Por las noches, cuando estás dormido, dibujo caracolas de mar sobre tu espalda con la luz que entra por la ventana. Sigo cuidadosamente los caminos de tu piel, los pliegues, las cicatrices... No me dejo ninguna, ni siquiera esa pequeñita que tienes casi en la nuca.
Voy despacito, para no salirme. Porque tú no lo sabes pero son caracolas mágicas que guardan conjuros protectores y deben ser perfectas.
Y lo son. Son tan perfectas que si me acerco mucho se me olvida tu respiración acompasada y puedo escuchar el mar. Y suena tan vívido, tan real, que cojo aire e inspiro intensamente, muy intensamente, para sumergirme bajo las sábanas y nadar entre tus piernas.
Desconocía esta faceta poética. Me gusta.
ResponderEliminarAnonada me hallo ante este texto tuyo. Mencanta, oyes.
ResponderEliminarQué bonito hija...
ResponderEliminarengarzas palabras como sentimientos que suerte tiene de ser tu lienzo
ResponderEliminarQué bonito y qué bien escribes, asquerosa!! Eso sí, a mí me despiertan a dibujitos en la espalda y la tenemos, pero bien tenida (y sin sexo ni exclamaciones)
ResponderEliminarSergio, Lola, y yo que pensaba que me ponía moñas tan a menuo...
ResponderEliminarBiónica, valpertuna, gracias, chatos.
Bichejo, yo también te quiero, perrángana.
De mayor quiero escribir como tú. Tus frases son las que me parecen caracolas mágicas.
ResponderEliminarLa canción me encanta.
Jo, los pelos de punta se me han puesto. Escalofríos y todo. Que rebonito.
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