sábado, 13 de octubre de 2012

Dre lra procrastrinracrión

Entre mis muchas virtudes hay una que me gusta especialmente: soy capaz de procrastinar hasta límites insospechados sin remordimiento alguno de conciencia.

El respeto que tengo a esta mi virtud, poco entendida por algunos, es tal, que aquí estoy, el fin de semana del 12 de octubre, el de la j*d*d* Hispanidad, rindiendo homenaje a la patria haciendo el cambio de armario de primavera, aprovechando que ya es otoño. Es una forma tan buena como otra cualquiera de hacer solo un cambio de armario al año, cuando ya es imposible distinguir entre los restos de ropa del invierno anterior, la del aún verano y el frío que está por venir.

Luego saco el edredón, que pasa un mes enrollado a los pies de la cama porque hace un calor del cagarsen pero es que si no lo sacaría en navidad, por lo menos, y hay días que hace fresquito en diciembre.

Es un poco como con los hombres, cuando la pereza y la desidia hacen que aún no se haya dejado a alguien con botas pero ya se tiene a otro con chanclas, todo aderezado con la ilusión y buen rollo de haber conocido a otro alguien prometedor que puede (puede) convertirse en alguien importante con zapatos en el futuro. Y, si no, pues como esas camisetas que van rodando todo el año por el armario sin que te la pongas: llega un día que se te hinchan las narices, las metes todas en una bolsa y las dejas en el contenedor de la ropa.

Otro día hablaremos de cuando se mete todo en una bolsa y se pasa lo que ya no quieres a una amiga.


2 comentarios:

  1. Yo también procastino que da gusto, pero te envidio mortalmente, porque yo si que acabo teniendo remordimientos. De vez en cuando, pero salen.

    ¿Te digo como cambio yo de armario? A medida que voy usando ropa de invierno, la de Verano va pasando al lado inaccesible del armario. Así, en un mes y medio, aprox, está la ropa de invierno delante, y la de verano detrás, junto al vestido de las bodas ... también como hacemos en la vida a veces...arrinconando cosas.

    mua*

    ResponderEliminar
  2. O-D-I-O el cambio de armario. Lo odio infinito. Yo, de momento, lo sigo dejando pasar... Hasta que no pillo un resfriado no empiezo a sacar jereys y mantas. Soy así de gilip...procrastinadora.
    Ah, si te sobran tiempo y ganas, vente a mi casa y me haces tú el cambio, anda! ;D
    Besos!

    ResponderEliminar