En una familia de cocinillas mode pro on y profesionales de verdá de la buena, que mi mayor logro culinario sea no socarrar la leche todos los días en el microondas no está muy bien visto.
A mi madre, diosa de la cocina con gafas, siempre le ha encantado que mis hermanos cocinen como los mismos dioses desde que eran muy pequeños y sé que, desde el botón de su corazón, tiene una espinita clavada con mi falta de interés y mi inutilidad absoluta en asuntos culinarios.
No será para tanto, dirán. Bueno, sí lo es. Soy capaz de hacer incomible una ensalada. Asín es.
Además, no me gusta la cocina. Ni el continente ni el contenido. Nunca me ha gustado nada relacionado con la cocina, con cocinar y, mucho menos, con comer. Paradójico, quizás, pero cierto. Daría mi mano derecha si nunca más tuviera que comer, o si pudiera alimentarme como en las películas de ciencia ficción, con una cápsula o algo así, sin notar el sabor. Porque siempre he sabido que cualquier cosa que ingiriera era un paso más hacia el infierno de los kilos, la grasa, lo de ser gorda y todo eso, ya saben.
Ni siquiera me da envidia que otras personas sepan cocinar. Quiero decir... a ver si me explico bien... Por ejemplo, veo a otras personas que son muy creativas, o inteligentes, o intuitivas, o mañosas... y me da esa envidia de decir jo, cómo me gustaría ser así, cagonlamar, qué mal repartido está el mundo... Pero lo de ser hábil para cocina, pues no. Me la pela.
Ni siquiera me da envidia que otras personas sepan cocinar. Quiero decir... a ver si me explico bien... Por ejemplo, veo a otras personas que son muy creativas, o inteligentes, o intuitivas, o mañosas... y me da esa envidia de decir jo, cómo me gustaría ser así, cagonlamar, qué mal repartido está el mundo... Pero lo de ser hábil para cocina, pues no. Me la pela.
Así que nunca cocino. Si no tengo tuppers de mi madre o mis hermanos como cosas crudas o precocinadas. Nunca cocino. O, bueno ¿las torrijas son "cocinar"? Vale, pues nunca cocino excepto torrijas que me salen como si las hicieran los mismos dioses ayudados por los ángeles.
Hasta hoy.
Como tantas otras decisiones en la vida, no tengo ni idea de por qué. Esta mañana me he encontrado con un anuncio de una página de recetas y, casualmente, tenía todos los ingredientes, era algo que me gustaba y era muy fácil. Me he llevado el ordenador a la cocina, he seguido todos los pasos y esto es lo que ha salido:
Es un bizcocho de zanahorias.
Estoy tan orgullosa de mí misma que tengo todo el día ganas de llorar...
Me estoy tomando el café y me apetece un trozo con un ansia mortal... jaja :P
ResponderEliminar¡Enhorabuena! :D
Pues tiene una pinta estupenda, un éxito absoluto, toda una heroicidad para una neófita a los fogones.
ResponderEliminar¡Ñam!
Pues tiene una pinta... mmmmm qué hambre me está entrando, así, de repente ^^
ResponderEliminarLa explicación de tu aversión a la cocina y mismo tu relación conflictiva con la comida seguro que no puede resumirse en una o dos frases. De todos modos, si te paras un poco, verás que cocinar no es tan tremendo y que comer también es placentero ..
ResponderEliminarPor cierto si te sobró algun trozo del bizcocho, me vendría bien para mi té de las 6..
Oh, sí, ya sé que no puede resumirse en dos frases, pero el post iba de otra cosa: de que tuve un éxito total :)
EliminarNo me extraña que lleves todo el día con la lagrimilla en el filo del ojo. Es para estar muy orgullosa de tu primera creación. Me he sentido muy identificada con tu postura sobre la cocina. Si ha ti te ha ido bien, quién sabe, a lo mejor debería intentarlo...
ResponderEliminarHa sido un post muy inspiracional :)
¿me mandas un trozo por e-mail???????
ResponderEliminarBizcocho de zanahorias...sin zanahorias!O será problema de la foto,no?.
ResponderEliminarSí, es problema de la foto, soy una fotógrafa espantosa. Es más, sabe muchísimo a zanahoria porque puse alguna más de las que indicaba.
EliminarGracias, queridos. Lástima que no se pueda compartir.
ResponderEliminarCreo que algo ha cambiado, ten cuidado.
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