la persiana subida.


5 comentarios: