Hace unos días, Aquiles apareció en mi casa con una caja. Una caja grande, muy grande, de cartón, cerrada y precintada. No quería dejarla en el coche, por la cosa de que vivo en una especie de Las Barranquillas y no se fía. Así que vino a casa con ella y la aparcó en una pared.
Al día siguiente, fue lo primero que vi al levantarme: esa caja de cartón desentonando en mi comedor. Creo que me quedé mirándola un momentito, porque cantaba mucho. La cambié de pared una vez. Ahí me molestaba. Volví a cambiarla de sitio. Y seguía sin gustarme. Pero ahí se quedó. En seguida se la lleva, pensé. Y dejé de mirarla para no ponerme de mal humor.
Mientras desayunábamos yo la miraba de reojo. Y, de repente, me dijo: No voy a llevarme la caja, tengo que hacer varias cosas y no quiero dejarla en el coche, ya vendré a recogerla. No te importa ¿no? Le miré, miré la caja, le miré a él, sonreí, con una sonrisa de esas que se te ilumina la cara de mentira, le di un beso con sabor a melón y dije, como despreocupada ¡Claro que no! Tu caja puede quedarse todo el tiempo que quieras.
Así que él se fue y su caja se quedó. Apoyada en la pared. Ahí.
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1. Prohibido andar. 2. Ponte erecto. 3. Trata la caja como si fuera dios. 4. Coge paraguas, que igual llueve. 5. Hay cosas rotas dentro, ten cuidao no te vayas a cortar cuando la abras, cotilla. |
Ayer me desperté de la siesta y fue lo primero que vi. Supongo que la película que había puesta mientras dormía se me incrustó sutilmente en el córtex porque empecé a pensar en si cabrían los restos descuartizados de un cadáver y cómo los ubicaría. Me descubrí pensando en que debía ser un cadáver no demasiado grande, al que hubieran aplastado la cabeza, porque haría bulto. Y que tendría que desangrarlo antes, porque es de cartón, a ver si iba a gotear. Uf, qué trabajón... Ser asesino es un trabajón que flipas, hay que tener un montón de cosas en la cabeza para que no te pillen porque, claro, no tengo bañera, ¿cómo c*ñ* iba a desangr... En estas estaba cuando una llamada de teléfono desvió mis pensamientos a otras cosas menos mundanas.
Más tarde, mientras la cambiaba de nuevo de sitio, pensé en que tenía la medida perfecta para guardar juegos de sábanas, manteles y esas cosas para hacer una mudanza. O para guardar libros y apuntes. O para guardar los cuadros y fotos. O para guardar... ¡no, espera! ¡YA LO TENGO! Es la caja perfecta para guardar las lámparas, que luego no sé nunca dónde meterlas en las mudanzas. Estuve dando vueltas un rato por la habitación, identificando mentalmente las cosas que podría meter en esa caja que ahora me parecía tan útil. Que no se me olvide decirle que no la tire, una nunca sabe cuando va a tener que mudarse. Pero dejé de pensar en ella cuando me golpeé con la puerta del armario y tuve que repintarme una uña del pie y luego otra cosa atrajo mi atención.
Y aquí sigue. Apoyada contra una pared.
Es curioso la de cosas que se me ha ocurrido meter en esa caja, la de personas que he matado y metido dentro, cómo ha estimulado mi imaginación esa simple caja de cartón, cerrada y precintada. Si pudiera usarla...
Y eso que sé exactamente lo que hay dentro. No quiero ni pensar en lo que se me podría ocurrir si no lo supiera.
Qué grande eres!
ResponderEliminarEs que me lees con cariño :)
EliminarJajaja, pues si que da de si una simple caja =)
ResponderEliminarUf, y más, no creas.
Eliminarjejeje!! ¡¡¡me gustan los significados de los iconos!!!
ResponderEliminarQué bueno!!
¡Gracias!
EliminarPantalla Led, un montón de euros. Película de Suspenso demasiados euros. Que ella eche a volar su imaginación con una simple caja ¡No tiene precio! jejeje.
ResponderEliminarA veces la imaginación va así... cuando ve algo anormal, ella sola se pone a funcionar, y si mata, mata...
ResponderEliminarMuy bueno este post!!
Saludos!!
yapagalaluz.blogspot.com
Y qué hay?
ResponderEliminarVale, sí, has cambiado. Pero a mejor. A mucho mejor.
ResponderEliminarY sí, quiero saber qué hay.
Besos