No entiendo a las personas que, por defecto, piensan que por el simple hecho de desear algo y hacer lo que creen que se tiene que hacer para conseguirlo, su deseo va a hacerse realidad. Que no es que construyan castillos en el aire, no, es que te los quieren vender en multipropiedad.
Son esas personas que te cuentan un proyecto en presente, que cuando ni siquiera han empezado ya están pensando en lo que van a hacer cuando lo consigan. Cuando lo consigan. Mi natural pesimismo y carácter de pitufo gruñón se empeña en ver siempre las dificultades, los peros, los contras y, a poco que me esfuerce, los veo todos con absoluta claridad. Y los manifiesto. Y los defiendo con vehemencia porque, oyes, no puede ser que ese tan optimista vea solamente lo bueno, con la de cosas malas que pueden pasar en el futuro. Tiene que ver también lo malo, joder, QUE TAMBIÉN EXISTE.
Lo realmente chungo es cuando estos optimistas propios del cuento de la lechera son personas a las que una quiere. Una escucha atentamente ese proyecto tan importante que no sólo va a sacar a su amiga de la miseria, qué va, es que le va a solucionar sus problemas de pareja, con su familia, con la asociación de vecinos y hasta su úlcera. Y una ve cómo esa persona pone toda su esperanza y su ilusión en una quimera, en un barco sin rumbo que, inevitablemente va a naufragar.
Y una se entristece muchísimo. Saca su artillería pesada e intenta hacer ver a la otra persona todas las dificultades a las que va a tener que enfrentarse, intenta convencerla de que no ponga toda su esperanza en ese proyecto que aún es fantasma y que puede desvanecerse y destrozarle completamente.
Pero los lecheros son inasequibles al desaliento y siguen confiando en eso tan manido de que "quien quiere, puede". Sí, hombre, no te jode, y yo quiero llevar polvo de hada en los bolsillos y follar en el aire...
Y cuando todo eso que creen que va a hacerse realidad no se hace, y no se hace, y no se hace... han puesto tanto esfuerzo y tanta esperanza que se mueren y a una le toca recoger los pedacitos y ayudarles a pegarlos uno a uno. Y una sufre, qué quieren que les diga, aunque ya lo veía venir y lo dejó bien clarito, aunque no sea una sorpresa... una sufre, que no es de piedra.
Y además no es tonta del todo, así que empieza a prepararse para el próximo cuento de la lechera que volverá a escuchar, más pronto que tarde.
Mucho dolor, mucho trabajo y muchas lágrimas nos hace perder esto de construir castillos, ya se lo digo.
Ni tanto ni tan poco, te lo dice una lechera profesional.
ResponderEliminarUna cosa es ser optimista y otra, ser tonto. O lo que es peor, ser ciego. En cualquier caso tampoco es cuestión de hundir en la miseria a nadie antes de empezar, alentar y convencer de que en la equidá está la virtud, siempre es un acierto.
E intentarlo, aunque no salga, también.
Ains.
Besitos positivos :P
Qué grande eres tía! pero parece ser que la lucidez es un bien escaso, no te cebes, o te quedarás sola...
ResponderEliminarUfff. ¡Y qué mal se pasa!
ResponderEliminarCuando avisas de lo que se les viene encima te llaman "ave de mal agüero", y una acaba meneando la cabeza e intentando no dar mucho por saco ya que la toman por aguafiestas.
Y cuando sucede lo inevitable, te quedas con las ganas de dar la charla, pero tampoco vas a hacer leña del árbol caído para que te acaben llamando "doñayatelodije".
En fin jamía. Post redondo. Una jodienda lo mires por donde lo mires.